Oración de la mañana (Laudes) VIERNES VII SEMANA DE PASCUA 07 DE JUNIO 2019 | Padre Sam |

Por: H. Pedro Cadena Diaz, L.C. | Fuente: www.somosrc.mx
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Jesús, gracias por permitir que pueda estar aquí y dialogar contigo. Te necesito, Señor. Ayúdame a amarte cada día más.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 21, 15-19
En aquel tiempo, le preguntó Jesús a Simón Pedro: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?” Él le contestó: “Sí, Señor, tú sabes que te quiero”. Jesús le dijo: “Apacienta mis corderos”.
Por segunda vez le preguntó: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas?” Él le respondió: “Sí, Señor, tú sabes que te quiero”. Jesús le dijo: “Pastorea mis ovejas”.
Por tercera vez le preguntó: “Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?” Pedro se entristeció de que Jesús le hubiera preguntado por tercera vez si lo quería, y le contestó: “Señor, tú lo sabes todo; tú bien sabes que te quiero”. Jesús le dijo: “Apacienta mis ovejas. Yo te aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías la ropa e ibas a donde querías; pero cuando seas viejo, extenderás los brazos y otro te ceñirá y te llevará a donde no quieras”. Esto se lo dijo para indicarle con qué género de muerte habría de glorificar a Dios. Después le dijo: “Sígueme”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
¿Qué sentirías si hubieras abandonado a tu mejor amigo cuando más te necesitaba? Pensar esto nos ayuda a entender a san Pedro en el Evangelio de hoy. Él quería mucho a Jesús, incluso lo defendió con la espada en el huerto de Getsemaní (Jn 18,10). Pero los hombres somos débiles: Pedro tuvo miedo y abandonó a Jesús en su pasión y muerte. ¡Qué culpable y miserable se sentiría el pobre Pedro en los días siguientes!
Después de resucitar, Jesús se aparece a sus discípulos, Pedro incluido. Luego les hace una pesca milagrosa y hasta los invita a desayunar (Jn 21, 1-14). ¿Qué pensaría Pedro cuando estaba desayunando pescado asado frente a Jesús? Tal vez ni le habló ni lo miró a los ojos. Es entonces cuando sucede lo que leemos hoy en el Evangelio: después de desayunar, le preguntó Jesús a Simón Pedro...
Tal vez tú también tienes alguna situación de la que no te atreves a hablar con Jesús. Es normal, es más, es bueno que nos duela haber ofendido a alguien que murió por nosotros. Pero Jesús no quiere que nos quedemos hundidos en nuestra vergüenza. Él quiere decirte, en silencio, que Él vino a morir precisamente para que ese pecado, esa situación, ya no te pesara más en el alma. Para que tengas vida, y la tengas en abundancia (Jn 10,10). Pon todo en sus manos, y deja que Él te alimente con su Palabra, con su perdón en la confesión y su cuerpo en la Eucaristía, con la luz del sol y el abrazo de un buen amigo... Jesús, Tú que aceptaste el amor imperfecto pero sincero de san Pedro, acepta también el mío y ayúdame a aceptar el tuyo. Jesús, confío en Ti.
«De alguna manera, podemos decir que todos hemos sido llamados a la vida de fe, hemos sido elegidos por Dios, pero también por el pueblo, para servirlo fielmente, y en este servicio, quizás, hayamos cometido errores, algunos más pequeños, otros más grandes. El Señor Jesús, sin embargo, siempre perdona los errores del que se arrepiente y siempre renueva su confianza, pidiéndonos, a nosotros en particular, una total dedicación a la causa de su pueblo. Queridos hermanos y hermanas, la mirada de Jesús se posa también, aquí y ahora, en cada uno de nosotros. Es muy importante cruzarse con ella en nuestro interior preguntándonos: ¿Cuál es hoy la mirada de Jesús sobre mí? ¿A qué me llama? ¿Qué quiere perdonarme el Señor y qué me pide que cambie en mi actitud? ¿Cuál es mi misión y la tarea que Dios me confía para el bien de su pueblo?»
(Discurso de S.S. Francisco, 11 de abril de 2019).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Jesús, confío en tí, o al menos quiero confiar y creer que eres bueno, me amas, que no hay situación que tú, Dios omnipotente, mi amigo, puedas resolver. Aumenta mi confianza. María, enséñame a confiar en Dios como tú, en horas felices y al pie de la cruz. Haz que, como tú, yo me deje amar por Jesús.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Haré una visita a Jesús Eucaristía y le pediré que me perdone por las veces que he rechazado su amor.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
_”Verbum Spei”_
_”Palabra de Esperanza”_
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*7° Jueves de Pascua*
*El Evangelio de hoy*
*Juan 17, 20-26*
En aquel tiempo, Jesús levantó los ojos al cielo y dijo: “Padre, no sólo te pido por mis discípulos, sino también por los que van a creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti somos uno, a fin de que sean uno en nosotros y el mundo crea que tú me has enviado.
Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno. Yo en ellos y tú en mí, para que su unidad sea perfecta y así el mundo conozca que tú me has enviado y que los amas, como me amas a mí.
Padre, quiero que donde yo esté, estén también conmigo los que me has dado, para que contemplen mi gloria, la que me diste, porque me has amado desde antes de la creación del mundo.
Padre justo, el mundo no te ha conocido; pero yo sí te conozco y éstos han conocido que tú me enviaste. Yo les he dado a conocer tu nombre y se lo seguiré dando conocer, para que el amor con que me amas esté en ellos y yo también en ellos.”
*Reflexión:*
Podríamos decir que, de acuerdo a la predicación de Jesús, hay dos elementos que hacen evidente el amor de Dios y, por ende, nuestro ser cristiano. El primero es el amor y nuestras buenas obras. El segundo, que es el que nos menciona hoy Jesús, es “que su unidad sea perfecta”.
Por ello, donde hay desunión y discordia es difícil reconocer la presencia de Dios y de la comunidad cristiana. El libro de los Hechos nos dice que la primera comunidad no sólo tenía todo en común sino que tenían un sólo corazón. Por eso, es triste encontrar comunidades cristianas en donde los unos y los otros se atacan, se muerden, hablan mal unos de otros, hay envidias y rivalidades. Con este testimonio, ¿cómo será posible que los que nos rodean puedan creer en el Dios del amor? ¿Cómo descubrir la presencia del Dios que unifica si constantemente somos causa de desunión, si cada uno en la comunidad ve únicamente por su propio beneficio?
Padre, que sean uno como nosotros somos uno. Esta es la oración que ahora pedimos al Espíritu Santo de llevarnos a la unidad. Ven Espíritu Santo y únenos en el amor, la comprensión y el perdón.
(Evangelización Activa)
*Oración*
Señor Jesús, te pido que me enseñes, con tu gracia, a ser un fiel testigo en cada situación sin importar si me siento alegre y complacido o si me siento triste y atribulado. Amén.
*Acción:*
Hoy haré un recuento de situaciones difíciles en mi vida y voy a pensar cómo hubiera podido dar un mejor testimonio de mi fe en esos casos para que, en un futuro, cuando vuelva a pasar por una circunstancia similar, dar un verdadero testimonio.
_”Nuntium Verbi Dei”_
_“Mensaje de la palabra de Dios”_