Ártículos Más Recientes

11:36 a.m.
Así habla el Señor: Así como la lluvia y la nieve descienden del cielo y no vuelven a él sin haber empapado la tierra, sin haberla fecundado y hecho germinar, para que dé la semilla al sembrador y el pan al que come, así sucede con la palabra que sale de mi boca: ella no vuelve a mí estéril, sino que realiza todo lo que yo quiero y cumple la misión que yo le encomendé.

11:36 a.m.
Glorifiquen conmigo al Señor, alabemos su Nombre todos juntos. Busqué al Señor: El me respondió y me libró de todos mis temores. Miren hacia El y quedarán resplandecientes, y sus rostros no se avergonzarán. Este pobre hombre invocó al Señor: El lo escuchó y lo salvó de sus angustias. Los ojos del Señor miran al justo y sus oídos escuchan su clamor; pero el Señor rechaza a los que hacen el mal para borrar su recuerdo de la tierra. Cuando ellos claman, el Señor los escucha y los libra de todas sus angustias. El Señor está cerca del que sufre y salva a los que están abatidos.

11:36 a.m.
Jesús dijo a sus discípulos: Cuando oren, no hablen mucho, como hacen los paganos: ellos creen que por mucho hablar serán escuchados. No hagan como ellos, porque el Padre que está en el cielo sabe bien qué es lo que les hace falta, antes de que se lo pidan. Ustedes oren de esta manera: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino, que se haga tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos han ofendido. No nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del mal. Si perdonan sus faltas a los demás, el Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes. Pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes.

11:36 a.m.
Si alguien pudiera mirarlo de cerca, quedaría asustado al ver de qué manera el hombre busca, en toda cosa, su bien personal aun en detrimento de otros hombres, en las palabras, las obras, los dones, los servicios. Tiene siempre la vista puesta en su bien personal: gozo, utilidad, gloria, servicios a recibir, siempre ventajas para sí mismo. He aquí lo que buscamos y queremos conseguir de las criaturas, e incluso en el servicio de Dios. El hombre no ve más que las cosas terrestres, de la misma manera que la mujer encorvada de la que nos habla el evangelio, estaba totalmente inclinada hacia el suelo y no podía mirar hacia lo alto (Lc 13,11). Nuestro Señor dice que “no se puede servir a dos señores, a Dios y a las riquezas”, y continúa “buscad primero”, es decir ante todo y por encima de todo, “el Reino de Dios y su justicia” (Mt 6,24.33). Vigilad, pues, vuestras profundidades, y no busquéis más que el Reino de Dios y su justicia –es decir no busquéis más que a Dios, que es el verdadero reino. Es este el reino que deseamos y pedimos todos los días en el Padrenuestro. El Padrenuestro es una oración muy subida y poderosa; no sabéis lo que pedís (Mc 10,38). Dios está en su propio reino, el reino de todas las criaturas dotadas de razón, y es el fin de sus movimientos e inspiraciones. El reino que pedimos es Dios, él mismo en toda su riqueza... Cuando el hombre se mantiene en estas disposiciones, no buscando, no queriendo, no deseando nada más que a Dios, él mismo llega a ser el Reino de Dios y Dios reina en él. En su corazón reina magníficamente el rey eterno que le manda y gobierna; la sede de este reino está en lo más íntimo del fondo de su alma.

11:51 p.m.
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                  “Verbum Spei”     
           “Palabra de Esperanza” 
        
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1° Lunes Cuaresma
El Evangelio de hoy 
Mateo 25, 31-46

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Cuando venga el Hijo del hombre, rodeado de su gloria, acompañado de todos sus ángeles, se sentará en su trono de gloria. Entonces serán congregadas ante él todas las naciones, y él apartará a los unos de los otros, como aparta el pastor a las ovejas de los cabritos, y pondrá a las ovejas a su derecha y a los cabritos a su izquierda.
Entonces dirá el rey a los de su derecha: ‘Vengan, benditos de mi Padre; tomen posesión del Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo; porque estuve hambriento y me dieron de comer, sediento y me dieron de beber, era forastero y me hospedaron, estuve desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, encarcelado y fueron a verme‘. Los justos le contestarán entonces: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o encarcelado y te fuimos a ver?‘ Y el Rey les dirá: ‘Yo les aseguro que, cuando lo hicieron con el más insignificante de mis hermanos, conmigo lo hicieron‘.
Entonces dirá también a los de su izquierda: ‘Apártense de mí, malditos; vayan al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles; porque estuve hambriento y no me dieron de comer, sediento y no me dieron de beber, era forastero y no me hospedaron, estuve desnudo y no me vistieron, enfermo y encarcelado y no me visitaron‘.
Entonces ellos le responderán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de forastero o desnudo, enfermo o encarcelado y no te asistimos?‘ Y él les replicará: ‘Yo les aseguro que, cuando no lo hicieron con uno de aquellos más insignificantes, tampoco lo hicieron conmigo‘. Entonces irán éstos al castigo eterno y los justos a la vida eterna”.

Reflexión:
La liturgia nos propone este texto, donde nos enseña que la vida cristiana está cimentada en la caridad, y nos invita a que trabajemos en esta área tan importante de nuestra vida, ya que nuestro juicio finalmente será en base a la caridad. 
Y esto no significa que las prácticas religiosas o nuestro conocimiento bíblico o teológico no sean importantes; por supuesto que lo son, pues deben ser un medio para que crezca en nosotros la fe y, con ello, la caridad. Empecemos por cosas simples, por ejemplo, visitar a los miembros de nuestra propia familia. 
¿Hace cuánto que no visitas a tus abuelos o tíos que están enfermos o necesitados? ¿Qué calidad de visita es la que practicas con ellos: la clásica visita de doctor? Si no somos capaces de vivir lo más sencillo, atendiendo a nuestra propia familia, qué difícil será que lo hagamos por los demás. No olvidemos que en esto se está decidiendo nuestra felicidad. 
(Evangelización Activa).

Oración:
Señor Jesús, reconozco que tú eres Santo y que no hay nadie como Tú; por eso te pido: ¡Hazme santo, Señor! Dame tu gracia para que todas mis emociones, pensamientos y acciones estén llenos de la pureza con la que me creaste y para la cual me buscas y me guías. Dios mío, me abro a tu acción y me comprometo a cuidar mi persona de todo aquello que no te honra como Señor de Señores. Amén.

Acción:
En este día pondré mayor vigilancia a mis pensamientos, emociones y acciones para detectar y erradicar aquellas que no expresan el Señorío de Jesús en mi vida. 
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            “Nuntium Verbi Dei  
“Mensaje de la palabra de Dios”
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Hermanos Franciscanos

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