05/18/21

11:26 a.m.


Pablo decía a los principales de la Iglesia de Efeso: "Velen por ustedes, y por todo el rebaño sobre el cual el Espíritu Santo los ha constituido guardianes para apacentar a la Iglesia de Dios, que él adquirió al precio de su propia sangre. Yo sé que después de mi partida se introducirán entre ustedes lobos rapaces que no perdonarán al rebaño. Y aun de entre ustedes mismos, surgirán hombres que tratarán de arrastrar a los discípulos con doctrinas perniciosas. Velen, entonces, y recuerden que durante tres años, de noche y de día, no he cesado de aconsejar con lágrimas a cada uno de ustedes. Ahora los encomiendo al Señor y a la Palabra de su gracia, que tiene poder para construir el edificio y darles la parte de la herencia que les corresponde, con todos los que han sido santificados. En cuanto a mí, no he deseado ni plata ni oro ni los bienes de nadie. Ustedes saben que con mis propias manos he atendido a mis necesidades y a las de mis compañeros. De todas las maneras posibles, les he mostrado que así, trabajando duramente, se debe ayudar a los débiles, y que es preciso recordar las palabras del Señor Jesús: 'La felicidad está más en dar que en recibir'". Después de decirles esto, se arrodilló y oró junto a ellos. Todos se pusieron a llorar, abrazaron a Pablo y lo besaron afectuosamente, apenados sobre todo porque les había dicho que ya no volverían a verlo. Después lo acompañaron hasta el barco.

11:26 a.m.


Tu Dios ha desplegado tu poder: ¡sé fuerte, Dios, tú que has actuado por nosotros! A causa de tu Templo, que está en Jerusalén, los reyes te presentarán tributo. ¡Canten al Señor, reinos de la tierra, entonen un himno al Señor, al que cabalga por el cielo, por el cielo antiquísimo! El hace oír su voz poderosa, Reconozcan el poder de Dios, él es grande en Israel, y en lo alto, poderoso. Reconozcan el poder de Dios, él es grande en Israel, y en lo alto, poderoso. ¡reconozcan el poder del Señor! Su majestad brilla sobre Israel y su poder, sobre las nubes. Dios es terrible desde su santuario, él, el Dios de Israel, él da a su pueblo fuerza y poder.

11:26 a.m.


Ya no estoy más en el mundo, pero ellos están en él; y yo vuelvo a ti. Padre santo, cuida en tu Nombre a aquellos que me diste, para que sean uno, como nosotros. Ya no estoy más en el mundo, pero ellos están en él; y yo vuelvo a ti." Mientras estaba con ellos, cuidaba en tu Nombre a los que me diste; yo los protegía y no se perdió ninguno de ellos, excepto el que debía perderse, para que se cumpliera la Escritura. Pero ahora voy a ti, y digo esto estando en el mundo, para que mi gozo sea el de ellos y su gozo sea perfecto. Yo les comuniqué tu palabra, y el mundo los odió porque ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No te pido que los saques del mundo, sino que los preserves del Maligno. Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Conságralos en la verdad: tu palabra es verdad. Así como tú me enviaste al mundo, yo también los envío al mundo. Por ellos me consagro, para que también ellos sean consagrados en la verdad."

11:26 a.m.


“¡Escuchad, todos, judíos y griegos (...) ; escuchad, todos los reinos de la tierra! No impido vuestro dominio sobre el mundo, “mi reino no es de este mundo”. (Jn 18,36) No temáis con un miedo insensato como el que se apoderó de Herodes cuando le fue anunciado mi nacimiento. (...) No, dice el Salvador, “mi reino no es de este mundo”. Venid todos a un reino que no es de este mundo. ¡Venid por la fe, que el temor no os conduzca a la crueldad! Es verdad que en una profecía, el Hijo de Dios dice, hablando del Padre: “He establecido a mi rey en Sión, mi monte santo.” (Sal 2,6) Este Sión y esta montaña no son de este mundo.     ¿Qué es, en efecto, su reino? Son los que creen en él, de los que él dijo: “No sois del mundo como yo no soy del mundo.” Y, sin embargo, quiere que estén en este mundo. Pide a su Padre: “No te pido que los retires del mundo, sino que los guardes del mal.” No dijo: “Mi reino no está en este mundo” sino (...) no es de este mundo”. Si fuera de este mundo, mis seguidores hubieran luchado para impedir que yo cayese en manos de los judíos.” (Jn 18,36)     En efecto, su reino está realmente en esta tierra hasta el fin del mundo. Hasta el día de la cosecha la cizaña está mezclada con el trigo (Mt 13,24)... Su reino no es de aquí abajo porque es como un viajero en este mundo. A los que son sus seguidores, dice: “No sois del mundo porque yo os he escogido de en medio del mundo.” (Jn 15,19) Eran de este mundo cuando todavía no pertenecían a su reino sino al príncipe de este mundo. (Jn 12,3)... Todos los que descienden de Adán, pecador, pertenecen a este mundo. Todos aquellos que son regenerados en Jesucristo pertenecen a su reino y ya no son del mundo. “El es quien nos arrancó del poder de las tinieblas, y quien nos ha trasladado al reino de su Hijo amado.” (Col 1,13)

Hermanos Franciscanos

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