06/03/16

11:42 p.m.

Del santo Evangelio según san Lucas 2, 41-51
María y José iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua. Cuando tuvo doce años, subieron ellos como de costumbre a la fiesta y, al volverse, pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo su padres. Pero creyendo que estaría en la caravana, hicieron un día de camino, y le buscaban entre los parientes y conocidos; pero al no encontrarle, se volvieron a Jerusalén en su busca. Y sucedió que, al cabo de tres días, le encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y preguntándoles; todos los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas. Cuando le vieron, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo: Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando. Él les dijo: Y ¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre? Pero ellos no comprendieron la respuesta que les dio. Bajó con ellos y vino a Nazaret, y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón.

Oración introductoria
Señor, quiero ocuparme en tus cosas, quiero que seas Tú el centro de mi vida y, cumplir tu voluntad, el incentivo de todas mis acciones. ¡Ven Espíritu Santo! Ilumina mi mente y mi corazón en esta oración.

Petición
Espíritu Santo, dame la fortaleza para cumplir la voluntad de Dios.

Meditación del Papa Francisco

Jesús permaneció en esa periferia durante treinta años. El evangelista Lucas resume este período así: Jesús “estaba sujeto a ellos [es decir a María y a José]”. Y uno podría decir: ‘Pero este Dios que viene a salvarnos, ¿perdió treinta años allí, en esa periferia de mala fama?’. ¡Perdió treinta años! Él quiso esto. El camino de Jesús estaba en esa familia. “Su madre conservaba todo esto en su corazón. Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres”. No se habla de milagros o curaciones, de predicaciones —no hizo nada de ello en ese período—, de multitudes que acudían a Él. En Nazaret todo parece suceder ‘normalmente’, según las costumbres de una piadosa y trabajadora familia israelita: se trabajaba, la mamá cocinaba, hacía todas las cosas de la casa, planchaba las camisas... todas las cosas de mamá. El papá, carpintero, trabajaba, enseñaba al hijo a trabajar. Treinta años. “¡Pero qué desperdicio, padre!”. Los caminos de Dios son misteriosos. Lo que allí era importante era la familia. Y eso no era un desperdicio. Eran grandes santos: María, la mujer más santa, inmaculada, y José, el hombre más justo... La familia. (S.S. Francisco, Audiencia General del 17 de diciembre de 2014).

Reflexión
Quién mejor que una madre como María sabe lo que significa perder al Hijo de Dios, y a su propio hijo. Si en eso momentos Dios Padre le hubiese pedido cuentas a María de la educación de su hijo ¿qué hubiese respondido María? ¿Se me perdió y no lo encuentro o está cumpliendo tu voluntad? Por lo angustiada que estaba parecería que respondería se me perdió. Con esto no hay otra prueba más convincente de que María amaba a Jesús como tantas otras madres posiblemente amaban sus hijos. Era su hijo y como tal lo amaba y lo cuidaba. Sin embargo, el mismo amor de madre le llevó a callarse ante la respuesta de Jesús: tenía que ocuparme de las cosas de mi padre. ¿Que Jesús no sabía que María estaba dando su vida por Él? ¿No sabía que sin la ayuda de una madre no hubiese podido sobrevivir? ¿Y que si no moría de hambre moriría asesinado por los hombres de Herodes? Posiblemente lo sabía pero también tenía bien claro la misión que debía cumplir, y debía comenzar cuanta antes.

Pero detengamos por más tiempo nuestra mirada en María. Una madre que ha cuidado durante 12 años a su hijo y ahora su hijo le sale con esta respuesta tan desconcertante. Son los riesgos de una madre. A más amor por el hogar más sacrificios que debe afrontar.

Ojalá que en nuestra vida también se cumplan estas palabras que dijo Juan Pablo II de ella: toda su vida fue una peregrinación de fe. Porque caminó entre sombras y esperó en lo invisible, y conoció las mismas contradicciones de nuestra vida terrena.

Propósito
Que como María también nuestra vida sea un peregrinar en la fe cuando no entendamos los por qué de la vida y ofrecer un misterio del rosario por un miembro de mi familia que esté alejado de la Iglesia.

Diálogo con Cristo
Señor Jesús, la angustia que pasó la santísima Virgen al no encontrarte es la peor pesadilla de cualquier padre de familia. Qué difícil debe haber sido para ella el no entender tu aparente indiferencia a su sufrimiento. Permíteme crecer en tu gracia para que, al igual que María, sepa aceptar la angustia o el dolor, sin dejar mi oración, confiando siempre en tu Divina Providencia.

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La devoción al Inmaculado Corazón de María

Consulta también al P. Jesus Martí Ballester en su artículo El Inmaculado Corazón de María

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11:42 p.m.

Del santo Evangelio según san Lucas 2, 41-51
María y José iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua. Cuando tuvo doce años, subieron ellos como de costumbre a la fiesta y, al volverse, pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo su padres. Pero creyendo que estaría en la caravana, hicieron un día de camino, y le buscaban entre los parientes y conocidos; pero al no encontrarle, se volvieron a Jerusalén en su busca. Y sucedió que, al cabo de tres días, le encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y preguntándoles; todos los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas. Cuando le vieron, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo: Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando. Él les dijo: Y ¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre? Pero ellos no comprendieron la respuesta que les dio. Bajó con ellos y vino a Nazaret, y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón.

Oración introductoria
Señor, quiero ocuparme en tus cosas, quiero que seas Tú el centro de mi vida y, cumplir tu voluntad, el incentivo de todas mis acciones. ¡Ven Espíritu Santo! Ilumina mi mente y mi corazón en esta oración.

Petición
Espíritu Santo, dame la fortaleza para cumplir la voluntad de Dios.

Meditación del Papa Francisco

Jesús permaneció en esa periferia durante treinta años. El evangelista Lucas resume este período así: Jesús “estaba sujeto a ellos [es decir a María y a José]”. Y uno podría decir: ‘Pero este Dios que viene a salvarnos, ¿perdió treinta años allí, en esa periferia de mala fama?’. ¡Perdió treinta años! Él quiso esto. El camino de Jesús estaba en esa familia. “Su madre conservaba todo esto en su corazón. Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres”. No se habla de milagros o curaciones, de predicaciones —no hizo nada de ello en ese período—, de multitudes que acudían a Él. En Nazaret todo parece suceder ‘normalmente’, según las costumbres de una piadosa y trabajadora familia israelita: se trabajaba, la mamá cocinaba, hacía todas las cosas de la casa, planchaba las camisas... todas las cosas de mamá. El papá, carpintero, trabajaba, enseñaba al hijo a trabajar. Treinta años. “¡Pero qué desperdicio, padre!”. Los caminos de Dios son misteriosos. Lo que allí era importante era la familia. Y eso no era un desperdicio. Eran grandes santos: María, la mujer más santa, inmaculada, y José, el hombre más justo... La familia. (S.S. Francisco, Audiencia General del 17 de diciembre de 2014).

Reflexión
Quién mejor que una madre como María sabe lo que significa perder al Hijo de Dios, y a su propio hijo. Si en eso momentos Dios Padre le hubiese pedido cuentas a María de la educación de su hijo ¿qué hubiese respondido María? ¿Se me perdió y no lo encuentro o está cumpliendo tu voluntad? Por lo angustiada que estaba parecería que respondería se me perdió. Con esto no hay otra prueba más convincente de que María amaba a Jesús como tantas otras madres posiblemente amaban sus hijos. Era su hijo y como tal lo amaba y lo cuidaba. Sin embargo, el mismo amor de madre le llevó a callarse ante la respuesta de Jesús: tenía que ocuparme de las cosas de mi padre. ¿Que Jesús no sabía que María estaba dando su vida por Él? ¿No sabía que sin la ayuda de una madre no hubiese podido sobrevivir? ¿Y que si no moría de hambre moriría asesinado por los hombres de Herodes? Posiblemente lo sabía pero también tenía bien claro la misión que debía cumplir, y debía comenzar cuanta antes.

Pero detengamos por más tiempo nuestra mirada en María. Una madre que ha cuidado durante 12 años a su hijo y ahora su hijo le sale con esta respuesta tan desconcertante. Son los riesgos de una madre. A más amor por el hogar más sacrificios que debe afrontar.

Ojalá que en nuestra vida también se cumplan estas palabras que dijo Juan Pablo II de ella: toda su vida fue una peregrinación de fe. Porque caminó entre sombras y esperó en lo invisible, y conoció las mismas contradicciones de nuestra vida terrena.

Propósito
Que como María también nuestra vida sea un peregrinar en la fe cuando no entendamos los por qué de la vida y ofrecer un misterio del rosario por un miembro de mi familia que esté alejado de la Iglesia.

Diálogo con Cristo
Señor Jesús, la angustia que pasó la santísima Virgen al no encontrarte es la peor pesadilla de cualquier padre de familia. Qué difícil debe haber sido para ella el no entender tu aparente indiferencia a su sufrimiento. Permíteme crecer en tu gracia para que, al igual que María, sepa aceptar la angustia o el dolor, sin dejar mi oración, confiando siempre en tu Divina Providencia.

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La devoción al Inmaculado Corazón de María

Consulta también al P. Jesus Martí Ballester en su artículo El Inmaculado Corazón de María

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10:59 a.m.
La descendencia de mi pueblo será conocida entre las naciones, y sus vástagos, en medio de los pueblos: todos los que los vean, reconocerán que son la estirpe bendecida por el Señor. Yo desbordo de alegría en el Señor, mi alma se regocija en mi Dios. Porque él me vistió con las vestiduras de la salvación y me envolvió con el manto de la justicia, como un esposo que se ajusta la diadema y como una esposa que se adorna con sus joyas. Porque así como la tierra da sus brotes y un jardín hace germinar lo sembrado, así el Señor hará germinar la justicia y la alabanza ante todas las naciones.

10:59 a.m.
Mi corazón se regocija en el Señor, tengo la frente erguida gracias a mi Dios. Mi boca se ríe de mis enemigos, porque tu salvación me ha llenado de alegría. El arco de los valientes se ha quebrado, y los vacilantes se ciñen de vigor; los satisfechos se contratan por un pedazo de pan, y los hambrientos dejan de fatigarse; la mujer estéril da a luz siete veces, y la madre de muchos hijos se marchita. El Señor da la muerte y la vida, hunde en el Abismo y levanta de él. El Señor da la pobreza y la riqueza, humilla y también enaltece. El levanta del polvo al desvalido y alza al pobre de la miseria, para hacerlos sentar con los príncipes y darles en herencia un trono de gloria; porque del Señor son las columnas de la tierra y sobre ellas afianzó el mundo.

10:59 a.m.
Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén en la fiesta de la Pascua. Cuando el niño cumplió doce años, subieron como de costumbre, y acabada la fiesta, María y José regresaron, pero Jesús permaneció en Jerusalén sin que ellos se dieran cuenta. Creyendo que estaba en la caravana, caminaron todo un día y después comenzaron a buscarlo entre los parientes y conocidos. Como no lo encontraron, volvieron a Jerusalén en busca de él. Al tercer día, lo hallaron en el Templo en medio de los doctores de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Y todos los que lo oían estaban asombrados de su inteligencia y sus respuestas. Al verlo, sus padres quedaron maravillados y su madre le dijo: "Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Piensa que tu padre y yo te buscábamos angustiados". Jesús les respondió: "¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?". Ellos no entendieron lo que les decía. El regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba estas cosas en su corazón.

10:59 a.m.
Entre las fiestas de la Virgen María, la de su corazón es como el corazón y la reina de otras, porque el corazón es la sede del amor y de la caridad. ¿Cuál es el sujeto de esta solemnidad? Es el corazón de la Hija única y bien amada del Padre eterno; es el corazón de la Madre de Dios; es el corazón de la Esposa del Santo Espíritu; es el corazón de la buenísima Madre de todos los fieles. Es un corazón totalmente abrasado por amor hacia Dios, totalmente inflamado de caridad hacia nosotros. Es todo amor a Dios, porque jamás amó nada más que a Dios, y lo que Dios quiso que amara en él y por él. Es todo amor, porque la bienaventurada Virgen siempre amó a Dios con todo su corazón, con toda el alma y con todas sus fuerzas (Mc 12,30). Es todo amor porque no sólo siempre quiso todo lo que Dios quería y jamás quiso nada de lo que no quería, sino que siempre puso toda su alegría en la voluntad de Dios. Es todo amor para con nosotros. Ella nos ama con el mismo amor con que ama a Dios, porque es a Dios a quien mira y ama en nosotros. Y nos ama con el mismo amor con el que ama al Hombre Dios, que es su hijo Jesús. Porque sabe que es nuestro maestro, nuestra cabeza, y que nosotros somos sus miembros (Col 2,19) y por consiguiente que somos sólo uno con él.

8:53 a.m.

Del santo Evangelio según san Lucas 15, 3-7

En aquel tiempo Jesús dijo esta parábola a los escribas y fariseos. ¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las 99 en el desierto, y va a buscar la que se perdió hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, la pone contento sobre sus hombros; y llegando a casa, convoca a los amigos y vecinos, y les dice: "Alegraos conmigo, porque he hallado la oveja que se me había perdido." Os digo que, de igual modo, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no tengan necesidad de conversión.

Oración introductoria

Dios mío, Tú eres rico en misericordia, al punto tal de entregarnos a tu Hijo Jesús, para librarnos del pecado. Me reconozco pecador, indigno y débil, humildemente imploro me acojas en esta oración porque quiero permanecer en tu rebaño.

Petición

Sagrado Corazón de Jesús, traspasado por mis pecados, ten piedad y misericordia.

Meditación del Papa Benedicto XVI

Cuántas veces, en cambio, constatamos que construir ignorando a Dios y su voluntad nos lleva a la desilusión, la tristeza y al sentimiento de derrota. La experiencia del pecado como rechazo a seguirle, como ofensa a su amistad, ensombrece nuestro corazón. Pero aunque a veces el camino cristiano no es fácil y el compromiso de fidelidad al amor del Señor encuentra obstáculos o registra caídas, Dios, en su misericordia, no nos abandona, sino que nos ofrece siempre la posibilidad de volver a Él, de reconciliarnos con Él, de experimentar la alegría de su amor que perdona y vuelve a acoger.
Queridos jóvenes, ¡recurrid a menudo al Sacramento de la Penitencia y la Reconciliación! Es el Sacramento de la alegría reencontrada. Pedid al Espíritu Santo la luz para saber reconocer vuestro pecado y la capacidad de pedir perdón a Dios acercándoos a este Sacramento con constancia, serenidad y confianza. El Señor os abrirá siempre sus brazos, os purificará y os llenará de su alegría: habrá alegría en el cielo por un solo pecador que se convierte. (Benedicto XVI, Mensaje para la XXVII Jornada Mundial de la Juventud).

Reflexión

Cristo nos quiere mostrar una fotografía suya y nos deja una de sus mejores poses. Nos enseña la del buen pastor que va en busca de la oveja perdida. Pensemos que esa oveja perdida tal vez somos nosotros. Es una fotografía que revela el amor más sincero que jamás persona alguna nos ha manifestado.

Un amor sin miedo a dejar el resto del rebaño para buscar en el desierto la oveja descarriada, para salir al encuentro del alma que vive perdida en el desierto de su pecado, de su desinterés por el amor de Dios, de su soberbia. ¿Alguna vez nos hemos preguntado las ocasiones en que Jesús ha salido a nuestro encuentro para tornarnos a casa sobre sus hombros? Sí, justo aquella ocasión en que llevaba 2 años sin confesión y gracias al testimonio de una persona o de un "no sé qué interior", volví del desierto de mi soberbia para reconciliarme con Cristo. ¿Cuántas veces se lo hemos agradecido? ¿Cuántas veces le hemos dicho "gracias Señor por llevarme en tus hombros cuando estaba perdido en mi orgullo y no sabía cómo regresar al redil de tu gracia? Pero ahora que estoy en tus hombros déjame decirte que jamás quiero volver a separarme de ti".

Digámoselo hoy, fiesta del Sagrado Corazón, y esperemos confiados pues, ¿cómo va a olvidarse de nosotros el corazón de Cristo que sólo genera e irradia amor?

Oración de Consagración al Sagrado Corazón de Jesús

Señor Jesucristo, arrodillados a tus pies, consagramos alegremente nuestra familia a tu Divino Corazón.

Sé, hoy y siempre, nuestro Guía,
el Jefe protector de nuestro hogar,
el Rey y Centro de nuestros corazones.

Bendice a nuestra familia, nuestra casa, a nuestros vecinos, parientes y amigos.

Ayúdanos a cumplir fielmente nuestros deberes, y participa de nuestras alegrías y angustias, de nuestras esperanzas y dudas, de nuestro trabajo y de nuestras diversiones.

Danos fuerza, Señor, para que carguemos nuestra cruz de cada día y sepamos ofrecer todos nuestros actos, junto con tu sacrificio, al Padre.

Que la justicia, la fraternidad, el perdón y la misericordia estén presentes en nuestro hogar y en nuestros grupos de amigos de estudio y trabajo.
Queremos ser instrumentos de paz y de vida.

Que nuestro amor a tu Corazón compense,
de alguna manera, la frialdad y la indiferencia, la ingratitud y la falta de amor de quienes no te conocen, te desprecian o rechazan.

Sagrado Corazón de Jesús, tenemos confianza en Ti.
Confianza profunda, ilimitada.

Diálogo con Cristo

Es mejor si este diálogo se hace espontáneamente, de corazón a Corazón.
En unos de sus «tuits» el Papa Francisco nos exhorta: «Acoge a Jesús resucitado en tu vida. Aunque te hayas alejado, da un pequeño paso hacia Él: te está esperando con los brazos abiertos». Señor, gracias por tu misericordia, gracias por tu paciencia, gracias por comprender mi debilidad, gracias por tanto amor.

Propósito

Poner en mi agenda de actividades la fecha de mi próxima confesión.

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Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús Una devoción permanente y actual.

Junio, mes del Sagrado Corazón Orígen y significado de la fiesta, promesas del Sagrado Corazón.
 

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1:24 a.m.
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                  “Verbum Spei”     
           “Palabra de Esperanza” 
       
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 9° Viernes Tiempo Ordinario
Sagrado Corazón de Jesús
El Evangelio de hoy 
Lucas 15, 3-7

En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos y a los escribas esta parábola: “¿Quién de ustedes, si tiene cien ovejas y se le pierde una, no deja las noventa y nueve en el campo y va en busca de la que se le perdió hasta encontrarla? Y una vez que la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría, y al llegar a su casa, reúne a los amigos y vecinos y les dice: ‘Alégrense conmigo, porque ya encontré la oveja que se me había perdido’.
Yo les aseguro que también en el cielo habrá más alegría por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos, que no necesitan arrepentirse”. 

Reflexión:
Una de las cosas que jamás comprenderemos es ¿por qué Dios nos ama de esta manera? ¿Por qué su amor va más allá de todo lo que podríamos nosotros imaginar? Cuando se le apareció Nuestro Señor a santa Margarita María, le mostró la herida de su corazón y le dijo: “Este es el corazón que tanto los ha amado”. Somos realmente privilegiados, pues como dice san Pablo, el Amor de Jesús es tanto y tan grande que se entregó por nosotros; que dejó su cielo hermoso para hacerse como uno de nosotros para que pudiéramos tener vida y tenerla en abundancia. 
San Agustín dirá: “se hizo hombre a fin de que nosotros los hombres pudiéramos ser como él”. Este es el paroxismo del amor de Dios por nosotros, que es capaz, como lo hemos oído hoy, de dejar a todo el rebaño e ir por nosotros, hombres necios y faltos de juicio. Es, pues, tiempo de responder a este amor y entregarle nuestra vida, de abandonar nuestro pecado, aun aquel que sin ser mortal seguimos disfrutando y que no nos permite llegar a tener la plenitud de su amor.
Abre tu vida y tu corazón a esa fuente maravillosa de amor que brota de su corazón y déjate seducir y embriagar por él. Solo este amor misericordioso, que nos ama por encima de nuestro pecado y nuestra miseria, es capaz de llevarnos a disfrutar de paz y alegría en el corazón. Responde a este amor de Jesús dejándote amar y recibiendo de Él su amor y su perdón. 
(Evangelización Activa).

Oración:
Señor Jesús, tú que eres el verdadero pastor de la ovejas a quien todos seguimos fielmente, ayúdanos a ser dóciles a tu llamado y a ser fieles a tu voz que nos invita al seguimiento para alcanzar la vida eterna que no termina y gocemos así de tu majestad divina. Amén.

Acción:
Atenderé a la voz de Jesús que nos llama al amor al prójimo en cada una de nuestras acciones diarias mediante el respeto y la solidaridad.
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            “Nuntium Verbi Dei  
“Mensaje de la palabra de Dios”
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