12/08/20

11:26 a.m.


Dice el Santo: "¿A quién me van a asemejar, para que yo me iguale a él?" . Levanten los ojos a lo alto y miren: ¿quién creó todos estos seres? El que hace salir a su ejército uno por uno y los llama a todos por su nombre: ¡su vigor es tan grande, tan firme su fuerza, que no falta ni uno solo! ¿Por qué dices Jacob, y lo repites tú, Israel: "Al Señor se le oculta mi camino y mi derecho pasa desapercibido a mi Dios?" ¿No lo saber acaso? ¿Nunca lo has escuchado? El Señor es un Dios eterno, él crea los confines de la tierra; no se fatiga ni se agota, su inteligencia es inescrutable. El fortalece al que está fatigado y acrecienta la fuerza del que no tiene vigor. Los jóvenes se fatigan y se agotan, los muchachos tropiezan y caen. Pero los que esperan en el Señor renuevan sus fuerzas, despliegan alas como las águilas; corren y no se agotan, avanzan y no se fatigan.

11:26 a.m.


Bendice al Señor, alma mía, que todo mi ser bendiga a su santo Nombre; bendice al Señor, alma mía, y nunca olvides sus beneficios. El perdona todas tus culpas y cura todas tus dolencias; rescata tu vida del sepulcro, te corona de amor y de ternura. El Señor es bondadoso y compasivo, lento para enojarse y de gran misericordia; no nos trata según nuestros pecados ni nos paga conforme a nuestras culpas.

11:26 a.m.


La tercera venida de Cristo pertenece todavía al futuro. Tendrá lugar en el Juicio, o en la hora de la muerte... El juicio de Cristo es justo porque él es, a la vez, el Hijo del hombre y la sabiduría del Padre. En efecto, para él todos los corazones le son transparentes y quedan de manifiesto en el cielo, en la tierra y en los abismos... La manera según la cual, Cristo, nuestro esposo y juez juzga en el momento del juicio, consiste en recompensar y en castigar según es justo, porque da a cada uno según sus méritos. Concede a todo hombre bueno y a cada obra buena hecha en Dios, la recompensa sin medida que es él mismo y que criatura alguna podría merecer. En efecto, puesto que él colabora a cada obra buena de la criatura, es gracias al poder del mismo Cristo que la criatura merece a Cristo en recompensa, y esto con toda equidad... En la primera venida Cristo se hizo hombre, vivió humildemente y fue muerto por amor a nosotros y es así que ahora debemos seguirlo: por fuera, mediante las costumbres perfectas y las virtudes, por dentro, mediante la caridad y una verdadera humildad. En la segunda venida, que es actual, en la cual Dios viene con la gracia a todo corazón que ama, es necesario desearla y pedirla todos los días, a fin de mantenernos firmes en el propósito y crecer en nuevas virtudes. La tercera venida, que es la del Juicio o en la hora de nuestra muerte, es necesario esperarla y desearla con confianza y respeto a fin de ser liberados del exilio presente y penetrar en la morada de la gloria.

Hermanos Franciscanos

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