04/05/17

11:30 p.m.

Por: H. Adrián Olvera, LC | Fuente: miss

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

La paz de saber que aunque no te sienta… que aunque no te vea… aquí estás; esa paz es mi único consuelo. Gracias, Señor, por estar conmigo.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Juan 8, 51-59

En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: "Yo les aseguro: el que es fiel a mis palabras no morirá para siempre".

Los judíos le dijeron: "Ahora ya no nos cabe duda de que estás endemoniado. Porque Abraham murió y los profetas también murieron, y tú dices: 'El que es fiel a mis palabras no morirá para siempre'. ¿Acaso eres tú más que nuestro padre Abraham, el cual murió? Los profetas también murieron. ¿Quién pretendes ser tú?".

Contestó Jesús: "Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. El que me glorifica es mi Padre, aquel de quien ustedes dicen: 'Es nuestro Dios', aunque no lo conocen. Yo, en cambio, sí lo conozco; y si dijera que no lo conozco, sería tan mentiroso como ustedes. Pero yo lo conozco y soy fiel a su palabra. Abraham, el padre de ustedes, se regocijaba con el pensamiento de verme; me vio y se alegró por ello".

Los judíos le replicaron: No tienes ni cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?". Les respondió Jesús: "Yo les aseguro que desde antes que naciera Abraham, yo soy".

Entonces recogieron piedras para arrojárselas, pero Jesús se ocultó y salió del templo.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.

El temor que tenemos a la muerte revela nuestro anhelo profundo de eternidad. Sabemos que ésta algún día llegará… da miedo tan sólo pensar cuándo será.Es algo inevitable; algo que algunos conocen de oídas, otros en teoría… y otros han sido testigos de su pasar por la vida.

¿Por qué este miedo?... ¿Miedo a padecerla o a que aquellos que más amo la padezcan?…

Me doy cuenta que los actos de mi vida son movidos por este deseo de eternidad. Aquello que busco, aquello a lo que tiendo…, todo. Las noches que quisiera no acabaran… la canción que quisiera siempre sonara. La persona con la que quisiera pasar toda la vida…

¿Por qué el saber que la muerte es una verdad me hace ver lo pasajero de las cosas?, ¿la rapidez del tiempo?¿Por qué será que el saber que no hay manera de evadirla me hace valorar lo que tengo, expresar un te amo sincero, buscar lo esencial, alzar la mirada y preguntarme a mí mismo, qué más hay?

Señor, Tú sabes todo de mí… Tú conoces lo más profundo de mi alma. Sabes que estoy hecho para Ti; para lo infinito, para lo eterno… Estoy hecho para el amor. Me invitas a guardar tu palabra, no como amo que ordena a su siervo sino como Amante que quiere cumplir, que quiere saciar el más grande deseo del amado.

Señor, dame la gracia de guardar tu palabra. Dame la gracia de ser consciente de este gran don pues, sólo a la luz de la eternidad puedo confiar; puedo entender; puedo creer en que aquello que más deseo se cumplirá; que este deseo de Ti se saciará.

La salvación traída por Jesús es para cada uno de nosotros. Y la vida de los resucitados será parecida a la de los ángeles, es decir, toda inmersa en la luz de Dios, toda dedicada a su alabanza, en una eternidad llena de alegría y de paz. ¡Pero cuidado! La resurrección no es sólo el hecho de resurgir después de la muerte, sino que es una nueva clase de vida que ya experimentamos hoy; es la victoria sobre la nada que ya podemos pregustar. ¡La resurrección es el fundamento de la fe y de la esperanza cristiana! Si no hubiera referencia al Paraíso y a la vida eterna, el cristianismo se reduciría a una ética, a una filosofía de vida. En cambio, el mensaje de la fe cristiana viene del cielo, es revelado por Dios y va más allá de este mundo. Creer en la resurrección es esencial, para que cada acto de nuestro de amor cristiano no sea efímero y sin más utilidad, sino que se convierta en una semilla destinada a florecer en el jardín de Dios, y producir frutos de vida eterna.
(Ángelus de S.S. Francisco, 6 de noviembre de 2016).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Esforzarme por hacer que las personas que viven a mi alrededor tengan un muy buen día.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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11:12 a.m.
Abrám cayó con el rostro en tierra, mientras Dios le seguía diciendo: "Esta será mi alianza contigo: tú serás el padre de una multitud de naciones. Y ya no te llamarás más Abrám: en adelante tu nombre será Abraham, para indicar que yo te he constituido padre de una multitud de naciones. Te haré extraordinariamente fecundo: de ti suscitaré naciones, y de ti nacerán reyes. Estableceré mi alianza contigo y con tu descendencia a través de las generaciones. Mi alianza será una alianza eterna, y así yo seré tu Dios y el de tus descendientes. Yo te daré en posesión perpetua, a ti y a tus descendientes, toda la tierra de Canaán, esa tierra donde ahora resides como extranjero, y yo seré su Dios". Después, Dios dijo a Abraham: "Tú, por tu parte, serás fiel a mi alianza; tú, y también tus descendientes, a lo largo de las generaciones."

11:12 a.m.
¡Recurran al Señor y a su poder, busquen constantemente su rostro; recuerden las maravillas que él obró, sus portentos y los juicios de su boca! Descendientes de Abraham, su servidor, hijos de Jacob, su elegido: el Señor es nuestro Dios, en toda la tierra rigen sus decretos. El se acuerda eternamente de su alianza, de la palabra que dio por mil generaciones, del pacto que selló con Abraham, del juramento que hizo a Isaac.

11:12 a.m.
Jesús dijo a los judíos: "Les aseguro que el que es fiel a mi palabra, no morirá jamás". Los judíos le dijeron: "Ahora sí estamos seguros de que estás endemoniado. Abraham murió, los profetas también, y tú dices: 'El que es fiel a mi palabra, no morirá jamás'. ¿Acaso eres más grande que nuestro padre Abraham, el cual murió? Los profetas también murieron. ¿Quién pretendes ser tú?". Jesús respondió: "Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. Es mi Padre el que me glorifica, el mismo al que ustedes llaman 'nuestro Dios', y al que, sin embargo, no conocen. Yo lo conozco y si dijera: 'No lo conozco', sería, como ustedes, un mentiroso. Pero yo lo conozco y soy fiel a su palabra. Abraham, el padre de ustedes, se estremeció de gozo, esperando ver mi Día: lo vio y se llenó de alegría". Los judíos le dijeron: "Todavía no tienes cincuenta años ¿y has visto a Abraham?". Jesús respondió: "Les aseguro que desde antes que naciera Abraham, Yo Soy". Entonces tomaron piedras para apedrearlo, pero Jesús se escondió y salió del Templo.

11:12 a.m.
Consideremos la recompensa que Abraham reclama al Señor. No pide recompensas como si fuera un avaro, ni una larga vida como el que teme a la muerte, ni poder, sino que pide un heredero que prosiga su trabajo: Dice: “¿Qué me darás? Me voy sin hijos” (Gn 15,2)… Agar le ha dado un hijo, Ismael, pero Dios le dice: “No te heredará ése, sino uno salido de tus entrañas” (Gn 15,4). ¿De qué otro habla? No se trata de Ismael sino de san Isaac… Y en Isaac, el hijo legítimo, podemos ver al verdadero hijo legítimo, el Señor Jesucristo que, al inicio del evangelio de san Mateo, es llamado hijo de Abraham (Mt 1,1). Se mostró verdadero hijo de Abraham  haciendo resplandecer la descendencia de su antepasado; es gracias a él que Abraham pudo mirar hacia el cielo y ver brillar su posteridad como las estrellas del firmamento. (Gn 15,5). El apóstol Pablo dice: “Una estrella difiere de otra estrella en esplendor; y es lo mismo que pasa con la resurrección de los muertos” (1C 15,41). Cristo, asociando a su resurrección a los hombres que la muerte guardaba en tierra, les ha dado poder participar del reino de los cielos. La filiación de Abraham se propaga únicamente a través de la herencia de la fe, que nos prepara para el cielo, nos acerca a los ángeles, nos hace subir hasta las estrellas. “El Señor dijo: ‘Así será tu descendencia y Abraham creyó al Señor” (Gn 15,6). Creyó que Cristo, por su encarnación, seria su heredero. Para hacértelo saber, el Señor ha dicho: “Abraham vio mi día y se regocijó” Dios lo consideró justo porque no le pidió ninguna explicación sino que creyó sin la más pequeña duda. Es bueno que la fe se adelante a las explicaciones, porque, de no ser así, nos atreveríamos a pedir explicaciones al Señor, tal como hacemos con un hombre. ¡Qué contradicción más grande creer a un hombre cuando da testimonio a favor de otro, y no creer a Dios cuando habla de Sí mismo!  Imitemos, pues, a Abraham y así heredaremos el mundo por la justificación que nos da la fe, que a él le hizo heredero de la tierra.

12:37 a.m.
Bloch-Sermon_On_The_Mount

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               *”Verbum Spei”*

        _”Palabra de Esperanza”_

       

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*5° Miércoles de Cuaresma*

*El Evangelio de hoy*

*Juan 8, 31-42*
En aquel tiempo, Jesús dijo a los que habían creído en él: “Si se mantienen fieles a mi palabra, serán verdaderos discípulos míos, conocerán la verdad y la verdad los hará libres”. Ellos replicaron: “Somos hijos de Abraham y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: ‘Serán libres’?”

Jesús les contestó: “Yo les aseguro que todo el que peca es un esclavo y el esclavo no se queda en la casa para siempre; el hijo sí se queda para siempre. Si el Hijo les da la libertad, serán realmente libres. Ya sé que son hijos de Abraham; sin embargo, tratan de matarme, porque no aceptan mis palabras. Yo hablo de lo que he visto en casa de mi Padre: ustedes hacen lo que han oído en casa de su padre”.

Ellos le respondieron: “Nuestro padre es Abraham”. Jesús les dijo: “Si fueran hijos de Abraham, harían las obras de Abraham. Pero tratan de matarme a mí, porque les he dicho la verdad que oí de Dios. Eso no lo hizo Abraham. Ustedes hacen las obras de su padre”. Le respondieron: “Nosotros no somos hijos de prostitución. No tenemos más padre que a Dios”.

Jesús les dijo entonces: “Si Dios fuera su Padre me amarían a mí, porque yo salí de Dios y vengo de Dios; no he venido por mi cuenta, sino enviado por él”.

*Reflexión:*

Estamos por terminar nuestra Cuaresma y la palabra de Jesús resuena con fuerza en nuestro corazón: “Yo los he venido a liberar para que no sean más esclavos del pecado”. Y es que la obra de nuestra liberación es una obra de Dios, no es algo que nosotros podamos hacer por nuestras propias fuerzas. Piensa, ¿cuántas veces te has hecho el propósito de salir de una debilidad o de un pecado en el cual frecuentemente te ves envuelto?

Te darás cuenta que por más esfuerzos humanos que has hecho, el pecado o la debilidad permanecen. Es solamente cuando le dejamos campo abierto a Dios para que obre en nuestra vida cuando seremos verdaderamente liberados. Conozco mucha gente que vivía atada a algún vicio o a alguna pasión que la llevaba frecuentemente al pecado y que no se han visto liberados hasta que no se han rendido al poder liberador de Dios; sólo cuando han dicho como Pedro que se hundía en el agua: “¡Sálvame Señor, no puedo más!”

Nuestras prácticas cuaresmales lo único que hacen es abrir el camino para que Dios nos salve. Es necesario reconocer nuestra incapacidad de vencer el pecado y gritarle con todas nuestras fuerzas: ¡Señor libérame, no quiero ser más esclavo! Esto te comprometerá a ser ahora siervo del Evangelio, pero te dará la felicidad de la libertad. ¿Qué esperas? 

(Evangelización Activa).

*Oración:*

Señor Jesús, estoy dispuesto a permanecer firme hasta el final, pues mi anhelo eres tú, Señor y sé que si soy fiel estaré a tu lado eternamente; dame de tu Espíritu Santo para tener la fuerza necesaria a la hora de la prueba. Amén.
*Acción:* 

Hoy, en mi trabajo o con mis conocidos, haré algo que me evidencie como verdadero cristiano delante de los que están a mi alrededor. 

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         *”Nuntium Verbi Dei”*   

_”Mensaje de la palabra de Dios”_

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