¿ES MEJOR SER ATEO? Aclaración. Viernes 04 de enero, ciclo C (Jn 1,35-42)

Reflexión breve del evangelio del día.
Por: H. Pedro Cadena, L.C. | Fuente: www.missionkits.org
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Jesús, gracias por este tiempo para estar contigo. Haz mi corazón sencillo y humilde como el tuyo. Concédeme las gracias que necesito para confiar en Ti y dejarte que me guíes en mi camino.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 1, 35-42
En aquel tiempo, estaba Juan el Bautista con dos de sus discípulos, y fijando los ojos en Jesús, que pasaba, dijo: "Este es el Cordero de Dios". Los dos discípulos, al oír estas palabras, siguieron a Jesús. Él se volvió hacia ellos, y viendo que lo seguían, les preguntó: "¿Qué buscan?". Ellos le contestaron: "¿Dónde vives, Rabí?" (Rabí significa 'maestro'). Él les dijo: "Vengan a ver".
Fueron, pues, vieron dónde vivía y se quedaron con él ese día. Eran como las cuatro de la tarde. Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron lo que Juan el Bautista decía y siguieron a Jesús. El primero a quien encontró Andrés, fue a su hermano Simón, y le dijo: "Hemos encontrado al Mesías" (que quiere decir 'el ungido'). Lo llevó a donde estaba Jesús y éste, fijando en él la mirada, le dijo: "Tú eres Simón, hijo de Juan. Tú te llamarás Kefás" (que significa Pedro, es decir, 'roca').
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
¿Puede Jesús conquistar un corazón? En este Evangelio Jesús nos demuestra que sí, si lo dejamos. En concreto, hoy conquista a Juan y a su amigo Andrés. Ellos ven a Jesús, luego lo conocen, y finalmente, se vuelven apóstoles. Nos preguntamos, ¿por qué Jesús sí pudo conquistarlos a ellos, y a otros no? Tal vez la clave sea que Andrés y Juan le dieron una oportunidad. Ellos supieron arriesgarse a pasar una tarde con Jesús, con un corazón abierto. ¿El resultado? Jesús los transformó en pescadores de hombres. Apóstoles. Príncipes de su Reino. Hombres plenos.
Señor, ¿te he dado una oportunidad de hablarme al corazón? ¿He reservado tiempo para estar contigo en un retiro, o en un tiempo de oración después de Misa? ¿Tengo miedo de lo que pasará si te dejo conquistarme? Concédeme confiar en Ti, que sólo quieres mi bien y sabes mejor que yo cómo hacerme plenamente feliz.
El proceso de Juan y Andrés tiene tres pasos: ver a Jesús, experimentar su amor, salir a traer a mis hermanos a su presencia. Ver a Jesús: así comenzamos todos. Alguien nos enseña quién es Jesús, y nosotros, como los apóstoles del Evangelio de hoy, comenzamos a seguirlo, tal vez sin saber bien por qué. Sin embargo, después de algún tiempo, Jesús nos pregunta: ¿Qué buscáis? Ésta es la llamada a la fe adulta, que no puede seguir siendo mera tradición ni obediencia infantil. Hay que encontrar nuestras razones para seguir a Jesús, hay que conocerlo y amarlo de verdad. Y esto, ¿cómo? «Venid y veréis...» Jesús nos invita a su casa, como a Juan y Andrés, para estar una tarde con Él. ¿Qué casa? No la de Cafarnaúm, sino su casa que es la Iglesia. En ella, Jesús nos ayuda a conocerlo poco a poco. Para eso están los guías espirituales, la oración, la Biblia, los sacramentos, y nuestros hermanos.
¿Cómo es la experiencia de Jesús? Eso no se puede contar, y si se cuenta no tiene mucho sentido. La experiencia de Andrés no fue la de Juan, ni la de Juan la de Pedro. Una experiencia de Jesús no se puede contar. Hay que hacerla. Suena misterioso… Pero después de dos mil años, la Iglesia sigue enseñando con entusiasmo que el encuentro con Jesús es lo mejor que le puede pasar a uno. ¿Quiero hacer la experiencia de Jesús? ¿Cuándo empiezo a rezar? ¿Hoy? ¿A qué hora?
Una vez que conocemos a Jesús, es natural llevar a otros a Él. Si nuestra experiencia dice que no hay nada mejor que conocerlo y vivir con Él, no vamos a dejar que los demás se lo pierdan. Esto es lo que hizo que Andrés llevara con Jesús al primero que se encontró ese día, que fue su hermano Simón. Señor, ¡hazme un apóstol incansable de tu misericordia!
«Su invitación “Venid y veréis” se dirige hoy a todos nosotros, a las comunidades locales y a quienes acaban de llegar. Es una invitación a superar nuestros miedos para poder salir al encuentro del otro, para acogerlo, conocerlo y reconocerlo. Es una invitación que brinda la oportunidad de estar cerca del otro, para ver dónde y cómo vive. En el mundo actual, para quienes acaban de llegar, acoger, conocer y reconocer significa conocer y respetar las leyes, la cultura y las tradiciones de los países que los han acogido. También significa comprender sus miedos y sus preocupaciones de cara al futuro. Y para las comunidades locales, acoger, conocer y reconocer significa abrirse a la riqueza de la diversidad sin ideas preconcebidas, comprender los potenciales y las esperanzas de los recién llegados, así como su vulnerabilidad y sus temores.»
(Homilía de S.S. Francisco, 14 de enero de 2018).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Señor Jesús, gracias por llamarme a conocerte y amarte, a ser tu amigo. Tú conoces mi corazón, conoces mis deseos profundos y mis miedos escondidos. Quiero darte una oportunidad, Señor. Llévame a tu casa, la Iglesia, y déjame experimentar tu amor en los sacramentos, en tu Palabra, en la comunidad. Libérame de todo lo que me impide acercarme a ti. Rompe mis cadenas, cura mis heridas, y sáname con el bálsamo de tu misericordia. Transfórmame en un valiente apóstol de tu misericordia, que viva en la alegría de saberme hijo siempre amado del Padre. María, Virgen que te dejaste conquistar por el Señor y fuiste fiel a Él hasta el final, ruega por nosotros.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy voy a visitar a Jesús en la Eucaristía y estaré en silencio unos minutos para dejar que me hable al corazón.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
_”Verbum Spei”_
_”Palabra de Esperanza”_
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*Jueves Tiempo Navidad*
*El Evangelio de hoy*
*Juan 1, 29-34*
En aquel tiempo, vio Juan el Bautista a Jesús, que venía hacia él, y exclamó: “Este es el Cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo he dicho: ‘El que viene después de mí, tiene precedencia sobre mí, porque ya existía antes que yo‘. Yo no lo conocía, pero he venido a bautizar con agua, para que él sea dado a conocer a Israel”.
Entonces Juan dio este testimonio: “Vi al Espíritu descender del cielo en forma de paloma y posarse sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: ‘Aquel sobre quien veas que baja y se posa el Espíritu Santo, ése es el que ha de bautizar con el Espíritu Santo‘. Pues bien, yo lo vi y doy testimonio de que éste es el Hijo de Dios”.
*Reflexión:*
El tiempo posterior a la Navidad es un tiempo privilegiado para testificar, para señalar al Recién Nacido; por ello, la liturgia nos presenta los textos que nos invitan a que nosotros, de la misma forma que Juan el Bautista, también lo hagamos conocer por los demás.
Es tiempo para salir de nuestras penas y vergüenzas, y manifestarnos abiertamente, como lo hizo el Bautista, como embajadores del Señor, y hacerlo conocer en todos nuestros ambientes. No tengamos temor de hablar de él en nuestras oficinas, en nuestros centros de trabajo, en el barrio y por supuesto, en nuestras propias familias. Al ir regresando a la normalidad en nuestras vidas, ante la pregunta ¿y cómo la pasaste?
Es un buen momento para retomar el tema de la vida cristiana, de lo hermosas que fueron estas fiestas vividas en el amor y la alegría de Jesús, nuestro Señor y Salvador. Si nosotros no lo anunciamos, si nosotros no nos convertimos en el medio para que Jesús sea amado por los demás, entonces ¿Quién lo hará? Avísale a la gente que en medio de ellos está Jesús, al que quizás no conocen; diles que los anda buscando para darles vida y para dárselas en abundancia; diles que se dejen encontrar por su amor.
(Evangelización Activa).
*Oración:*
Señor Jesús, abre mis labios para que pueda cantar todo el amor que me has mostrado al hacerte un pequeño niño, vulnerable, por amor a mí. Amén.
*Acción:*
Haz un proyecto por medio del cual superes alguna actitud que te haga vivir como enemigo de tus hermanos.
_”Nuntium Verbi Dei”_
_“Mensaje de la palabra de Dios”_