01/20/17

11:28 p.m.

Por: H. Rubén Tornero, LC | Fuente: www.missionkits.org

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Jesús, te doy gracias de todo corazón por el inmenso amor que me has tenido. Gracias por todo. Te quiero, Jesús. Deseo que mi vida te haga sonreír a cada instante. Quiero que los demás también te conozcan y te amen. Llena mi vida de tu presencia, Señor; que quien me vea, te descubra a Ti. Yo quiero ser como una ventana por la que se pueda mirarte. Quiero ser un reflejo de tu luz aquí en el mundo. Jesús, ven a mi vida, transfórmala. Lo que no te agrade de mí, quémalo con el fuego de tu amor y concédeme que algún día mi vida esté tan configurada contigo que nuestros corazones latan al unísono.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Marcos 3, 20-21

En aquel tiempo, Jesús entró en una casa con sus discípulos y acudió tanta gente, que no los dejaban ni comer. Al enterarse sus parientes, fueron a buscarlo, pues decían que se había vuelto loco.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.

Muy amada creatura:

Busco una casa. No pido una mansión ni un hotel de lujo. Sólo una casa, un corazón que quiera recibirme. No pido que sea perfecta ni que todo esté impecable. No pido una casa digna de mí porque sé que no las hay. Yo me encargo de hacerla digna, de limpiar y transformar la casa que me presten, el corazón que me acoja.

Busco una casa. Busco un corazón donde habitar. No importa si es moderna o si el tiempo ya ha carcomido la pintura de las paredes. Busco una casa y sólo pido una única condición: Que no tenga puertas.

Es lo único que pido. Quiero una casa, anhelo un corazón que no tenga cuartos secretos para mí. Deseo ardientemente que esa casa, ese corazón, esté siempre abierto, que sea 24/7, pues muchos me buscan y quiero que me encuentren siempre disponible en el hogar que me acoja.

Busco una casa, un corazón sin puertas, con el fin de acoger a todos sin discriminar a ninguno. Busco un hogar donde quepan todos sin ninguna excepción, desde aquellos que sedientos beben mis palabras hasta los que piensan que estoy loco. Busco un corazón, en resumen, que me acoja y sea capaz de amarme y permitir que los demás me amen o desprecien en él… ¿puedo encontrar en ti ese corazón que busco?

Atte. Jesús

«Y a su hijo ¿dónde lo mandó? ¿a un palacio, a una ciudad, a hacer una empresa? ¡Lo mando a una familia! Dios entró al mundo en una familia. Y pudo hacerlo porque esa familia era una familia que tenía el corazón abierto al amor, que tenía las puertas abiertas al amor. […] Dios siempre golpea las puertas de los corazones. Le gusta hacerlo. Le sale de adentro. Pero ¿saben qué es lo que más le gusta? Golpear las puertas de la familias y encontrar la familias unidas, encontrar las familias que se quieren, encontrar las familias que hacen crecer a sus hijos y los educan y que los llevan adelante y que crean una sociedad de bondad, de verdad y de belleza.»
(Homilía de S.S. Francisco, 27 de septiembre de 2015).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy voya sonreír en todo momento, buscando que todos, sin excepción, vean a Dios en mí.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Let's block ads! (Why?)

10:43 a.m.
En él se instaló un primer recinto, donde estaban el candelabro, la mesa y los panes de la oblación: era el lugar llamado Santo. Luego, detrás del segundo velo había otro recinto, llamado el Santo de los santos. Cristo, en cambio, ha venido como Sumo Sacerdote de los bienes futuros. El, a través de una Morada más excelente y perfecta que la antigua -no construida por manos humanas, es decir, no de este mundo creado- entró de una vez por todas en el Santuario, no por la sangre de chivos y terneros, sino por su propia sangre, obteniéndonos así una redención eterna. Porque si la sangre de chivos y toros y la ceniza de ternera, con que se rocía a los que están contaminados por el pecado, los santifica, obteniéndoles la pureza externa, ¡cuánto más la sangre de Cristo, que por obra del Espíritu eterno se ofreció sin mancha a Dios, purificará nuestra conciencia de las obras que llevan a la muerte, para permitirnos tributar culto al Dios viviente!

10:43 a.m.
Aplaudan, todos los pueblos, aclamen al Señor con gritos de alegría; porque el Señor, el Altísimo, es temible, es el soberano de toda la tierra. El Señor asciende entre aclamaciones, asciende al sonido de trompetas. Canten, canten a nuestro Dios, canten, canten a nuestro Rey. El Señor es el Rey de toda la tierra, cántenle un hermoso himno. El Señor reina sobre las naciones el Señor se sienta en su trono sagrado.

10:43 a.m.
Cuando Jesús vino a este mundo lo amó hasta tal extremo que dio la vida por él. Vino para satisfacer nuestra hambre de Dios. ¿Cómo lo hizo? El se convirtió en Pan de Vida. Se hizo pequeño, frágil, desarmado por nosotros. Las migajas de pan son tan pequeñas que incluso un bebé puede mascarlas, incluso un moribundo puede tragarlas. Jesús se convierte en pan de vida para apaciguar nuestra hambre de Dios, nuestra hambre de amor. No creo que nosotros habríamos sido capaces de amar a Dios si Jesús no hubiese venido a ser uno de nosotros. Ha venido a ser uno como nosotros, excepto en el pecado, para hacernos capaces de amar a Dios. Creados a imagen de Dios hemos sido creados para amar, porque Dios es amor. Por su pasión, Jesús nos ha enseñado cómo podemos perdonar por amor, cómo podemos olvidar con humildad. ¡Encuentra a Jesús y encontrarás la paz!