11/19/13

11:41 p.m.
Del santo Evangelio según san Lucas 19, 11-28

Estando la gente escuchando estas cosas, añadió una parábola, pues estaba él cerca de Jerusalén, y creían ellos que el Reino de Dios aparecería de un momento a otro. Dijo pues: «Un hombre noble marchó a un país lejano, para recibir la investidura real y volverse. Habiendo llamado a diez siervos suyos, les dio diez talentos y les dijo: "Negociad hasta que vuelva." Pero sus ciudadanos le odiaban y enviaron detrás de él una embajada que dijese: "No queremos que ése reine sobre nosotros." «Y sucedió que, cuando regresó, después de recibir la investidura real, mandó llamar a aquellos siervos suyos, a los que había dado el dinero, para saber lo que había ganado cada uno. Se presentó el primero y dijo: "Señor, tu talento ha producido diez talentos." Le respondió: "¡Muy bien, siervo bueno!; ya que has sido fiel en lo mínimo, toma el gobierno de diez ciudades." Vino el segundo y dijo: "Tu talento, Señor, ha producido cinco talentos." Dijo a éste: "Ponte tú también al mando de cinco ciudades." «Vino el otro y dijo: "Señor, aquí tienes tu talento, que he tenido guardada en un lienzo; pues tenía miedo de tí, que eres un hombre severo; que tomas lo que no pusiste, y cosechas lo que no sembraste." Dícele: "Por tu propia boca te juzgo, siervo malo; sabías que yo soy un hombre severo, que tomo lo que no puse y cosecho lo que no sembré; pues ¿por qué no colocaste mi dinero en el banco? Y así, al volver yo, lo habría cobrado con los intereses." Y dijo a los presentes: "Quitadle el talento y dádsela al que tiene los diez talentos." Dijéronle: "Señor, tiene ya diez talentos." - "Os digo que a todo el que tiene, se le dará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará." «"Pero a aquellos enemigos míos, los que no quisieron que yo reinara sobre ellos, traedlos aquí y matadlos delante de mí."» Y habiendo dicho esto, marchaba por delante subiendo a Jerusalén.


Oración introductoria


Gracias, Señor, por recordarme la importancia de multiplicar los dones que me has dado en custodia. No quiero tener nunca miedo a tu exigencia, ni quiero justificar mi pereza, apatía o pasividad, por ello recurro a Ti en esta oración, dame la sabiduría y audacia para multiplicar los talentos que he recibido.


Petición


Padre mío, ayúdame a corresponderte con generosidad, responsabilidad y eficacia creciente.


Meditación del Papa Francisco


La segunda parábola, la de los talentos, nos hace reflexionar sobre la relación entre cómo empleamos los dones recibidos de Dios y su retorno, cuando nos preguntará cómo los hemos utilizado. Conocemos bien la parábola: antes de su partida, el señor entrega a cada uno de sus siervos algunos talentos para que se empleen bien durante su ausencia. Al primero le da cinco, al segundo dos y al tercero uno. En el período de ausencia, los primeros dos siervos multiplican sus talentos —son monedas antiguas—, mientras que el tercero prefiere enterrar el suyo y devolverlo intacto al señor. A su regreso, el señor juzga su obra: alaba a los dos primeros, y el tercero es expulsado a las tinieblas, porque escondió por temor el talento, encerrándose en sí mismo. Un cristiano que se cierra en sí mismo, que oculta todo lo que el Señor le ha dado, es un cristiano... ¡no es cristiano! ¡Es un cristiano que no agradece a Dios todo lo que le ha dado! Esto nos dice que la espera del retorno del Señor es el tiempo de la acción —nosotros estamos en el tiempo de la acción. (S.S. Francisco, 24 de abril de 2013).


Reflexión


El evangelio de hoy contiene una exigencia y a la vez una gran confianza de Dios en cada uno de nosotros. Jesús una vez más habla a través de parábolas sencillas que encierran toda la grandeza de su mensaje y que son una invitación a saber descubrir la grandeza de la vida corriente. Parece duro, o al menos exigente el pasaje de hoy, y nos muestra la gran diferencia entre el temor de Dios y el temor a Dios.


Dios es infinitamente justo, Dios es infinitamente misericordioso. Parece contradictorio que Dios sea infinitamente justo y a la vez infinitamente misericordioso, pues en el primer caso parece difícil de entender su actuación que sin su infinita misericordia parecería no responder a su ser. Sin embargo, hemos de aceptar que para nosotros Dios siempre será un misterio, que sólo Él mismo nos puede desvelar. Si nos fijamos exclusivamente en su justicia es fácil que caigamos en una especie de miedo paralizador que nos haga creer en la imposibilidad de nuestra salvación y nos haga verle como un juez justo y severo.


Esto nos convertirá en personas que temen a Dios, personas que intentan rehuirle, que se arredran y no arriesgan por temor a perder: "Señor, aquí está tu onza; la he tenido guardada en el pañuelo; te tenía miedo, porque eres exigente, que reclamas lo que no prestas y siegas lo que no siembras..." Nuestra visión se nubla hasta el punto de convertir a Dios en un ser exigente e injusto y no ponemos en juego todo lo que tenemos sino que de hecho lo escondemos.


Sin embargo, cuando contemplamos la justicia y la misericordia de Dios, en seguida entendemos que Dios ante todo es Bueno, que quiere que nos salvemos. Pero para eso tenemos que querer y tenemos que dejarle hacer. Tomarse en serio a Dios, tomar en serio sus cosas significa tener temor de Dios, y significa poner en juego todo aquello que nos ha dado, siendo conscientes de que muchas veces fallaremos y no daremos el fruto que nos gustaría. Eso no importa, porque a Él sólo le preocupan nuestras intenciones. Muchas veces sólo podremos ofrecer eso, nuestro propósito de hacer las cosas lo mejor posible, desprendiéndonos del resultado final. En cualquier caso, nuestras actitudes delatan y ponen de manifiesto nuestras intenciones.


Propósito


Pidámos a Dios, como nos enseña el Papa, que nos ayude a ser siervos buenos y fieles, para que podamos participar un día en el gozo de nuestro Señor.


Diálogo con Cristo


Jesús, no quiero ser un espectador pasivo, sino un colaborador infatigable de tu Reino. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad y hacer multiplicar todos los dones que me has confiado. Tengo mucho que dar, pero mucho más que ganar, si uso mis talentos para extender tu Reino.



November 19, 2013 at 11:15PM

11:40 p.m.
Del santo Evangelio según san Lucas 19, 1-10

Habiendo entrado en Jericó, atravesaba la ciudad. Había un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de publicanos, y rico. Trataba de ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la gente, porque era de pequeña estatura. Se adelantó corriendo y se subió a un sicómoro para verle, pues iba a pasar por allí. Y cuando Jesús llegó a aquel sitio, alzando la vista, le dijo: «Zaqueo, baja pronto; porque conviene que hoy me quede yo en tu casa». Se apresuró a bajar y le recibió con alegría. Al verlo, todos murmuraban diciendo: «Ha ido a hospedarse a casa de un hombre pecador». Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: «Daré, Señor, la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo defraudé a alguien, le devolveré el cuádruplo». Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también éste es hijo de Abraham, pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido».


Oración introductoria


Jesús, como Zaqueo quiero conocerte mejor, pero hay muchas cosas que me lo impiden y me distraen. Hoy vengo a esta oración dispuesto a encontrarme contigo. Mírame Señor, con ese amor con que miraste a Zaqueo, ven a mí, prometo no dejarte ir nunca más.


Petición


Señor, haz que venga hoy tu salvación a mi alma.


Meditación del Papa Francisco


Por favor, no os canséis de ser misericordiosos. A los enfermos les daréis el alivio del óleo santo, y también a los ancianos: no sintáis vergüenza de mostrar ternura con los ancianos. [...] Conscientes de haber sido escogidos entre los hombres y puestos al servicio de ellos en las cosas de Dios, ejerced con alegría perenne, llenos de verdadera caridad, el ministerio de Cristo Sacerdote, no buscando el propio interés, sino el de Jesucristo. Sois Pastores, no funcionarios. Sois mediadores, no intermediarios. Finalmente, al participar en la misión de Cristo, Cabeza y Pastor, permaneciendo unidos a vuestro Obispo, esforzaos por reunir a los fieles en una sola familia para conducirlos a Dios Padre, por medio de Cristo en el Espíritu Santo. Tened siempre presente el ejemplo del Buen Pastor, que no vino para ser servido, sino para servir, y buscar y salvar lo que estaba perdido. (S.S. Francisco, 21 de abril de 2013).


Reflexión


Zaqueo que era un hombre pecador se encuentra con Jesús. Pero este encuentro no sucede de manera fortuita, sino que nace de la curiosidad de este hombre, que seguramente admiraba a Jesús en secreto. Al pasar Jesús por Jericó había mucha gente reunida con la esperanza de ver cómo era ese profeta del que tanto se oía. Uno de ellos era Zaqueo, hombre de mala reputación, ya que se dedicaba a cobrar impuestos y además era muy rico. Su baja estatura le impedía ver a Jesús. Entonces corrió adelantándose para subirse a un árbol y desde ahí poder contemplar a Jesús en el momento en que pasara. Y al pasar Jesús miró hacia arriba y le dijo "Zaqueo, baja enseguida, pues hoy tengo que quedarme en tu casa". Él bajó rápidamente y lo recibió con alegría. Y todo el pueblo murmuraba: "Se ha ido a casa de un rico pecador". Zaqueo dijo resueltamente a Jesús: "Señor, voy a dar la mitad de mis bienes a los pobres y a quien le haya exigido algo injustamente le devolveré cuatro veces más". Jesús le contestó: "Hoy ha entrado la salvación a esta casa, pues también este hombre es un hijo de Abraham. El Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido"


Cuán transformante habrá sido el encuentro de Zaqueo con Jesucristo para que este hombre decidiera corregir el rumbo de su vida. Probablemente desde el momento en que Zaqueo con tanto interés buscó a Jesús, sabía que su modo de actuar no era el correcto y sabía que conocer a ese profeta le cambiaría la vida, aunque esto tuviera muchas consecuencias. Zaqueo al subir al árbol, vence el respeto humano. Pone los medios necesarios para un encuentro cara a cara con el Señor. No imaginó que Jesucristo le pediría hospedarse en su casa. Y bajó del árbol rápidamente y lo recibió con alegría.


Qué actitud tan hermosa la de Zaqueo, que conociendo sus pecados, acepta al Señor y atiende rápidamente a su petición. Todos los cristianos podemos imitar esta actitud de prontitud ante los reclamos del Señor y una prontitud alegre, porque no hay mayor motivo de felicidad y alegría que Jesús nos llame y lo hace todos los días. Zaqueo no podía seguir siendo el mismo después de conocer personalmente a Cristo. Decide restituir a toda persona que haya engañado. Y Cristo, que conoce el corazón de cada hombre, le da la buena noticia: "Hoy la salvación ha entrado a su casa".


Propósito


Imitar esta actitud de prontitud alegre de Zaqueo a lo que Jesús nos pide, porque no hay mayor motivo de felicidad y alegría que Jesús nos llame y lo hace todos los días.


Diálogo con Cristo


Señor Jesús, necesito este encuentro contigo en la oración. El ejemplo de Zaqueo me hace ver que quien te deja entrar en su vida, no pierde nada de lo que realmente hace la vida bella, buena y grande. Tu amistad abre las puertas de un horizonte inmenso. Ayúdame a hacer la misma experiencia y a no tener miedo de abrirte de par en par las puertas de mi corazón.



November 19, 2013 at 11:15PM

11:07 a.m.
También fueron detenidos siete hermanos, junto con su madre. El rey, flagelándolos con azotes y tendones de buey, trató de obligarlos a comer carne de cerdo, prohibida por la Ley. Incomparablemente admirable y digna del más glorioso recuerdo fue aquella madre que, viendo morir a sus siete hijos en un solo día, soportó todo valerosamente, gracias a la esperanza que tenía puesta en el Señor. Llena de nobles sentimientos, exhortaba a cada uno de ellos, hablándoles en su lengua materna. Y animando con un ardor varonil sus reflexiones de mujer, les decía: "Yo no sé cómo ustedes aparecieron en mis entrañas; no fui yo la que les dio el espíritu y la vida ni la que ordenó armoniosamente los miembros de su cuerpo. Pero sé que el Creador del universo, el que plasmó al hombre en su nacimiento y determinó el origen de todas las cosas, les devolverá misericordiosamente el espíritu y la vida, ya que ustedes se olvidan ahora de sí mismos por amor de sus leyes". Antíoco pensó que se estaba burlando de él y sospechó que esas palabras eran un insulto. Como aún vivía el más joven, no sólo trataba de convencerlo con palabras, sino que le prometía con juramentos que lo haría rico y feliz, si abandonaba las tradiciones de sus antepasados. Le aseguraba asimismo que lo haría su Amigo y le confiaría altos cargos. Pero como el joven no le hacía ningún caso, el rey hizo llamar a la madre y le pidió que aconsejara a su hijo, a fin de salvarle la vida. Después de mucho insistir, ella accedió a persuadir a su hijo. Entonces, acercándose a él y burlándose del cruel tirano, le dijo en su lengua materna: "Hijo mío, ten compasión de mí, que te llevé nueve meses en mis entrañas, te amamanté durante tres años y te crié y eduqué, dándote el alimento, hasta la edad que ahora tienes. Yo te suplico, hijo mío, que mires al cielo y a la tierra, y al ver todo lo que hay en ellos, reconozcas que Dios lo hizo todo de la nada, y que también el género humano fue hecho de la misma manera. No temas a este verdugo: muéstrate más bien digno de tus hermanos y acepta la muerte, para que yo vuelva a encontrarte con ellos en el tiempo de la misericordia". Apenas ella terminó de hablar, el joven dijo: "¿Qué esperan? Yo no obedezco el decreto del rey, sino las prescripciones de la Ley que fue dada a nuestros padres por medio de Moisés. Y tú, que eres el causante de todas las desgracias de los hebreos, no escaparás de las manos de Dios. November 18, 2013 at 05:00PM

11:07 a.m.
Escuha mi grito, Señor, atiende a mis clamores, presta atención a mi plegaria, pues no hay engaño en mis labios. Afirma mis pasos en tus caminos para que no tropiecen mis pies. A ti te llamo, oh Dios, esperando tu respuesta; inclina a mí tu oído y escucha mi ruego. Guárdame como a la niña de tus ojos, escóndeme a la sombra de tus alas, Y yo, como justo, contemplaré tu rostro, y al despertar, me saciaré de tu semblante. November 18, 2013 at 05:00PM

11:07 a.m.
Como la gente seguía escuchando, añadió una parábola, porque estaba cerca de Jerusalén y ellos pensaban que el Reino de Dios iba a aparecer de un momento a otro. El les dijo: "Un hombre de familia noble fue a un país lejano para recibir la investidura real y regresar en seguida. Llamó a diez de sus servidores y les entregó cien monedas de plata a cada uno, diciéndoles: 'Háganlas producir hasta que yo vuelva'. Pero sus conciudadanos lo odiaban y enviaron detrás de él una embajada encargada de decir: 'No queremos que este sea nuestro rey'. Al regresar, investido de la dignidad real, hizo llamar a los servidores a quienes había dado el dinero, para saber lo que había ganado cada uno. El primero se presentó y le dijo: 'Señor, tus cien monedas de plata han producido diez veces más'. 'Está bien, buen servidor, le respondió, ya que has sido fiel en tan poca cosa, recibe el gobierno de diez ciudades'. Llegó el segundo y le dijo: 'Señor, tus cien monedas de plata han producido cinco veces más'. A él también le dijo: 'Tú estarás al frente de cinco ciudades'. Llegó el otro y le dijo: 'Señor, aquí tienes tus cien monedas de plata, que guardé envueltas en un pañuelo. Porque tuve miedo de ti, que eres un hombre exigente, que quieres percibir lo que no has depositado y cosechar lo que no has sembrado'. El le respondió: 'Yo te juzgo por tus propias palabras, mal servidor. Si sabías que soy un hombre exigentes, que quiero percibir lo que no deposité y cosechar lo que no sembré, ¿por qué no entregaste mi dinero en préstamo? A mi regreso yo lo hubiera recuperado con intereses'. Y dijo a los que estaban allí: 'Quítenle las cien monedas y dénselas al que tiene diez veces más'. '¡Pero, señor, le respondieron, ya tiene mil!'. Les aseguro que al que tiene, se le dará; pero al que no tiene, se le quitará aún lo que tiene. En cuanto a mis enemigos, que no me han querido por rey, tráiganlos aquí y mátenlos en mi presencia". Después de haber dicho esto, Jesús siguió adelante, subiendo a Jerusalén. November 18, 2013 at 05:00PM

11:07 a.m.
“Hoy desearía detenerme en la cuestión del medio ambiente, como ya he tenido oportunidad de hacer en varias ocasiones. Me lo sugiere además la Jornada mundial del medio ambiente, de hoy, promovida por las Naciones Unidas, que lanza un fuerte llamamiento a la necesidad de eliminar el desperdicio y la destrucción de alimentos. Cuando hablamos de medio ambiente, de la creación, mi pensamiento se dirige a las primeras páginas de la Biblia, al libro del Génesis, donde se afirma que Dios puso al hombre y a la mujer en la tierra para que la cultivaran y la custodiaran (cf. 2, 15). Y me surgen las preguntas: ¿qué quiere decir cultivar y custodiar la tierra? ¿Estamos verdaderamente cultivando y custodiando la creación? ¿O bien la estamos explotando y descuidando? El verbo «cultivar» me recuerda el cuidado que tiene el agricultor de su tierra para que dé fruto y éste se comparta: ¡cuánta atención, pasión y dedicación! Cultivar y custodiar la creación es una indicación de Dios dada no sólo al inicio de la historia, sino a cada uno de nosotros; es parte de su proyecto; quiere decir hacer crecer el mundo con responsabilidad, transformarlo para que sea un jardín, un lugar habitable para todos. Benedicto XVI recordó varias veces que esta tarea que nos ha encomendado Dios Creador requiere percibir el ritmo y la lógica de la creación. Nosotros en cambio nos guiamos a menudo por la soberbia de dominar, de poseer, de manipular, de explotar; no la «custodiamos», no la respetamos, no la consideramos como un don gratuito que hay que cuidar. Estamos perdiendo la actitud del estupor, de la contemplación, de la escucha de la creación; y así ya no logramos leer en ella lo que Benedicto XVI llama «el ritmo de la historia de amor de Dios con el hombre». ¿Por qué sucede esto? Porque pensamos y vivimos de manera horizontal, nos hemos alejado de Dios, ya no leemos sus signos. November 18, 2013 at 05:00PM

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