martes 1 Marzo 2016 : Libro de Daniel 3,25.34-43.

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“Verbum Spei”
“Palabra de Esperanza”
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3° Lunes Cuaresma
El Evangelio de hoy
Lucas 4,24-30.
Cuando Jesús llegó a Nazaret, dijo a la multitud en la sinagoga: “Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra.
Yo les aseguro que había muchas viudas en Israel en el tiempo de Elías, cuando durante tres años y seis meses no hubo lluvia del cielo y el hambre azotó a todo el país. Sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda de Sarepta, en el país de Sidón.
También había muchos leprosos en Israel, en el tiempo del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue curado, sino Naamán, el sirio”.
Al oír estas palabras, todos los que estaban en la sinagoga se enfurecieron y, levantándose, lo empujaron fuera de la ciudad, hasta un lugar escarpado de la colina sobre la que se levantaba la ciudad, con intención de despeñarlo.
Pero Jesús, pasando en medio de ellos, continuó su camino.
Reflexión:
El pasaje esta situado “En el contexto de la lectura realizada por Jesús en la sinagoga de Nazareth”.
Los que lo escuchaban estaban admirados y daban testimonio de la “Autoridad con la que hablaba Jesús”.
Para cortar mas que reclamarles su incredulidad, lo que quiere suscitar en lo oyentes de ese momento y en nosotros que escuchamos hoy a Jesús: “Que fe las de estos dos personajes”. Ambos del Antiguo Testamento. Porque la actitud de Jesús “Es que ha venido a Salvar y a buscar lo que estaba perdido, partiendo del pueblo de Israel”.
Este acontecimiento de endurecimiento del corazón de los que los escuchan: “Es todo un proyecto misterioso de salvación obrado por Dios en Jesús”.
En el evangelio vemos muchos “Gentiles” de los cuales se puede alabar su fe en Jesús, como el centurión romano, la siriofenicia curada.
“Pero la fe es la certeza de lo que no se ve”.
Solo quien “Ha experimentado la salvación de Jesús” puede hacer que los demás lleguen a ser salvados y sanados por Jesús. Jesús quiere: “Que tu y yo seamos medios a través de los cuales llegue la salvación de Jesús”.
Y Jesus nos va a decir: “Yo lo que quiero, es obediencia y misericordia”.
Así es como actúa Dios, en loy sencillo, en lo humilde, como lo fueron los profetas, como lo fue Jesús, que siendo rico se hizo pobre, para enriquecernos y hacernos divinos.
Oración:
Señor, enséñame a ser determinante en las situaciones de justicia, principalmente en mi propia vida, en mi casa, con los míos, en mi trabajo, siendo productivo y contribuyente; pero además dame la oportunidad y el carácter para levantar la voz en situaciones de injusticia social que tanto nos afectan hoy en día, quiero levantar la voz por los que no la tienen o los que no son escuchados. Amén.
Acción:
Hoy observaré las situaciones de injusticia social y, además de orar por cada una, meditaré en cuáles de ellas yo podría aportar algo, aunque pareciera poco pero, al fin, algo.
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“Nuntium Verbi Dei
“Mensaje de la palabra de Dios”
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“Verbum Spei”
“Palabra de Esperanza”
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3° Domingo Cuaresma
El Evangelio de hoy
Lucas 13,1-9.
En ese momento se presentaron unas personas que comentaron a Jesús el caso de aquellos galileos, cuya sangre Pilato mezcló con la de las víctimas de sus sacrificios.
El les respondió: “¿Creen ustedes que esos galileos sufrieron todo esto porque eran más pecadores que los demás? Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera.
¿O creen que las dieciocho personas que murieron cuando se desplomó la torre de Siloé, eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén?
Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera”.
Les dijo también esta parábola: “Un hombre tenía una higuera plantada en su viña. Fue a buscar frutos y no los encontró. Dijo entonces al viñador: ‘Hace tres años que vengo a buscar frutos en esta higuera y no los encuentro. Córtala, ¿para qué malgastar la tierra?’.
Pero él respondió: ‘Señor, déjala todavía este año; yo removeré la tierra alrededor de ella y la abonaré. Puede ser que así dé frutos en adelante. Si no, la cortarás'”.
Reflexión:
En el pasaje de este evangelio algunos se acercan a Jesús para contarle que unos galileos han sido ejecutados por Pilato. El Señor les escucha y al mismo tiempo lee sus pensamientos. Por eso les pregunta si se creen que aquellos que murieron eran más pecadores que los que se libraron. Si piensan así, están equivocados. Los males que sobrevienen al hombre no siempre se han de considerar como un castigo de Dios. A veces puede incluso ser un bien inapreciable, una ocasión para purificar el alma, un sacrificio que ofrecer al Señor en reparación de los pecados propios y ajenos, una oportunidad para unirse a Jesús crucificado y cooperar con el propio dolor a la redención de las almas. Por tanto, no seamos ligeros al juzgar, ni pensemos que el mal que nos puede sobrevenir es señal de una culpa, que Dios castiga. Alguna vez puede ser así, pero no siempre lo es.
La parábola que a continuación narra Jesús, nos enseña que Jesús nos da a cada uno: “El tiempo suficiente, simbolizado en el número 3” para dar los frutos: “Del Espíritu Santo y que hablan de la autentica conversión. Si aun respiras, y si aun puedes escuchar la voz de Dios: “Es porque no has sido cortado” aun hoy es día para que El Señor te siga dando todo los suficiente, como es el Espíritu Santo y Alimentarte con su Cuerpo y su Sangre, para “Que tengas vida eterna”.
Oración:
Gracias Señor por tu paciencia, por tu misericordia, gracias no solo por este año que tu me has dado, sino por este día que tu me has dado, señal de que no me has cortado.
Acción:
“Hoy Jesús nos llama a la conversión” hoy es el día, es el tiempo favorable, hoy es el día de la salvación.
Estamos: “En el año del gran jubileo de la Misericordia”.
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“Nuntium Verbi Dei
“Mensaje de la palabra de Dios”
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“Verbum Spei”
“Palabra de Esperanza”
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2° Sábado Cuaresma
El Evangelio de hoy
Lucas 15, 1-3. 11-32
En aquel tiempo, se acercaban a Jesús los publicanos y los pecadores para escucharlo. Por lo cual los fariseos y los escribas murmuraban entre sí: «Este recibe a los pecadores y come con ellos».
Jesús les dijo entonces esta parábola: «Un hombre tenía dos hijos, y el menor de ellos le dijo a su padre: ‘Padre, dame la parte de la herencia que me toca‘. Y él les repartió los bienes.
No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, se fue a un país lejano y allá derrochó su fortuna, viviendo de una manera disoluta. Después de malgastarlo todo, sobrevino en aquella región una gran hambre, y el muchacho empezó a padecer necesidad. Entonces fue a pedirle trabajo a un habitante de aquel país, el cual lo mandó a sus campos a cuidar cerdos. Tenía ganas de hartarse con las bellotas que comían los cerdos, pero no dejaban que se las comiera.
Se puso entonces a reflexionar y se dijo: ‘¡Cuántos trabajadores en casa de mi padre tienen pan de sobra, y yo aquí me estoy muriendo de hambre! Me levantaré, volveré a mi padre y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no merezco llamarme hijo tuyo. Recíbeme como a uno de tus trabajadores’.
Enseguida se puso en camino hacia la casa de su padre. Estaba todavía lejos cuando su padre lo vio, y se enterneció profundamente. Corrió hacia él y, echándole los brazos al cuello, lo cubrió de besos. El muchacho le dijo: ‘Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo’.
Pero el padre dijo a sus criados: ‘¡Pronto!, traigan la túnica más rica y vístansela; pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies; traigan el becerro gordo y mátenlo. Comamos y hagamos una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y lo hemos encontrado’. Y empezó el banquete.
El hijo mayor estaba en el campo y al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música y los cantos. Entonces llamó a uno de los criados y le preguntó qué pasaba. Éste le contestó: ‘Tu hermano ha regresado, y tu padre mandó matar el becerro gordo, por haberle recobrado sano y salvo’. El hermano mayor se enojó y no quería entrar. Salió entonces el padre y le rogó que entrara, pero él replicó: ‘¡Hace tanto tiempo que te sirvo sin desobedecer jamás una orden tuya, y tú no me has dado nunca ni un cabrito para comérmelo con mis amigos! Pero eso sí, viene ese hijo tuyo, que despilfarró tus bienes con malas mujeres, y tú mandas matar el becerro gordo’.
El padre repuso: ‘Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo. Pero era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y lo hemos encontrado’».
Reflexión:
Esta parábola habla de la alegría de Dios. ¡la alegría de Dios es perdonar!
es la alegría de un padre que vuelve a acoger en casa al hijo que se había perdido, que estaba como muerto y ha vuelto a la vida, ha vuelto a casa. ¡Aquí está todo el Evangelio, aquí está todo el cristianismo!
La misericordia es la verdadera fuerza que puede salvar al hombre y al mundo del «cáncer» que es el pecado.
Jesús es todo misericordia, Jesús es todo amor: es Dios hecho hombre. Cada uno de nosotros es esa oveja perdida, esa moneda perdida; cada uno de nosotros es ese hijo que ha derrochado la propia libertad siguiendo ídolos falsos, espejismos de felicidad, y ha perdido todo.
Dios es un padre paciente, nos espera siempre. Respeta nuestra libertad, pero permanece siempre fiel. Y cuando volvemos a Él, nos acoge como a hijos, en su casa, porque jamás deja, ni siquiera por un momento, de esperarnos, con amor.
Y su corazón está de fiesta por cada hijo que regresa. Está de fiesta porque es alegría. Dios tiene esta alegría cuando uno de nosotros pecadores va a Él y pide su perdón.
Entonces, sí nos arriesgamos a permanecer fuera de la casa del Padre. Como ese hermano mayor de la parábola, que en vez de estar contento porque su hermano ha vuelto, se enfada con el padre que le ha acogido y hace fiesta. Si en nuestro corazón no hay la misericordia, no hay la alegría del perdón, no estamos en comunión con Dios aunque observemos todos los preceptos, porque es el amor lo que salva, no la sola práctica de los preceptos.
Es el amor a Dios y al prójimo lo que da cumplimiento a todos los mandamientos.
Jesús nos llama a todos a seguir este camino: «Sean misericordiosos, como su Padre es misericordioso».
(Papa Francisco).
Oración:
Señor Jesús, te doy gracias por esa persona, que me habló por vez primera de ti, ayúdame a ser misericordioso con todas las personas que viven lejos de tu amor. Invoquemos ahora la intercesión de María, Madre de la Misericordia. Amén.
Acción:
En silencio… que cada uno piense en una persona con la que no estamos bien, con la que estamos enfadados, a la que no queremos.
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“Nuntium Verbi Dei
“Mensaje de la palabra de Dios”
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Del santo Evangelio según san Lucas 15, 1-3.11-32
En aquel tiempo, se acercaban a Jesús los publicanos y los pecadores para oírle, y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Este acoge a los pecadores y come con ellos. Entonces les dijo esta parábola. Dijo: Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo al padre: "Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde." Y él les repartió la hacienda. Pocos días después el hijo menor lo reunió todo y se marchó a un país lejano donde malgastó su hacienda viviendo como un libertino. Cuando hubo gastado todo, sobrevino un hambre extrema en aquel país, y comenzó a pasar necesidad. Entonces, fue y se ajustó con uno de los ciudadanos de aquel país, que le envió a sus fincas a apacentar puercos. Y deseaba llenar su vientre con las algarrobas que comían los puercos, pero nadie se las daba. Y entrando en sí mismo, dijo: "¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, mientras que yo aquí me muero de hambre! Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, pequé contra el cielo y ante ti. Ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros." Y, levantándose, partió hacia su padre. Estando él todavía lejos, le vio su padre y, conmovido, corrió, se echó a su cuello y le besó efusivamente. El hijo le dijo: "Padre, pequé contra el cielo y ante ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo."
Pero el padre dijo a sus siervos: "Traed aprisa el mejor vestido y vestidle, ponedle un anillo en su mano y unas sandalias en los pies. Traed el novillo cebado, matadlo, y comamos y celebremos una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado." Y comenzaron la fiesta. Su hijo mayor estaba en el campo y, al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música y las danzas; y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. Él le dijo: "Ha vuelto tu hermano y tu padre ha matado el novillo cebado, porque le ha recobrado sano."El se irritó y no quería entrar. Salió su padre, y le suplicaba. Pero él replicó a su padre: "Hace tantos años que te sirvo, y jamás dejé de cumplir una orden tuya, pero nunca me has dado un cabrito para tener una fiesta con mis amigos; y ¡ahora que ha venido ese hijo tuyo, que ha devorado tu hacienda con prostitutas, has matado para él el novillo cebado!" Pero él le dijo: "Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto, y ha vuelto a la vida; estaba perdido, y ha sido hallado."
Oración introductoria
Señor, ¡qué grande es tu amor y misericordia! Me identifico con esos dos hijos del Evangelio que no saben recibir y corresponder a tu amor. Conduce esta oración para que mi corazón no se endurezca y sea dócil a las inspiraciones.
Petición
Señor, ayúdame a confiar siempre en tu gran misericordia pero no permitas que abuse de tanto amor.
Meditación del Papa Francisco
Después está escrito que el Señor es “compasivo” en el sentido que nos concede la gracia, tiene compasión y, en su grandeza, se inclina sobre quien es débil y pobre, siempre listo para acoger, comprender y perdonar. Es como el padre de la parábola del Evangelio de san Lucas: un padre que no se cierra en el resentimiento por el abandono del hijo menor, sino que al contrario continúa esperándolo —lo ha generado— y después corre a su encuentro y lo abraza, no lo deja ni siquiera terminar su confesión —como si le cubriera la boca—, qué grande es el amor y la alegría por haberlo reencontrado; y después va también a llamar al hijo mayor, que está indignado y no quiere hacer fiesta, el hijo que ha permanecido siempre en la casa, pero viviendo como un siervo más que como un hijo, y también sobre él el padre se inclina, lo invita a entrar, busca abrir su corazón al amor, para que ninguno quede excluso de la fiesta de la misericordia. ¡La misericordia es una fiesta!
De este Dios misericordioso se dice también que es “lento a la ira”, literalmente, “largo en su respiración”, es decir, con la respiración amplia de paciencia y de la capacidad de soportar. Dios sabe esperar, sus tiempos no son aquellos impacientes de los hombres; Él es como un sabio agricultor que sabe esperar, deja tiempo a la buena semilla para que crezca, a pesar de la cizaña. (Homilía de S.S. Francisco, 13 de enero de 2016).
Reflexión
Sabiendo que somos hijos de Dios pensamos que lo merecemos todo. A veces no somos ni capaces de agradecer a nuestro Creador por el gran don de la vida. Y, mucho menos, nos esforzamos por corresponder a su amor infinito.
¿Cuánto hemos recibido de Dios? ¡Todo! Sin embargo lo vemos como una obligación de parte de Él. Podríamos llegar a quejarnos cuando no recibimos lo que queremos y tal vez hasta hemos llegado al punto de exigirle.
Dios, en su infinita bondad, no cesa de colmarnos de sus gracias y hasta cumple con nuestros caprichos. No importa si le agradecemos o no.
Lo más hermoso es ver que Dios no se cansa y por mucho que nos alejemos de Él, cuando deseamos volver, ahí está con los brazos abiertos esperándonos con un corazón lleno de amor.
Dios es el Pastor que se alegra al encontrar la oveja perdida. Él es el Padre misericordioso que espera a su hijo perdido con grandes ansias, le perdona cualquier falta cuando ve un verdadero arrepentimiento y lo llena de su amor. Digamos a Cristo: "Señor Tú lo sabes todo tu sabes que te quiero"
Propósito
Vivir hoy de tal modo que pueda ser admitido en el festín eterno del cielo.
Diálogo con Cristo
Señor y Padre mío, con qué facilidad puedo engañarme a mí mismo al seguir el camino fácil que me ofrece la vida y ser un ciego y sordo indiferente a las necesidades de los demás, para concentrarme sólo en mi propia felicidad. Dame tu gracia para saber mantenerme siempre a tu lado. Que no me aleje de tu gracia, porque entonces mi corazón se convertirá en roca, insensible a recibir y corresponder a tu amor. Libremente quiero depender siempre y en todo de Ti.
Vive la Cuaresma consultando este Especial de Cuaresma
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“Verbum Spei”
“Palabra de Esperanza”
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2° Viernes Cuaresma
El Evangelio de hoy
Mateo 21,33-43.45-46
“En aquel tiempo, Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo esta parábola: “Había una vez un propietario que plantó un viñedo, la rodeó con una cerca, cavó un lagar en él, construyó una torre para el vigilante y luego lo alquiló a unos viñadores y se fue de viaje. Llegado el tiempo de la vendimia, envió a sus criados para pedir su parte de los frutos a los viñadores; pero éstos se apoderaron de los criados, golpearon a uno, mataron a otro, y a otro más lo apedrearon. Envió de nuevo otros criados, en mayor número que los primeros, y los trataron del mismo modo. Por último, les mandó a su propio hijo, pensando: “A mi hijo lo respetarán”. Pero cuando los viñadores lo vieron, se dijeron unos a otros: “Éste es el heredero. Vamos a matarlo, nos quedamos con su herencia”. Le echaron mano, lo sacaron del viñedo y lo mataron. Ahora díganme: cuando vuelva el dueño del viñedo, ¿qué hará con esos viñadores?”. Ellos le respondieron: “Dará muerte terrible a esos desalmados y arrendará el viñedo a otros viñadores, que le entreguen los frutos a su tiempo”. Entonces Jesús les dijo: “¿No han leído nunca la Escritura: La piedra que desecharon los constructores, es ahora la piedra angular. Esto es obra del Señor y es un prodigio admirable? Por esta razón les digo que les será quitado a ustedes el Reino de Dios y se le dará a un pueblo que produzca sus frutos”. Al oír estas palabras, los sumos sacerdotes y los fariseos, comprendieron que Jesús las decía por ellos y quisieron aprehenderlo, pero tuvieron miedo a la multitud, pues era tenido por un profeta”.
Reflexión:
La parábola nos habla de una figura, de aquellos que quieren adueñarse de la viña y han perdido la relación con el Dueño de la viña. Un Dueño que nos ha llamado con amor, nos custodia, y que también nos da la libertad”. Estas personas se han sentido fuertes, se han sentido autónomas de Dios.
Estos, lentamente, se han resbalado sobre aquella autonomía, la autonomía en la relación con Dios: «Nosotros no tenemos necesidad de aquel Dueño, ¡que no venga a molestarnos!». Y nosotros vamos adelante así. ¡Estos son los corruptos! Aquellos que eran pecadores como todos nosotros, pero que han dado un paso adelante, como si se hubieran consolidado en el pecado: ¡no tienen necesidad de Dios! Pero esto solo aparentemente, porque en su código genético está impresa esta relación con Dios. Y como no la pueden negar, se hacen un Dios especial: son Dios ellos mismos. Son los corruptos.
Esto es también un peligro para nosotros. En las comunidades cristianas los corruptos piensan solo al propio grupo: «Bueno, bueno. Es uno de los nuestros» – piensan – pero, en realidad, son ellos para sí mismos.
Judas empezó: de pecador avaro terminó en la corrupción. El camino de la autonomía es un camino peligroso: los corruptos son grandes desmemoriados, han olvidado este amor, con el cual el Señor ha plantado la viña, ¡los ha hecho a ellos! ¡Han cortado la relación con este amor! Y ellos se convierten en adoradores de sí mismos. ¡Cuánto daño han causado los corruptos en las comunidades cristianas! Que el Señor nos libre de resbalar en este camino de la corrupción”.
(Papa Francisco).
Oración:
Señor Jesús, tu conoces mi corazón y cada uno de mis pensamientos, tú conoces mis acciones. Por eso hoy me dirijo a ti, Dios mío, para que me enseñes a confiar y a abandonarme en ti. Quiero ser como ese árbol plantado junto al agua, que siempre está verde y frondoso; quiero que, gracias al contacto contigo, mi vida nunca deje de dar fruto. Amén.
Acción:
Hoy buscaré la cosa que más me preocupa y que me agobia y se la entregaré al Señor, confiando en que será él quien la resuelva.
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“Nuntium Verbi Dei
“Mensaje de la palabra de Dios”
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“Verbum Spei”
“Palabra de Esperanza”
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2° Jueves Cuaresma
El Evangelio de hoy
Lucas 16,19-31.
Jesús dijo a los fariseos: “Había un hombre rico que se vestía de púrpura y lino finísimo y cada día hacía espléndidos banquetes.
A su puerta, cubierto de llagas, yacía un pobre llamado Lázaro,
que ansiaba saciarse con lo que caía de la mesa del rico; y hasta los perros iban a lamer sus llagas.
El pobre murió y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. El rico también murió y fue sepultado.
En la morada de los muertos, en medio de los tormentos, levantó los ojos y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro junto a él.
Entonces exclamó: ‘Padre Abraham, ten piedad de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en el agua y refresque mi lengua, porque estas llamas me atormentan’.
‘Hijo mío, respondió Abraham, recuerda que has recibido tus bienes en vida y Lázaro, en cambio, recibió males; ahora él encuentra aquí su consuelo, y tú, el tormento.
Además, entre ustedes y nosotros se abre un gran abismo. De manera que los que quieren pasar de aquí hasta allí no pueden hacerlo, y tampoco se puede pasar de allí hasta aquí’.
El rico contestó: ‘Te ruego entonces, padre, que envíes a Lázaro a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos: que él los prevenga, no sea que ellos también caigan en este lugar de tormento’.
Abraham respondió: ‘Tienen a Moisés y a los Profetas; que los escuchen’.
‘No, padre Abraham, insistió el rico. Pero si alguno de los muertos va a verlos, se arrepentirán’.
Pero Abraham respondió: ‘Si no escuchan a Moisés y a los Profetas, aunque resucite alguno de entre los muertos, tampoco se convencerán'”.
Reflexión:
En esta parábola “del Rico y el pobre Lázaro” nos invita a pensar sobre la situación y la distancia tan grande que existe uno y otro, es una parábola que nos llama: “A la conversión”. Además nos invita a identificarnos con uno de los dos personajes.
El rico “no se fue al infierno” porque era rico, ni Lázaro se fue al cielo, porque era pobre y estaba lleno de llagas”. También nos invita a ver “La situación en la que vivían los dos”.
El “rico puso su confianza en el dinero, que lo mantuvo esclavo y ciego por el egoísmo, y no pudo ver que a la puerta de su casa estaba la salvación” “No-vio” a su prójimo, los bienes y las riquezas lo esclavizaron de tal manera que no supo compartir con el pobre que hoy son millones que viven así, y pasamos sin verlos porque los bienes nos hacen insensible ante la necesidades de los demás.
Y Lázaro siempre “Mantuvo su fe, y su esperanza en Dios” que El Señor le dio “La corona de la eternidad” el cielo.
Por eso es importante “Que hoy hagamos nuestro este mensaje, porque hoy es el tiempo favorable para que yo tome la opción a donde quiero ir” al cielo oh al infierno.
Y en estos hermanos del rico estamos representados todos, solo tenemos que escuchar “El llamado que Dios en Jesús” hoy nos hace a través de su palabra y de la Iglesia.
Hoy a la puerta de mi casa y de mi corazón esta “La Salvación” si se descubrir en mi familia (esposa, en mis hijos), y en los que me rodean, a el pobre “Lázaro que tiene hambre, y sed de amor, de cariño de ternura, de compasión y de misericordia”.
Oración:
Señor Jesús, concédeme la gracia de la humildad, líbrame de este egoísmo que distorsiona todos mis sentidos y me hace despreciar a los demás y negarles el pan para vivir, cuando yo tengo lo suficiente como no desabastecerme. Limpia mi corazón, llénalo de tu gracia y de tu solidaridad, que pueda ver en cada hermano necesitado, un pedazo de Cielo, un pedazo de Ti. Amén.
Acción:
En este día de cuaresma, nos hará bien preguntarnos: ¿dónde está mi confianza? ¿Todavía tengo un nombre o he comenzado a perder el nombre y le llamo «Yo»? ¿Yo, me, conmigo, para mí, solamente yo? Para mí, para mí… siempre ese egoísmo: «yo». Esto no nos da la salvación.
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“Nuntium Verbi Dei
“Mensaje de la palabra de Dios”
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