07/12/17

11:25 p.m.

Por: H. Adrián Olvera de la Cruz LC | Fuente: www.missionkits.org

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Gracias, Señor, por todos los dones que me has dado… Gracias por la oportunidad de dar a los demás lo que de Ti he recibido.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Mateo 10, 7-15

En aquel tiempo, envió Jesús a los Doce con estas instrucciones: "Vayan y proclamen por el camino que ya se acerca el Reino de los cielos. Curen a los leprosos y demás enfermos; resuciten a los muertos y echen fuera a los demonios. Gratuitamente han recibido este poder; ejérzanlo, pues, gratuitamente.

No lleven con ustedes, en su cinturón, monedas de oro, de plata o de cobre. No lleven morral para el camino ni dos túnicas ni sandalias ni bordón, porque el trabajador tiene derecho a su sustento.

Cuando entren en una ciudad o en un pueblo, pregunten por alguien respetable y hospédense en su casa hasta que se vayan. Al entrar, saluden así: ‘Que haya paz en esta casa’. Y si aquella casa es digna, la paz de ustedes reinará en ella; si no es digna, el saludo de paz de ustedes no les aprovechará. Y si no los reciben o no escuchan sus palabras, al salir de aquella casa o de aquella ciudad, sacúdanse el polvo de los pies. Yo les aseguro que el día del juicio, Sodoma y Gomorra serán tratadas con menos rigor que esa ciudad".

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

El amor, para que sea amor, tiene que ser fecundo…tiene que dar fruto… no puede ser para uno mismo.

Cuando hay amor, no se puede callar, no se puede esconder… se tiene que dar. Es como un volcán que necesita estallar.

El amor exige salir, proclamar, anunciar aquello se ha encontrado. Y yo, ¿con quién me he encontrado?

¿Me he encontrado con un Dios que ha dado todo por mí? ¿Que se ha interesado no por la multitud, como algo general, sino por mí, de una manera personal? ¿Me he encontrado con una persona que ha dado todo de sí, que ha dado todo por mí?...

Estas ganas de amor… estos deseos de seguir, de dar… de anunciar, ya sea estando en la luz o en la obscuridad, me dicen que sí…Me he encontrado con Alguien…me he encontrado con Dios.

Hoy me mandas a dar aquello que me has regalado. Me mandas a compartir el amor que me has dado; no como una tarea o como algo obligado sino como fruto del amor que he experimentado, que gratuitamente he recibido.

"Y cuando estemos cansados, o se nos haga pesada la tarea de evangelizar, es bueno recordar que la vida que Jesús nos propone responde a las necesidades más hondas de las personas, porque todos hemos sido creados para la amistad con Jesús y para el amor fraterno.
Hay algo que es cierto, no podemos obligar a nadie a recibirnos, a hospedarnos; es cierto y es parte de nuestra pobreza y de nuestra libertad. Pero también es cierto que nadie puede obligarnos a no ser acogedores, hospederos de la vida de nuestro Pueblo. Nadie puede pedirnos que no recibamos y abracemos la vida de nuestros hermanos, especialmente la vida de los que han perdido la esperanza y el gusto por vivir. Qué lindo es imaginarnos nuestras parroquias, comunidades, capillas, donde están los cristianos, no con las puertas cerradas sino como verdaderos centros de encuentro entre nosotros y con Dios. Como lugares de hospitalidad y de acogida."
(Homilía de S.S. Francisco, 12 de julio de 2015).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy, trataré de ayudar a alguien en alguna necesidad que se presente.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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10:54 a.m.
Judá se acercó para decirle: "Permite, señor, que tu servidor diga una palabra en tu presencia, sin impacientarte conmigo, ya que tú y el Faraón son una misma cosa. Tú nos preguntaste si nuestro padre vivía aún y si teníamos otro hermano. Nosotros te respondimos: Tenemos un padre que ya es anciano, y un hermano menor, hijo de su vejez. El hermano de este último murió, y él es el único hijo de la madre de estos dos que ha quedado vivo; por eso nuestro padre siente por él un afecto muy especial. Tú nos dijiste: "Tráiganlo aquí, porque lo quiero conocer". tú nos volviste a insistir: "Si no viene con ustedes su hermano menor, no serán admitidos nuevamente en mi presencia". Cuando regresamos a la casa de nuestro padre, tu servidor, le repetimos tus mismas palabras. Pero un tiempo después, nuestro padre nos dijo: "Vayan otra vez a comprar algunos víveres". Nosotros respondimos: "Así no podemos ir. Lo haremos únicamente si nuestro hermano menor viene con nosotros, porque si él no nos acompaña, no podemos comparecer delante de aquel hombre". Nuestro padre, tu servidor, nos respondió: "Ustedes saben muy bien que mi esposa predilecta me dio dos hijos. Uno se fue de mi lado; yo tuve que reconocer que las fieras lo habían despedazado, y no volví a verlo más. Si ahora ustedes me quitan también a este, y le sucede una desgracia, me harán bajar a la tumba lleno de aflicción". José ya no podía contener su emoción en presencia de la gente que lo asistía, y exclamó: "Hagan salir de aquí a toda la gente". Así, nadie permaneció con él mientras se daba a conocer a sus hermanos. Sin embargo, los sollozos eran tan fuertes que los oyeron los egipcios, y la noticia llegó hasta el palacio del Faraón. José dijo a sus hermanos: "Yo soy José. ¿Es verdad que mi padre vive todavía?". Pero ellos no pudieron responderle, porque al verlo se habían quedado pasmados. Entonces José volvió a decir a sus hermanos: "Acérquense un poco más". Y cuando ellos se acercaron, añadió: "Sí, yo soy José, el hermano de ustedes, el mismo que vendieron a los egipcios. Ahora no se aflijan ni sientan remordimiento por haberme vendido. En realidad, ha sido Dios el que me envió aquí delante de ustedes para preservarles la vida.

10:54 a.m.
Él provocó una gran sequía en el país y agotó todas las provisiones. Pero antes envió a un hombre, a José, que fue vendido como esclavo. Le ataron los pies con grillos y el hierro oprimió su garganta, hasta que se cumplió lo que él predijo, y la palabra del Señor lo acreditó. El rey ordenó que lo soltaran, el soberano de pueblos lo puso en libertad; lo nombró señor de su palacio y administrador de todos sus bienes,

10:54 a.m.
Jesús dijo a sus apóstoles: Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca. Curen a los enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos, expulsen a los demonios. Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente." No lleven encima oro ni plata, ni monedas, ni provisiones para el camino, ni dos túnicas, ni calzado, ni bastón; porque el que trabaja merece su sustento. Cuando entren en una ciudad o en un pueblo, busquen a alguna persona respetable y permanezcan en su casa hasta el momento de partir. Al entrar en la casa, salúdenla invocando la paz sobre ella. Si esa casa lo merece, que la paz descienda sobre ella; pero si es indigna, que esa paz vuelva a ustedes. Y si no los reciben ni quieren escuchar sus palabras, al irse de esa casa o de esa ciudad, sacudan hasta el polvo de sus pies. Les aseguro que, en el día del Juicio, Sodoma y Gomorra serán tratadas menos rigurosamente que esa ciudad.

10:54 a.m.
Diácono: En paz, roguemos al Señor. Coro:- Señor, ten piedad. Por la paz que viene de lo alto y la salvación de nuestras almas, roguemos al Señor. - Señor, ten piedad. Por la paz de todo el mundo, la estabilidad de las santas Iglesias de Dios y la unión de todos, roguemos al Señor. - Señor, ten piedad. Por este santo templo y por los que entran en él con fe, devoción y temor de Dios, roguemos al Señor. - Señor, ten piedad. Por nuestro Padre y Metropolita (N), por nuestro Obispo (N) por los venerables Presbíteros y Diáconos en Cristo, por todo el Clero y por el Pueblo, roguemos al Señor. - Señor, ten piedad. Por las fieles autoridades que nos gobiernan y por todo el ejército cristiano, roguemos al Señor. - Señor, ten piedad. Por esta ciudad…, por todas las ciudades y por todos los fieles que habitan en ellas, roguemos al Señor. - Señor, ten piedad. Por aires saludables, abundancia de frutos de la tierra y tiempos pacíficos, roguemos al Señor. - Señor, ten piedad. Por los navegantes, viajeros, enfermos, afligidos, cautivos y por su salvación, roguemos al Señor. - Señor, ten piedad. Para que nos libre de toda aflicción, ira, peligro y necesidad, roguemos al Señor. Señor, ten piedad. Ampáranos, sálvanos, tennos misericordia y protégenos, oh Dios, por tu gracia. - Señor, ten piedad. ********** Habiendo conmemorado a todos los santos, una y otra vez, en paz, roguemos al Señor. - Señor, ten piedad… Que todo este día sea perfecto, santo, pacífico y sin pecado, pidamos al Señor. - Concédelo, Señor. Un ángel de paz, fiel guía y guardián de nuestras almas y nuestros cuerpos, pidamos al Señor. - Concédelo, Señor. El perdón y la remisión de nuestros pecados y transgresiones, pidamos al Señor. - Concédelo, Señor. Todo lo que es bueno y útil a nuestras almas y la paz del mundo, pidamos al Señor. - Concédelo, Señor. Que el resto de nuestra vida sea en paz y contrición, pidamos al Señor. - Concédelo, Señor. Un fin cristiano de nuestra vida, pacífico, exento de dolor y de vergüenza y una buena defensa ante el temible tribunal de Cristo, pidamos al Señor. - Concédelo, Señor. Habiendo pedido la unión de la fe y la comunión del Espíritu Santo, encomendémonos nosotros mismos y mutuamente los unos a los otros, y toda nuestra vida a Cristo Dios.. - A Tí, Señor.

Hermanos Franciscanos

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