03/15/16

11:03 a.m.
Nabucodonosor tomó la palabra y les dijo: "¿Es verdad Sadrac, Mesac y Abed Negó, que ustedes no sirven a mis dioses y no adoran la estatua de oro que yo erigí? ¿Están dispuestos ahora, apenas oigan el sonido de la trompeta, el pífano, la cítara, la sambuca, el laúd, la cornamusa y de toda clase de instrumentos, a postrarse y adorar la estatua que yo hice? Porque si ustedes no la adoran, serán arrojados inmediatamente dentro de un horno de fuego ardiente. ¿Y qué Dios podrá salvarlos de mi mano?". Sadrac, Mesac y Abed Negó respondieron al rey Nabucodonosor, diciendo: "No tenemos necesidad de darte una respuesta acerca de este asunto. Nuestro Dios, a quien servimos, puede salvarnos del horno de fuego ardiente y nos librará de tus manos. Y aunque no lo haga, ten por sabido, rey, que nosotros no serviremos a tus dioses ni adoraremos la estatua de oro que tú has erigido". Nabucodonosor se llenó de furor y la expresión de su rostro se alteró frente a Sadrac, Mesac y Abed Negó. El rey tomó la palabra y ordenó activar el horno siete veces más de lo habitual. Luego ordenó a los hombres más fuertes de su ejército que ataran a Sadrac, Mesac y Abed Negó, para arrojarlos en el horno de fuego ardiente. Entonces el rey Nabucodonosor, estupefacto, se levantó a toda prisa y preguntó a sus consejeros: «¿No hemos echado nosotros al fuego a estos tres hombres atados?» Respondieron ellos: «Indudablemente, oh rey.» Dijo el rey: «Pero yo estoy viendo cuatro hombres que se pasean libremente por el fuego sin sufrir daño alguno, y el cuarto tiene el aspecto de un hijo de los dioses.» Nabucodonosor exclamó: «Bendito sea el Dios de Sadrak, Mesak y Abed Negó, que ha enviado a su ángel a librar a sus siervos que, confiando en él, quebrantaron la orden del rey y entregaron su cuerpo antes que servir y adorar a ningún otro fuera de su Dios.

11:03 a.m.
Bendito seas, Señor, Dios de nuestros padres, alabado y exaltado eternamente. Bendito sea tu santo y glorioso Nombre, alabado y exaltado eternamente. Bendito seas en el Templo de tu santa gloria, aclamado y glorificado eternamente por encima de todo. Bendito seas en el trono de tu reino. aclamado por encima de todo y exaltado eternamente. Bendito seas Tú, que sondeas los abismos y te sientas sobre los querubines, alabado y exaltado eternamente por encima de todo. Bendito seas en el firmamento del cielo, aclamado y glorificado eternamente.

11:03 a.m.
Jesús dijo a aquellos judíos que habían creído en él: "Si ustedes permanecen fieles a mi palabra, serán verdaderamente mis discípulos: conocerán la verdad y la verdad los hará libres". Ellos le respondieron: "Somos descendientes de Abraham y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo puedes decir entonces: 'Ustedes serán libres'?". Jesús les respondió: "Les aseguro que todo el que peca es esclavo del pecado. El esclavo no permanece para siempre en la casa; el hijo, en cambio, permanece para siempre. Por eso, si el Hijo los libera, ustedes serán realmente libres. Yo sé que ustedes son descendientes de Abraham, pero tratan de matarme porque mi palabra no penetra en ustedes. Yo digo lo que he visto junto a mi Padre, y ustedes hacen lo que han aprendido de su padre". Ellos le replicaron: "Nuestro padre es Abraham". Y Jesús les dijo: "Si ustedes fueran hijos de Abraham obrarían como él. Pero ahora quieren matarme a mí, al hombre que les dice la verdad que ha oído de Dios. Abraham no hizo eso. Pero ustedes obran como su padre". Ellos le dijeron: "Nosotros no hemos nacido de la prostitución; tenemos un solo Padre, que es Dios". Jesús prosiguió: "Si Dios fuera su Padre, ustedes me amarían, porque yo he salido de Dios y vengo de él. No he venido por mí mismo, sino que él me envió.

11:03 a.m.
Hermanos, por el bautismo accedemos a un nuevo nacimiento... “Si hemos puesto nuestra esperanza en este mundo, somos los más desgraciados de los hombres.” (cf 1Cor 15,19). La vida de este mundo, como lo veis, puede ser igual de larga para los animales, las fieras y los pájaros como para los hombres, e incluso más larga. Pero lo que le es propio al hombre es lo que Cristo nos dio por su Espíritu --la vida eterna—a condición de renunciar al pecado... “Porque la paga del pecado es la muerte, pero el don de Dios es la vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro.” (Rm 6,23) Hijitos, acordaos sobre todo de esto: Antiguamente, las naciones estaban bajo el dominio de las tinieblas. Ahora, nosotros hemos sido liberados, gracias a la victoria de Jesucristo, Nuestro Señor. Él nos ha redimido...Ha liberado a los encadenados y ha roto nuestras cadenas, como dijo David: “El Señor levanta a los oprimidos, el Señor desata a los cautivos, el Señor abre los ojos al ciego” (Sal 145,7) Y en otro lugar: “Has roto nuestras cadenas, te ofreceré un sacrificio de alabanza..” (Sal 115,16) Sí, hemos sido liberados de nuestras ataduras, convocados por el Señor para el sacramento del bautismo...liberados por la sangre de Cristo y por la invocación de su nombre... Pues, amados míos, somos bautizados una vez por todas, liberados una vez por todas, acogidas en el reino inmortal una vez por todas. Una vez por todas somos felices porque nuestros crímenes han sido perdonados, borrados nuestros pecados. (cf Sal 31,1) Guardad con firmeza lo que os ha sido dado, conservadlo con alegría, no pequéis más. En adelante, guardaos puros e irreprochables para el día del Señor.

2:24 a.m.
Bloch-Sermon_On_The_Mount

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                  “Verbum Spei”     
           “Palabra de Esperanza” 
         
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 5° Martes Cuaresma
El Evangelio de hoy 
Juan 8, 21-30

En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: «Yo me voy y ustedes me buscarán, pero morirán en su pecado. A donde yo voy, ustedes no pueden venir». Dijeron entonces los judíos: «¿Estará pensando en suicidarse y por eso nos dice: ‘A donde yo voy, ustedes no pueden venir’?» Pero Jesús añadió: «Ustedes son de aquí abajo y yo soy de allá arriba; ustedes son de este mundo, yo no soy de este mundo. Se lo acabo de decir: morirán en sus pecados, porque si no creen que Yo Soy, morirán en sus pecados».
Los judíos le preguntaron: «Entonces ¿quién eres tú?» Jesús les respondió: «Precisamente eso que les estoy diciendo. Mucho es lo que tengo que decir de ustedes y mucho que condenar. El que me ha enviado es veraz y lo que yo le he oído decir a él es lo que digo al mundo». Ellos no comprendieron que hablaba del Padre.
Jesús prosiguió: «Cuando hayan levantado al Hijo del hombre, entonces conocerán que Yo Soy y que no hago nada por mi cuenta; lo que el Padre me enseñó, eso digo. El que me envió está conmigo y no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que a él le agrada». Después de decir estas palabras, muchos creyeron en él.

Reflexión:
De la misma manera que para los judíos -y en general para los contemporáneos de Jesús- les resultaba difícil el creer que el “hombre” que se presentaba ante ellos era el mismo YHVH, es decir “Yo Soy”, así para muchos resulta imposible que el pedacito de pan que está sobre el altar después de la consagración sea ese mismo Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre. 
Quizás esa sea la causa de que, así como Cristo fue despreciado en su humanidad, hoy no se valore e incluso sea despreciada la Sagrada Comunión por muchos “cristianos”. Llama la atención la poca devoción con la que algunos cristianos se acercan a recibir a Jesús Eucaristía. ¿Será que piensan que no es posible que ese sea el mismo que ahora reina por los siglos de los siglos?
La oración que decimos antes de comulgar causó la curación de un enfermo, pues quien la pronunció creyó verdaderamente que se encontraba ante “Dios”, para quien nada es imposible. Pensemos cuántas cosas pasarían en nuestra vida, en nuestros enfermos si nosotros tuviéramos la fe del Centurión, y viéramos en la hostia a “Yo Soy”, al mismo Jesús, para quien todo es posible. Ojalá y después de estas palabras muchos crean en él. 
(Evangelización Activa).

Oración:
Señor Dios dame tu gracia para permanecer fiel a ti en medio de las adversidades de la vida, para que siga atento a tu voluntad y, al igual que tu Hijo Jesús, mi alimento sea siempre hacer tu voluntad antes que cualquier otra cosa. Amén.

Acción:
Hoy haré algo que en verdad me cuesta trabajo y demande de mi paciencia, y lo haré pidiéndole a Dios que a través de ello me enseñe a ser paciente. 
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            “Nuntium Verbi Dei  
“Mensaje de la palabra de Dios”
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