01/16/14

11:55 p.m.
Del santo Evangelio según san Marcos 2, 1-12

Entró de nuevo en Cafarnaúm; al poco tiempo había corrido la voz de que estaba en casa. Se agolparon tantos que ni siquiera ante la puerta había ya sitio, y él les anunciaba la Palabra. Y le vienen a traer a un paralítico llevado entre cuatro. Al no poder presentárselo a causa de la multitud, abrieron el techo encima de donde él estaba y, a través de la abertura que hicieron, descolgaron la camilla donde yacía el paralítico. Viendo Jesús la fe de ellos, dice al paralítico: «Hijo, tus pecados te son perdonados». Estaban allí sentados algunos escribas que pensaban en sus corazones: «¿Por qué éste habla así? Está blasfemando. ¿Quién puede perdonar pecados, sino Dios sólo?» Pero, al instante, conociendo Jesús en su espíritu lo que ellos pensaban en su interior, les dice: «¿Por qué pensáis así en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: "Tus pecados te son perdonados", o decir: "Levántate, toma tu camilla y anda?" Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados - dice al paralítico -: "A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa."» Se levantó y, al instante, tomando la camilla, salió a la vista de todos, de modo que quedaban todos asombrados y glorificaban a Dios, diciendo: «Jamás vimos cosa parecida».


Oración introductoria


Padre y Señor mío, bien conoces mi fragilidad y lo difícil que me es guardar silencio y apartarme de las distracciones durante mi meditación. Permite que tu Espíritu Santo me lleve ante Ti, como lo logró el paralítico, y que sepa ser dócil a tu gracia.


Petición


Señor, ¡sáname!, para que sea tu discípulo y misionero.


Meditación del Papa Francisco


Jesús al comienzo le dice: "¡Ánimo, hijo, tus pecados te son perdonados". Tal vez, dijo, esta persona quedó un poco "sorprendida" porque quería sanarse físicamente. Luego, frente a las críticas de los escribas, que entre sí lo acusaban de blasfemia, "porque solo Dios puede perdonar los pecados", Jesús lo cura también en el cuerpo.

De hecho las curaciones, la enseñanza, las palabras fuertes contra la hipocresía, eran solo un signo, un signo de algo más que Jesús estaba haciendo, es decir, el perdón de los pecados, porque es en Jesús en quien el mundo viene reconciliado con Dios, este es el "milagro más profundo": Esta reconciliación es la recreación del mundo: se trata de la misión más profunda de Jesús. La redención de todos nosotros los pecadores; y Jesús hace esto no con palabras, no con gestos, no andando por el camino, ¡no! ¡Lo hace con su carne! Es el mismo Dios, quien se convierte en uno de nosotros, hombre, para sanarnos desde el interior, a nosotros los pecadores". (S.S. Francisco, 4 de julio de 2013, Misa matutina en la capilla de Santa Marta).


Reflexión


"El interés tiene pies". "Querer es poder". "El que quiere azul celeste que le cueste". Estas tres sentencias de la filosofía popular fueron aplicadas con éxito por los parientes del paralítico. Jesús estaba en una casa "atrapado" por las multitudes: imposible el acceso por los caminos convencionales. Así que: ¡fuera techo!


Los familiares del paralítico buscaban la salud para el cuerpo de un pariente. Jesús le dio más y le otorgó también la del alma, mucho más valiosa.


Propósito


En mi oración, pedir a Dios que aumente mi fe.


Diálogo con Cristo


Sólo Tú puedes devolver a nuestras vidas el estado de gracia. Sólo Tú curas nuestras heridas con el bálsamo de tu amor. ¡Qué afortunados somos, pues no tenemos que desmantelar tejados para obtener tu perdón!


Nosotros mismos podemos acudir sin que nadie tenga que llevarnos...



January 16, 2014 at 11:41PM

10:53 a.m.
Entonces se reunieron todos los ancianos de Israel y acudieron a Samuel en Ramá. "Tú ya eres viejo, le dijeron, y tus hijos no siguen tus pasos. Ahora danos un rey para que nos gobierne, como lo tienen todas las naciones". A Samuel le disgustó que le dijeran: "Danos un rey para que nos gobierne", y oró al Señor. El Señor dijo a Samuel: "Escucha al pueblo en todo lo que ellos digan, porque no es a ti a quien rechazan: me rechazan a mí, para que no reine más sobre ellos. Samuel comunicó todas las palabras del Señor al pueblo que le pedía un rey, diciendo: "Este será el derecho del rey que reinará sobre ustedes. El tomará a los hijos de ustedes, los destinará a sus carros de guerra y a su caballería, y ellos correrán delante de su carro. Los empleará como jefes de mil y de cincuenta hombres, y les hará cultivar sus campos, recoger sus cosechas, y fabricar sus armas de guerra y los arneses de sus carros. Tomará a las hijas de ustedes como perfumistas, cocineras y panaderas. Les quitará a ustedes los mejores campos, viñedos y olivares, para dárselos a sus servidores. Exigirá el diezmo de los sembrados y las viñas, para entregarlo a sus eunucos y a sus servidores. Les quitará sus mejores esclavos, sus bueyes y sus asnos, para emplearlos en sus propios trabajos. Exigirá el diezmo de los rebaños, y ustedes mismos serán sus esclavos. Entonces, ustedes clamarán a causa del rey que se han elegido, pero aquel día el Señor no les responderá". El pueblo se negó a escuchar la voz de Samuel, e insistió: "¡No! Habrá un rey sobre nosotros, y así seremos como todas las naciones. Nuestro rey nos juzgará, saldrá al frente de nosotros y combatirá en nuestros combates". Samuel escuchó todas las palabras del pueblo y las repitió en presencia del Señor. El Señor dijo a Samuel: "Escúchalos y dales un rey". Entonces Samuel dijo a los hombres de Israel: "Vuelvan cada uno a su ciudad". January 15, 2014 at 05:00PM

10:53 a.m.
Unos días después, Jesús volvió a Cafarnaún y se difundió la noticia de que estaba en la casa. Se reunió tanta gente, que no había más lugar ni siquiera delante de la puerta, y él les anunciaba la Palabra. Le trajeron entonces a un paralítico, llevándolo entre cuatro hombres. Y como no podían acercarlo a él, a causa de la multitud, levantaron el techo sobre el lugar donde Jesús estaba, y haciendo un agujero descolgaron la camilla con el paralítico. Al ver la fe de esos hombres, Jesús dijo al paralítico: "Hijo, tus pecados te son perdonados". Unos escribas que estaban sentados allí pensaban en su interior: "¿Qué está diciendo este hombre? ¡Está blasfemando! ¿Quién puede perdonar los pecados, sino sólo Dios?" Jesús, advirtiendo en seguida que pensaban así, les dijo: "¿Qué están pensando? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: 'Tus pecados te son perdonados', o 'Levántate, toma tu camilla y camina'? Para que ustedes sepan que el Hijo del hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados -dijo al paralítico- yo te lo mando, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa". El se levantó en seguida, tomó su camilla y salió a la vista de todos. La gente quedó asombrada y glorificaba a Dios, diciendo: "Nunca hemos visto nada igual". January 15, 2014 at 05:00PM

Hermanos Franciscanos

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