12/26/16

11:47 p.m.

Por: H. Adrián Olvera de la Cruz LC | Fuente: www.missionkits.org

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Quisiera hoy, Jesús, estar contigo… no importa si no te hablo, ni me dices nada. Al final, simplemente quiero estar contigo. Dame la gracia de ponerme en tu presencia. Ahí, junto a Ti, sin hablar, sin decir nada… sólo estar.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Juan 20, 2-9

El primer día después del sábado, María Magdalena vino corriendo a la casa donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: "Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo habrán puesto".

Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos iban corriendo juntos, pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro y llegó primero al sepulcro, e inclinándose, miró los lienzos puestos en el suelo, pero no entró.

En eso llegó también Simón Pedro, que lo venía siguiendo, y entró en el sepulcro. Contempló los lienzos puestos en el suelo y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, puesto no con los lienzos en el suelo, sino doblado en sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vio y creyó, porque hasta entonces no habían entendido las Escrituras, según las cuales Jesús debía resucitar de entre los muertos.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

San Juan, el discípulo a quién Jesús tanto quería; el discípulo que estuvo sobre el pecho de Jesús; el que estuvo al píe de la cruz…el discípulo amado.Este discípulo se vio inmerso ante la duda en aquellos tres días. Sabía que amaba, sabía muy bien lo que sentía, pero… no veía nada.

La voz de María Magdalena entró a su corazón como luz de sol que penetra el cielo nublado. Era una luz de esperanza.

Llevado por la emoción, corre con la ilusión de darle sentido a ese amor que sabía que tenía…sabía que existía, mas no lo veía.

Observa, contempla…recuerda y al final: Vio y creyó. Constató que aquello que vivió con Jesús…, los latidos de su corazón, la cruz, su amor… era real.

El amor no puede acabar. Entendió que había que morir para resucitar. El sufrimiento es parte del amor…pero no es el final.

Ésa es la esperanza que tiene que guiar mi vida; pues aunque pasen 3 o más días, en la obscuridad o la duda, jamás puedo olvidar que el amor que Dios me ha tenido desde la eternidad es verdadero… es real.

Señor, muchas veces pierdo el sentido en mi vida, y sólo veo signos, recuerdos… los lienzos que has dejado en mi historia. Dame la gracia de cada día poder ver y creer. Ser testigo fiel de tu amor en mi ayer y mi hoy… en las cosas pequeñas y también en las grandes, para así creer. Señor… aumenta mi fe.

«Pedro, después de haber escuchado a las mujeres y de no haberlas creído, «sin embargo, se levantó» (v.12). No se quedó sentado a pensar, no se encerró en casa como los demás. No se dejó atrapar por la densa atmósfera de aquellos días, ni dominar por sus dudas; no se dejó hundir por los remordimientos, el miedo y las continuas habladurías que no llevan a nada. Buscó a Jesús, no a sí mismo. Prefirió la vía del encuentro y de la confianza y, tal como estaba, se levantó y corrió hacia el sepulcro, de dónde regresó “admirándose de lo sucedido”.»
(Homilía de S.S. Francisco, 26 de marzo de 2016).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Dedicar un tiempo en el día para hacer una lista de los momentos en mi vida en que he «visto y creído». Aquellos momentos grandes y sencillos en que Jesús se ha hecho presente en la propia historia. Escribirlos en una hoja que se pueda guardar en un lugar personal para algún tiempo de duda, sequedad… recordar con el testigo de la vida misma que Dios siempre está.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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11:38 p.m.
Bloch-Sermon_On_The_Mount

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               *”Verbum Spei”*

        _”Palabra de Esperanza”_

       

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*1° Semana Navidad*

*27 Diciembre*

*El Evangelio de hoy*

*Juan 20, 2-9*
El primer día después del sábado, María Magdalena vino corriendo a la casa donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».

Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos iban corriendo juntos, pero el otro discípulo corría más aprisa que Pedro y llegó primero al sepulcro, e inclinándose, miró los lienzos puestos en el suelo, pero no entró.

En eso llegó Simón Pedro, que lo venía siguiendo, y entró en el sepulcro. Contempló los lienzos puestos en el suelo y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, puesto no con los lienzos en el suelo, sino doblado en sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vio y creyó, porque hasta entonces no habían entendido las Escrituras, según las cuales Jesús debía resucitar de entre los muertos.

*Reflexión:*

La tradición cristiana nutrida del NT, ha llamado siempre a Juan el discípulo amado. Esta tradición nace con el mismo evangelio de Juan, dado que para este evangelista, en su tradición sólo hay un Juan, el bautista. Su evangelio no menciona la vocación de Santiago y Juan hijos de Zebedeo, pero la presupone cuando habla de los dos discípulos a los que Juan el bautista incita a seguir a Jesús, quienes fueron con Él y se quedaron a su lado aquel día.

Juan es el símbolo del enamorado de Jesús, del fiel devoto y seguidor suyo, aquél que encuentra en Jesús el sentido de su vida y la razón de su existir; del mismo modo que lo fue María Magdalena entre las mujeres. A ese amor incondicional a Jesús se corresponde el título de “discípulo amado”. Pero, llama la atención que a pesar de ser éste el discípulo a quien Jesús amaba, la iglesia siempre fue consciente del lugar de Pedro.

Juan es el amado, pero Pedro es el elegido; Juan es el contemplativo, pero Pedro es el arrojado; Juan es el místico, pero Pedro es el fiel. Jesús nos muestra que el amor es el complemento de la convicción. Amar y ser amado por Dios es sólo un lado de la moneda; la otra es el amor en acción, la entrega, la oblación, la donación. Juan es el símbolo del enamorado de Dios y del amado de Dios, pero siempre es presentado al lado de Pedro para recordarnos que el amor es también acción. 

(Evangelización Activa).

*Oración:*

Señor Jesús, quiero tener una vida llena de tu amor, que cada día pueda experimentar las maravillas de vivir en tu Reino y de tener tu favor, enséñame a transmitir ese gozo y felicidad que es producto de vivir en tu querer. Amén.
*Acción:* 

Hoy juntaré a mi familia y compartiremos lo grande que es Dios. 

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         *”Nuntium Verbi Dei”*   

_”Mensaje de la palabra de Dios”_

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11:43 a.m.
Queridos hermanos: Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y lo que hemos tocado con nuestras manos acerca de la Palabra de Vida, es lo que les anunciamos. Porque la Vida se hizo visible, y nosotros la vimos y somos testigos, y les anunciamos la Vida eterna, que existía junto al Padre y que se nos ha manifestado. Lo que hemos visto y oído, se lo anunciamos también a ustedes, para que vivan en comunión con nosotros. Y nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo Jesucristo. Les escribimos esto para que nuestra alegría sea completa.

11:43 a.m.
¡El Señor reina! Alégrese la tierra, regocíjense las islas incontables. Nubes y Tinieblas lo rodean, la Justicia y el Derecho son la base de su trono. Las montañas se derriten como cera delante del Señor, que es el dueño de toda la tierra. Los cielos proclaman su justicia y todos los pueblos contemplan su gloria. Nace la luz para el justo, y la alegría para los rectos de corazón. Alégrense, justos, en el Señor y alaben su santo Nombre.