08/21/17

11:46 p.m.

Por: H. Adrián Olvera, L.C. | Fuente: missionkits.org

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, entonces..., ¿quién podrá salvarse?

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Mateo 19, 23-30

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Yo les aseguro que un rico difícilmente entrará en el Reino de los cielos. Se lo repito: es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los cielos".

Al oír esto, los discípulos se quedaron asombrados y exclamaron: "Entonces ¿quién podrá salvarse?" Pero Jesús, mirándolos fijamente, les respondió: "Para los hombres eso es imposible, mas para Dios todo es posible".

Entonces Pedro, tomando la palabra, le dijo a Jesús: "Señor, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido, ¿qué nos va a tocar?". Jesús les dijo: "Yo les aseguro que en la vida nueva, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, ustedes, los que me han seguido, se sentarán también en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.

Y todo aquel que por mí haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o padre o madre, o esposa o hijos, o propiedades, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna. Y muchos primeros serán últimos y muchos últimos, primeros".

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Hay tantas cosas en la vida que quiero hacer: Metas, proyectos, sueños... Muchos de ellos dependen casi totalmente de mí y por ello debo prepararme, formarme; debo programar, estudiar, entrenar... Y muchas de estas cosas debo hacerlas yo solo.

Es curioso como ante lo esencial de la vida las cosas no funcionan así. Ante aquellos deseos más profundos del corazón puedo prepararme, puedo formarme; puedo programar, estudiar y entrenar todo por mi cuenta pero, al final, nada lograr. Hay algo que falta...

En las cosas esenciales de la vida no puedo ir solo, necesito de Alguien. Alguien que me enseñe, que me ayude... Alguien que conozca, no sólo aquello que yo quiero que se conozca de mí... sino que me conozca con todo lo que soy, con mis debilidades, con mis fortalezas... Alguien que conozca todo de mí.

Ante aquello que parece imposible, aquello que veo que me sobrepasa, que está fuera de mí. Ante el amor, el perdón, el querer ser mejor, la fe, la esperanza, la felicidad..., me da mucha paz saber que todo esto es imposiblepara mí, mas para Dios no lo es.

No significa dejar de esforzarme, significa saber dónde, significa saber en quién pongo mi esfuerzo; en quién pongo mi confianza.

Señor, hay tantas cosas en la vida que quiero hacer. Mientras más camino soy consciente que solo por mi cuenta nada puedo. Te necesito. Ayúdame a caminar contigo.

El evangelista enfoca los ojos de Jesús y esta vez se trata de una mirada pensativa, de advertencia. Dice así: "Mirando alrededor, dijo a sus discípulos: ¡Qué difícil será para los ricos entrar en el Reino de Dios!". Ante el estupor de los discípulos, que se preguntan: "Entonces, ¿quién podrá salvarse?", Jesús responde con una mirada de aliento --es la tercera mirada-- y dice: la salvación, sí, es "imposible para los hombres, ¡pero no para Dios!". Si nos encomendamos al Señor, podemos superar todos los obstáculos que nos impiden seguirlo en el camino de la fe. Encomendarse al Señor. Él nos dará la fuerza, él nos dará la salvación, él nos acompaña en el camino.
(Homilía de S.S. Francisco, 11 de octubre de 2015).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy trataré de vivir poniendo las pequeñas o grandes actividades del día en manos de Dios.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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11:23 p.m.
Bloch-Sermon_On_The_Mount

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                *“Verbum Spei”*
         _“Palabra de Esperanza”_
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*20° Martes Tiempo Ordinario*
*El Evangelio de hoy*
*Mateo 19, 23-30*

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Yo les aseguro que un rico difícilmente entrará en el Reino de los cielos. Se lo repito: es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los cielos”.
Al oír esto, los discípulos se quedaron asombrados y exclamaron: “Entonces ¿quién podrá salvarse?” Pero Jesús, mirándolos fijamente, les respondió: “Para los hombres eso es imposible, mas para Dios todo es posible”.
Entonces Pedro, tomando la palabra, le dijo a Jesús: “Señor, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido, ¿qué nos va a tocar?” Jesús les dijo: “Yo les aseguro que en la vida nueva, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, ustedes, los que me han seguido, se sentarán también en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.
Y todo aquel que por mí haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o padre o madre, o esposa o hijos, o propiedades, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna. Y muchos primeros serán últimos y muchos últimos, primeros”.

*Reflexión:*
Este pasaje nos podría dar la impresión de que Jesús tiene algo contra los ricos. Sin embargo, nada más lejano que esto.
La Escritura es testigo de que el mismo Jesús tenía entre sus seguidores amigos (algunos eran incluso discípulos) muy ricos. José de Arimatea quien le regaló la tumba y Nicodemo que le llevó los perfumes (que eran muy caros) para la sepultura, esto sin contar al mismo Mateo y a Zaqueo, quien sólo dio la mitad de sus bienes y del que Jesús dijo: “Ahora ha llegado la salvación a esta casa”.
Lo que impide que un hombre pueda disfrutar del Reino es la esclavitud, la falta de libertad sobre los bienes (o sobre cualquier cosa, incluso nuestros propios pensamientos). Cuando el hombre se aferra a los bienes, como el joven del pasaje, no es libre pues es esclavo de lo que posee. Jesús nos quiere libres, el Reino es para la gente libre, para aquellos que, como Nicodemo, José de Arimatea y tantos más, son capaces de tener sin retener.
De aquellos que reconocen que los bienes creados son de y para todos; que acaparar solamente empobrece y esclaviza. Ante esto, ¿qué tan libre eres con respecto a tus bienes? Pues de esto depende que puedas disfrutar la vida del Reino.
(Evangelización Activa).

*Oración:*
Señor Jesús, envíame a mí, estoy dispuesto a usar la fuerza que me has dado para ir a salvar a tanta gente que no te conoce. Si he alcanzado tu favor, dame una señal de que eres tú el que me habla, hazme saber que estás conmigo y yo iré a donde me mandes. Amén.

*Acción:*
Hoy buscaré el modo adecuado para que cinco personas conozcan a Jesús por mi medio.
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      *“Nuntium Verbi Dei”*
_“Mensaje de la palabra de Dios”_
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11:29 a.m.
El Angel del Señor fue a sentarse bajo la encina de Ofrá, que pertenecía a Joás de Abiézer. Su hijo Gedeón estaba moliendo trigo en el lagar, para ocultárselo a los madianitas. El Angel del Señor se le apareció y le dijo: "El Señor está contigo, valiente guerrero". "Perdón, señor, le respondió Gedeón; pero si el Señor está con nosotros, ¿por qué nos sucede todo esto? ¿Dónde están todas esas maravillas que nos contaron nuestros padres, cuando nos decían: 'El Señor nos hizo subir de Egipto?' Pero ahora él nos ha desamparado y nos ha entregado en manos de Madián". El Señor se volvió hacia él y le dijo: "Ve, y con tu fuerza salvarás a Israel del poder de los madianitas. Soy yo el que te envío". Gedeón le respondió: "Perdón, Señor, pero ¿cómo voy a salvar yo a Israel, si mi clan es el más humilde de Manasés y yo soy el más joven en la casa de mi padre?". "Yo estaré contigo, le dijo el Señor, y tú derrotarás a Madián como si fuera un solo hombre". Entonces Gedeón respondió: "Señor, si he alcanzado tu favor, dame una señal de que eres realmente tú el que está hablando conmigo. Te ruego que no te muevas de aquí hasta que yo regrese. En seguida traeré mi ofrenda y la pondré delante de ti". El Señor le respondió: "Me quedaré hasta que vuelvas". Gedeón fue a cocinar un cabrito y preparó unos panes sin levadura con una medida de harina. Luego puso la carne en una canasta y el caldo en una olla; los llevó debajo de la encina y se los presentó. El Angel del Señor le dijo: "Toma la carne y los panes ácimos, deposítalos sobre esta roca y derrama sobre ellos el caldo". Así lo hizo Gedeón. Entonces el Angel del Señor tocó la carne y los panes ácimos con la punta del bastón que llevaba en la mano, y salió de la roca un fuego que los consumió. En seguida el Angel del Señor desapareció de su vista. Gedeón reconoció entonces que era el Angel del Señor, y exclamó: "¡Ay de mí, Señor, porque he visto cara a cara al Angel del Señor!". Pero el Señor le respondió: "Quédate en paz. No temas, no morirás". Gedeón erigió allí un altar al Señor y lo llamó: "El Señor es la paz". Todavía hoy se encuentra ese altar en Ofrá de Abiézer.

11:29 a.m.
Voy a proclamar lo que dice el Señor: el Señor promete la paz, la paz para su pueblo y sus amigos, y para los que se convierten de corazón. El Amor y la Verdad se encontrarán, la Justicia y la Paz se abrazarán; la Verdad brotará de la tierra y la Justicia mirará desde el cielo. El mismo Señor nos dará sus bienes y nuestra tierra producirá sus frutos. La Justicia irá delante de él, y la Paz, sobre la huella de sus pasos.