08/07/16

11:55 p.m.

Por: P . Clemente González | Fuente: Catholic.net

Del santo Evangelio según san Mateo 17, 22-27
En aquel tiempo, mientras Jesús y los discípulos recorrían juntos la Galilea, les dijo Jesús: Al Hijo del Hombre lo van a entregar en manos de los hombres, lo matarán, pero resucitará al tercer día. Ellos se pusieron muy tristes. Cuando llegaron a Cafarnaún, los que cobraban el impuesto de las dos dracmas se acercaron a Pedro y le preguntaron: ¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas? Contestó: Sí. Cuando llegó a casa, Jesús se adelantó a preguntarle: ¿Qué te parece, Simón? Los reyes del mundo, ¿a quién le cobran impuestos y tasas, a sus hijos o a los extraños? Contestó: A los extraños. Jesús le dijo: Entonces, los hijos están exentos. Sin embargo, para no darles mal ejemplo, ve al lago, echa el anzuelo, coge el primer pez que pique, ábrele la boca y encontrarás una moneda de plata. Cógela y págales por mí y por ti.

Oración introductoria
Señor, inicio mi oración con la señal de la cruz, puesto que en ella está la síntesis de mi fe. En este gesto quiero manifestarte que creo en la santísima Trinidad, espero y confío en tu gracia y misericordia y te amo con todo mi corazón.

Petición
Jesús, que mi amor por ti se manifieste en mi amor y servicio a los demás.
 

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Cristo nos marca el camino a seguir.

Cuando Dios me llama a caminar por su sendero, es hermoso contemplar con cuánto amor me quiere en Él. Me ha preparado una senda para mí,, un camino rico en luchas, en esfuerzos, en temores, derrotas, triunfos; un camino que en definitiva, no debo nunca olvidarlo, es mi felicidad. No la meta solamente, no ciertos momentos simplemente, sino cada paso, cada instante, hasta aquellos que se van mientras duermo.

Si Dios me mostrara, sin embargo, lo que habría de vivir, los dolores por sufrir, las indecisiones, las incertidumbres y tantas cosas por las cuales padecer, quizá temería andarlo y no en pocas ocasiones lo abandonaría. Pensaría que me faltan las fuerzas, y que tal designio, tal cruz, en realidad, no es para mí. Y no obstante Dios no se detiene en ofrecerme el camino para amarle y para amar a los demás, a imitación de Cristo.

Tú, Señor, no te detuviste ni siquiera al contemplar el monte en que vendrías a ser crucificado. Tu mirada no se hallaba en la muerte, sino en la redención. Y aunque temías la tortura, los escarnios de la gente, tu amor «encandilaba» los dolores por los que pasarías. Si alguna vez las dudas te asechaban, te bastaba contemplar a tus discípulos, contemplar a cada alma y mirarla con amor. Así era tu corazón y nada lo detenía para continuar con su misión.

Señor, si yo tengo miedos, hoy quiero ponerlos nuevamente en Ti. Quizá no desaparecerán, pero al menos están en tus manos. Quiero acoger mi vida, mi realidad presente como una ocasión invaluable para agradarte. Hazme entender con la fe, que incluso entre las espinas de la vida hay frutos bellos que jamás se marchitarán. Más aún: que incluso los momentos que serían «dignos» de olvidar, pueden convertirse, con tu gracia, en enseñanzas y experiencias para engrandecer el corazón y caminar hacia la eternidad. Hoy pongo en tus manos mi corazón, para caminar mi vida como Tú.

«Hay otra vía, contraria al camino de Cristo: la mundanidad. La mundanidad nos ofrece el camino de la vanidad, del orgullo, del éxito... Es la otra vía. […], Emprendamos también nosotros con decisión este camino de la humildad, con mucho amor a Él, nuestro Señor y Salvador. El amor nos guiará y nos dará fuerza. Y, donde está él, estaremos también nosotros».

 (Homilía de S.S. Francisco, 29 de marzo de 2015).

Reflexión
Si nos pusiéramos a contar los sueños irrealizados, los proyectos personales sin concluir, las ideas que no han tomado forma, llenaríamos muchas cajas.

El joven que no concluye sus estudios, la chica que no se decide a formar un hogar, el empresario que no se atreve con un negocio, el profesor que no se actualiza, son ejemplos de personas que no llegan a realizarse en sus vidas.

Y tú, ¿quieres conseguir el ideal que te has propuesto en la vida? ¿estás dispuesto a pagar el impuesto que supone el sacrificio de luchar hasta lograr el objetivo?

Gracias a Dios, hay muchos hombres y mujeres que lo han conseguido antes que nosotros. Inventores como Bell, científicos como Pasteur, santos como San Javier, pagaron en su vida con el dinero justo, la moneda precisa.

Cristo nos invita a dar lo necesario de nuestra parte, para no quedarnos a medias, entre sueños e ilusiones, sino que nos ofrece el camino de su cruz, que es el sacrificio, para llevar nuestro ideal de vida hasta el fin.

Propósito
Revisar cómo estoy inculcando en mi familia el cumplimiento de los deberes como ciudadano.

Diálogo con Cristo
Jesús, ayúdame a entregar mi vida en el servicio y en el amor a los demás, como Tú lo hiciste. Ése es el único camino con el que puedo corresponder a tantos dones con los que has enriquecido mi vida. Las excusas abundan, las tentaciones se multiplican, pero tu gracia es superior a todo.

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11:08 a.m.
El día cinco del mes -era el año quinto de la deportación del rey Joaquín- la palabra del Señor llegó a Ezequiel, hijo del sacerdote Buzí, en el país de los caldeos, a orillas del río Quebar. Allí la mano del Señor descendió sobre él. Yo miré, y vi un viento huracanado que venía del norte, y una gran nube con un fuego fulgurante y un resplandor en torno de ella; y de adentro, de en medio del fuego, salía una claridad como de electro. En medio del fuego, vi la figura de cuatro seres vivientes, que por su aspecto parecían hombres. Yo oí el ruido de sus alas cuando ellos avanzaban: era como el ruido de aguas torrenciales, como la voz del Todopoderoso, como el estruendo de una multitud o de un ejército acampado. Al detenerse, replegaban sus alas. Y se produjo un estruendo sobre la plataforma que estaba sobre sus cabezas. Encima de la plataforma que estaba sobre sus cabezas, había algo así como una piedra de zafiro, con figura de trono; y encima de esa especie de trono, en los más alto, una figura con aspecto de hombre. Entonces vi un fulgor como de electro, algo así como un fuego que lo rodeaba desde lo que parecía ser su cintura para abajo; vi algo así como un fuego y una claridad alrededor de él: como el aspecto del arco que aparece en las nubes los días de lluvia, así era la claridad que lo rodeaba. Este era el aspecto, la semejanza de la gloria del Señor. Al verla, caí con el rostro en tierra y oí una voz que hablaba.

11:08 a.m.
¡Aleluya! Alaben al Señor desde el cielo, alábenlo en las alturas; alábenlo, todos sus ángeles, alábenlo, todos sus ejércitos. Los reyes de la tierra y todas las naciones, los príncipes y los gobernantes de la tierra; los ancianos, los jóvenes y los niños. los ancianos, los jóvenes y los niños. los ancianos, los jóvenes y los niños, alaben el nombre del Señor. Porque sólo su Nombre es sublime; su majestad está sobre el cielo y la tierra, alaben el nombre del Señor. Su majestad está sobre el cielo y la tierra, y él exalta la fuerza de su pueblo. ¡A él, la alabanza de todos sus fieles, y de Israel, el pueblo de sus amigos! ¡Aleluya! y él exalta la fuerza de su pueblo. ¡A él, la alabanza de todos sus fieles, y de Israel, el pueblo de sus amigos! ¡Aleluya!

11:08 a.m.
Mientras estaban reunidos en Galilea, Jesús les dijo: "El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres: lo matarán y al tercer día resucitará". Y ellos quedaron muy apenados. Al llegar a Cafarnaún, los cobradores del impuesto del Templo se acercaron a Pedro y le preguntaron: "¿El Maestro de ustedes no paga el impuesto?". "Sí, lo paga", respondió. Cuando Pedro llegó a la casa, Jesús se adelantó a preguntarle: "¿Qué te parece, Simón? ¿De quiénes perciben los impuestos y las tasas los reyes de la tierra, de sus hijos o de los extraños?". Y como Pedro respondió: "De los extraños", Jesús le dijo: "Eso quiere decir que los hijos están exentos. Sin embargo, para no escandalizar a esta gente, ve al lago, echa el anzuelo, toma el primer pez que salga y ábrele la boca. Encontrarás en ella una moneda de plata: tómala, y paga por mí y por ti".

11:08 a.m.
        Todos los pueblos, por nuestro Señor Jesucristo, han sido liberados de los poderes que los habían hecho cautivos. Es él, sí, es él quien nos ha rescatado. Tal como lo dice el apóstol Pablo: «Nos perdonó todos nuestros pecados. Borró el protocolo que nos condenaba con sus cláusulas, lo quitó de en medio, clavándolo en la cruz. Despojándose a sí mismo, arrastró a los poderes del mal en el cortejo de su triunfo» (Col 2,13-15). Libró a los encadenados y rompió nuestros lazos, tal como lo había dicho David: «El Señor liberta a los cautivos, el Señor abre los ojos al ciego, el Señor endereza a los que ya se doblan». Y más aún: «Rompiste mis cadenas, te ofreceré un sacrificio de alabanza» (Sl 145, 7-8; 115, 16-17).         Sí, hemos sido liberados de nuestras cadenas, nosotros que hemos sido llamados por el Señor para ser congregados por el sacramento del bautismo...; hemos sido liberados por la sangre de Cristo y por la invocación de su nombre... Así, pues, amados míos, hemos sido lavados por el agua del bautismo de una vez por todas, y de una vez por todas somos acogidos en el Reino inmortal. Una vez por todas «dichosos aquellos que están absueltos de sus culpas, a quienes han sepultado sus pecados» (Sl 31,1; Rm 4,7). Mantened con valentía lo que habéis recibido, conservadlo para vuestra dicha, no pequéis más. Desde ahora guardaos puros e irreprochables para el día del Señor.

1:19 a.m.
Bloch-Sermon_On_The_Mount

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               *”Verbum Spei”*

       _”Palabra de Esperanza”_

     

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*19° Domingo Tiempo Ordinario*

*El Evangelio de hoy*

*Lucas 12, 32-48*
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos; “No temas, rebañito mío, porque tu Padre ha tenido a bien darte el Reino. Vendan sus bienes y den limosnas. Consíganse unas bolsas que no se destruyan y acumulen en el cielo un tesoro que no se acaba, allá donde no llega el ladrón, ni carcome la polilla. Porque donde está tu tesoro, ahí estará su corazón.

Estén listos, con la túnica puesta y las lámparas encendidas. Sean semejantes a los criados que están esperando a que su Señor regrese de la boda, para abrirle en cuanto llegue y toque. Dichosos aquellos a quienes su Señor, al llegar, encuentre en vela. Yo les aseguró que se recogerá la túnica, los hará sentar a la mesa y él mismo les servirá. Y si llega a media noche o a la madrugada y los encuentra en vela, dichosos ellos.

Fíjense en esto: Si un padre de familia supiera a qué hora va a venir el ladrón, estaría vigilando y no dejaría que se le metiera por un boquete en su casa. Pues también ustedes estén preparados, porque a la hora en que menos lo piensen, vendrá el Hijo del hombre”.

Entonces Pedro le preguntó a Jesús: “¿Dices esta parábola sólo por nosotros o por todos?”

El Señor le respondió: “Supongan que un administrador, puesto por su amo al frente de la servidumbre con el encargo de repartirles a su tiempo los alimentos, se porta con fidelidad y prudencia. Dichoso ese siervo, si el amo, a su llegada, lo encuentra cumpliendo con su deber. Yo les aseguro que lo pondrá al frente de todo lo que tiene.

Pero si ese siervo piensa: ‘Mi amo tardará en llegar’ y empieza a maltratar a los otros siervos y siervas, a comer, a beber y a embriagarse, el día menos pensado y a la hora más inesperada llegará su amo y lo castigará severamente y le hará correr la misma suerte de los desleales.

El siervo que conociendo la voluntad de su amo, no haya preparado ni hecho lo que debía, recibirá muchos azotes; pero el que, sin conocerla, haya hecho algo digno de castigo, recibirá pocos.

Al que mucho se le da, se le exigirá mucho; y al que mucho se le confía, se le exigirá mucho más”.

*Reflexión:*

Es muy importante que la fe en un Dios misericordioso y salvador sea también para nosotros motor y fuerza de vida. La fe debe darnos siempre ánimo y vigor en esta vida, nunca desánimo y desesperanza. Debemos tener respeto a Dios, el máximo respeto, pero nunca tenerle miedo, o pasar de él, por falta de fe, o por temor a su mirada castigadora. Él nos va a proteger y va a guiar nuestros pasos en los momentos más difíciles de nuestra vida. En este año de la misericordia, renovemos nuestra fe y nuestra confianza en un Dios salvador y misericordioso.

Por tanto “Busquemos primero el Reino de Dios y las otras cosas (alimento, vestido, etc.) las tendremos de sobra”, esto nos dice Jesús, que nos invita a despojarnos es decir, a quedarnos sin nada, esto significa que antes ya lo tenemos todo. La invitación no tengas miedo a dejar el dinero. Tenemos que ser como el criado fiel atento a agradar a su amo. Hemos recibido muchos dones, el principal el don de la fe. Se nos exigirá mucho porque hemos recibido mucho. No desperdiciemos la gracia de Dios en nosotros. ¿Eres cristiano? Lo tienes que demostrar por tu fe inquebrantable en un mundo nuevo. Ser cristiano lleva consigo esa fe. Por ser cristiano has adquirido la responsabilidad de creer en un mundo nuevo y de bienestar. Quien no es cristiano no tiene tanta responsabilidad de creer en este mundo como tienes tú.
*Oración:*

Señor Jesús, te pedimos por los miembros de nuestras familias que están más alejados de la Iglesia y de tu Evangelio. Para que abras nuestro corazón a tu palabra y los llenes de fe. Amén.
*Acción:*

hoy, me mantendré leal, al compromiso que contraje al recibir el bautismo, de estar siempre a la espera del Señor, viviendo cada momento con la misma intensidad con que viviríamos el último.

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         *”Nuntium Verbi Dei”*   

_”Mensaje de la palabra de Dios”_

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