01/25/17

11:39 p.m.

Por: H. Hiram Galán LC | Fuente: www.missionkits.org

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Jesús, sólo Tú conoces mi corazón. Tú conoces bien las heridas de mi alma, y sólo Tú las puedes sanar. Ayúdame a no buscar la cura en aquello que me hiere y vacía más.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Marcos 4, 21-25

En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: “¿Acaso se enciende una vela para meterla debajo de una olla o debajo de la cama? ¿No es para ponerla en el candelero? Porque si algo está escondido, es para que se descubra; y si algo se ha ocultado, es para que salga a la luz. El que tenga oídos para oír, que oiga”.

Siguió hablándoles y les dijo: “Pongan atención a lo que están oyendo. La misma medida que utilicen para tratar a los demás, esa misma se usará para tratarlos a ustedes, y con creces. Al que tiene, se le dará; pero al que tiene poco, aun eso poco se le quitará”.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.

Las relaciones personales, son parte esencial de la vida del ser humano. Por ello, en gran medida, el éxito o el fracaso en las mismas, influye de manera directa en nuestra felicidad. La pregunta es, ¿por qué no tengo buenas relaciones personales? Creo que la respuesta está en que debo aprender a dialogar en lugar de tratar de huir del conflicto.

Pero el diálogo se da a través de la escucha y compresión sincera. No se puede pretender que exista el diálogo sin diferencias o discusiones.

Jesús, mi corazón experimenta continuamente el desprecio y las faltas de atención de las personas, sobre todo de aquellas que más quiero. Pero siempre me considero la víctima, ¿no será que recibo el trato que merezco? ¿No estaré recibiendo lo mismo que yo doy?

Jesús, qué exigente soy con los demás, y qué poco me exijo a mí mismo. Enséñame a tener un corazón misericordioso como el tuyo. Que desde la experiencia de mi propia miseria sepa amar y comprender las debilidades de los demás.

«El hecho comienza con una palabra clara de Jesús: No juzguéis, para que no seáis juzgados. Por lo tanto, si no quieres ser juzgado no juzgues a los demás, claro. Y el Señor va un paso por delante, indicando precisamente el criterio de la medida: porque con el juicio con el que juzguéis seréis juzgados, y con la medida con la que midáis se os medirá. Todos queremos, el día del juicio, que el Señor nos mire con benevolencia, que el Señor se olvide de tantas cosas feas que hemos hecho en la vida, y esto es justo, porque somos hijos, y esto es lo que un hijo se espera del padre, siempre. Pero si tú juzgas continuamente a los demás, con la misma medida serás juzgado: esto está claro.»
(Homilía de S.S. Francisco, 24 de junio de 2016, en santa Marta).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Concédeme, Señor, que este día no sospeche o juzgue según las apariencias, sino que busque lo que hay de bello en el alma de mi prójimo.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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11:02 a.m.
Pablo, Apóstol de Jesucristo, por la voluntad de Dios, para anunciar la promesa de Vida que está en Cristo Jesús, saluda a Timoteo, su hijo muy querido. Te deseo la gracia, la misericordia y la paz que proceden de Dios Padre y de nuestro Señor Jesucristo. Doy gracias a Dios, a quien sirvo con una conciencia pura al igual que mis antepasados, recordándote constantemente, de día y de noche, en mis oraciones. Al acordarme de tus lágrimas, siento un gran deseo de verte, para que mi felicidad sea completa. Porque tengo presente la sinceridad de tu fe, esa fe que tuvieron tu abuela Loide y tu madre Eunice, y estoy convencido de que tú también tienes. Por eso te recomiendo que reavives el don de Dios que has recibido por la imposición de mis manos. Porque el Espíritu que Dios nos ha dado no es un espíritu de temor, sino de fortaleza, de amor y de sobriedad. No te avergüences del testimonio de nuestro Señor, ni tampoco de mí, que soy su prisionero. Al contrario, comparte conmigo los sufrimientos que es necesario padecer por el Evangelio, animado con la fortaleza de Dios.

11:02 a.m.
Canten al Señor un canto nuevo, cante al Señor toda la tierra; canten al Señor, bendigan su Nombre, día tras día, proclamen su victoria. canten al Señor, bendigan su Nombre, día tras día, proclamen su victoria. canten al Señor, bendigan su Nombre. Día tras día, proclamen su victoria. Anuncien su gloria entre las naciones, y sus maravillas entre los pueblos. Aclamen al Señor, familias de los pueblos, aclamen la gloria y el poder del Señor; aclamen la gloria del nombre del Señor. Entren en sus atrios trayendo una ofrenda. Digan entre las naciones: “¡El Señor reina! el mundo está firme y no vacilará. El Señor juzgará a los pueblos con rectitud”.

11:02 a.m.
El Señor designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos para que lo precedieran en todas las ciudades y sitios adonde él debía ir. Y les dijo: "La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha. ¡Vayan! Yo los envío como a ovejas en medio de lobos. No lleven dinero, ni alforja, ni calzado, y no se detengan a saludar a nadie por el camino. Al entrar en una casa, digan primero: '¡Que descienda la paz sobre esta casa!'. Y si hay allí alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de lo contrario, volverá a ustedes. Permanezcan en esa misma casa, comiendo y bebiendo de lo que haya, porque el que trabaja merece su salario. No vayan de casa en casa. En las ciudades donde entren y sean recibidos, coman lo que les sirvan; curen a sus enfermos y digan a la gente: 'El Reino de Dios está cerca de ustedes'."

11:02 a.m.
La comunidad, nacida del anuncio evangélico, reconoce que es convocada por la palabra de aquellos quienes fueron los primeros en vivir la experiencia del Señor y fueron enviados por él. Sabe que se puede apoyar sobre la conducta de los Doce, así como de los que, poco a poco, se asocian a ellos y son sus sucesores en el ministerio de la Palabra y el servicio de la comunión. En consecuencia, pues, la comunidad se siente comprometida a transmitir a los demás la «gozosa nueva» de la presencia actual del Señor y de su misterio pascual, que se opera en el Espíritu. Esto se evidencia claramente en las carta paulinas: «Os he transmitido lo que yo mismo he recibido» (1C 15,3). Y esto es importante. San Pablo sabe que al principio fue llamado por Cristo, y por tanto es un verdadero apóstol y, sin embargo, lo que cuenta fundamentalmente, también para él, es la fidelidad a lo que ha recibido. No quería él «inventar» un nuevo cristianismo, que podríamos llamar «paulino». Sino que él mismo insiste: «Os he transmitido lo que yo mismo he recibido». Transmitió el don inicial que viene del Señor y que es la verdad que salva. Más adelante, hacia el final de su vida, escribe a Timoteo: «Eres el depositario de esta buena nueva. Guarda este tesoro en toda su pureza con la ayuda del Espíritu Santo que habita en nosotros» (2Tm 1,14). Es lo mismo que, nos muestra con eficacia este antiguo testimonio de la fe cristiana, escrito por Tertuliano hacia el año 200: (Los apóstoles) afirmaron la fe en Jesucristo y establecieron Iglesias por toda la Judea y muy pronto, esparcidos por el mundo anunciaron la misma doctrina y una misma fe a todas las naciones, y en ellas fundaron la Iglesia casi en todas las ciudades. A partir de éstas, las demás Iglesias intercambiaban, comunicaban y propagaban su fe y las semillas de la doctrina, y para ser verdaderas Iglesias prosiguen este intercambio y comunicación. Es de esta manera que también ellas reciben el nombre de apostólicas en tanto que descendientes de la Iglesias de los apóstoles».

7:46 a.m.
Bloch-Sermon_On_The_Mount

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               *”Verbum Spei”*

        _”Palabra de Esperanza”_

       

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*3° Miércoles Tiempo Ordinario*

*El Evangelio de hoy*

*Marcos 16, 15-18*
En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: “Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda creatura. El que crea y se bautice, se salvará; el que se resista a creer, será condenado. Estos son los milagros que acompañarán a los que hayan creído: arrojarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos, y si beben un veneno mortal, no les hará daño; impondrán las manos a los enfermos y éstos quedarán sanos”.

*Reflexión:*

La fiesta de la “Conversión de San Pablo”, nos recuerda el gran mandamiento de Jesús de evangelizar, pero al mismo tiempo, el hecho de que no se puede dar lo que no se tiene. Si hoy en el mundo se vive un paganismo práctico, que lleva a la violencia, al robo, al atropello de los valores humanos, a la corrupción, es porque falta en muchos de los cristianos una conversión profunda.

Sin embargo, usando las palabras del apóstol, nos ponemos a pensar: pero, ¿cómo creerán, si no hay quien les anuncie? Y cuando se les anuncia, ¿cómo creerán si la vida de los que predican no es conforme a lo que predican? Un solo hombre comprometido y tocado profundamente por el amor de Dios, recorrió todo el mundo conocido, hablando de Aquél que había cambiado su vida.

Fue así como el mundo pagano se convirtió a la luz y al amor de Cristo. Déjate tocar por el amor de Dios, y responde con generosidad, siendo portador de ese amor en tu casa, tu empresa, o tu escuela. Recuerda que Dios te necesita. 

(Evangelización Activa).

*Oración:* 

Señor Jesús, que invitas a todo hombre y mujer a seguirte para poder gozar de tu presencia y amor eternamente, haz que veamos con claridad que esa invitación es también un llamado a llevar una vida semejante a la tuya en el servicio a los demás y en la fidelidad a Dios para que así, podamos merecer esa vida que has ganado para nosotros en tu cruz. 
*Acción:* 

Trabajaré de tal modo, que sea consciente que cada acción que realizo me acerca a la vida eterna que Jesús me da. 

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         *”Nuntium Verbi Dei”*   

_”Mensaje de la palabra de Dios”_

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Hermanos Franciscanos

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