¡Sal de la muerte a la vida!, sólo así podrás llevar a Jesús a tantos hombres y mujeres que en vida han muerto porque nadie los llevó a tiempo a Jesús Fuente de Vida».
Nuestra fe nos dice que Cristo en el desierto y en la cruz ha vencido al demonio para librarnos a nosotros de satanás. Nuestra fortaleza está en el vencedor, pero para vencer con Cristo, necesitamos reconocernos débiles y vulnerables, ya que nuestro mayor enemigo es la autosuficiencia.
Hoy es la fiesta también de la Iglesia que sale al encuentro de su Señor, ya que el mismo Señor se ha dignado venir al encuentro de su Iglesia. Aquellos ancianos Simeón y Ana, que ven con la luz de lo alto en aquel niño, la presencia de Dios, simbolizan la Iglesia en salida, que reconoce en el pobre la presencia del Señor
Aquel Niño que nació en una noche estrellada y silenciosa, hablará con fuerza sobre el amor y la justicia. Nos dirá que el perdón es el distintivo de aquellos que se dicen amigos suyos, y sobre todo, nos invitará a ser testigos de lo que Él dice, forja y enseña.
Del amor nacen la misericordia entrañable, la bondad, la humildad, la dulzura, la comprensión y todas las virtudes que adornan y sostienen la comunidad familiar.
Estemos bien atentos porque Dios no suele llegar por la puerta grande, sino por la del servicio, y con frecuencia por las rejas de nuestras ventanas. Cuando llegó por primera vez todos estaban mirando a la puerta de delante, y entró por la de atrás; miraban a las puertas del palacio, y Él entró a la cueva sin puerta de unos pastores.