09/18/16

11:16 a.m.
No niegues un beneficio al que lo necesite, siempre que esté en tus manos hacerlo. No digas a tu prójimo: "Vuelve después, mañana te daré", si tienes con qué ayudarlo. No trames el mal contra tu prójimo, mientras vive confiado junto a ti. No litigues con un hombre sin motivo, si no te ha causado ningún mal. No envidies al hombre violento ni elijas ninguno de sus caminos. Porque el hombre perverso es abominable para el Señor, y él reserva su intimidad para los rectos. La maldición del Señor está en la casa del malvado, pero él bendice la morada de los justos. El se burla de los insolentes y concede su favor a los humildes.

11:16 a.m.
El que procede rectamente y practica la justicia; el que dice la verdad de corazón y no calumnia con su lengua. El que no hace mal a su prójimo ni agravia a su vecino, el que no estima a quien Dios reprueba y honra a los que temen al Señor. El que no se retracta de lo que juró, aunque salga perjudicado; el que no presta su dinero a usura ni acepta soborno contra el inocente. El que procede así, nunca vacilará.

11:16 a.m.
Jesús dijo a la gente: "No se enciende una lámpara para cubrirla con un recipiente o para ponerla debajo de la cama, sino que se la coloca sobre un candelero, para que los que entren vean la luz. Porque no hay nada oculto que no se descubra algún día, ni nada secreto que no deba ser conocido y divulgado. Presten atención y oigan bien, porque al que tiene, se le dará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que cree tener".

11:16 a.m.
El Señor llama a sus discípulos “luz del mundo” (Mt 5,14), porque, después de haber sido iluminados por el, que es la luz verdadera y eterna (Jn 1,9), se han convertido ellos mismos en luz que disipa las tinieblas. Porque él mismo es “el Sol de justicia”(Ma 3, 20) el Señor puede también llamar a sus discípulos “luz del mundo”. Es por ellos, como por los rayos resplandecientes, que él vuelque la luz de su conocimiento sobre la tierra entera... Iluminados por ellos, nosotros mismos, de las tinieblas que éramos, somos nosotros vueltos en luz, como dice San Pablo: “Antes vosotros erais tinieblas, pero ahora sois luz en el Señor, vivid como hijos de la luz” (Ef 5, 8). Y todavía “Vosotros sois hijos de la luz, hijos del día, no lo somos de la noche ni de las tinieblas” (1Ts 5,5). San Juan tiene razón al afirmar en su carta: “Dios es luz” (1,5) “El que está en Dios está en la luz” (1, 7)... También nosotros ya que hemos sido librados de las tinieblas del error, debemos vivir en la luz, como hijos de la luz... Es lo que dice el Apóstol: “En medio de ellos, aparecéis, como lumbreras de luz en el mundo, vosotros que lleváis la palabra de vida (Fl 2,15)... Esta lámpara resplandeciente, que ha sido encendida para servir nuestra salvación, debe siempre brillar en nosotros... Esta lámpara de la ley y de la fe, no debemos por tanto ocultarla, sino colocarla siempre en la Iglesia como sobre el lampadario, para la salvación de un gran número, a fin de alegrarnos de la luz de su verdad, y brillar en todos los creyentes.

4:17 a.m.
Bloch-Sermon_On_The_Mount

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               *”Verbum Spei”*

       _”Palabra de Esperanza”_

      

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*25 Domingo Tiempo Ordinario*

*El Evangelio de hoy*

*Lucas 8, 4-15 *
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Había una vez un hombre rico que tenía un administrador, el cual fue acusado ante él de haberle malgastado sus bienes. Lo llamó y le dijo: ‘¿Es cierto lo que me han dicho de ti? Dame cuenta de tu trabajo, porque en adelante ya no serás administrador‘. Entonces el administrador se puso a pensar: ‘¿Qué voy hacer ahora que me quiten el trabajo? No tengo fuerzas para trabajar la tierra y me da vergüenza pedir limosna. Ya sé lo que voy a hacer, para tener a alguien que me reciba en su casa, cuando me despidan‘.

Entonces fue llamando uno por uno a los deudores de su amo. Al primero le preguntó: ‘¿Cuánto le debes a mi amo?‘ El hombre respondió: Cien barriles de aceite‘. El administrador le dijo: ‘Toma tu recibo, date prisa y haz otro por cincuenta‘. Luego preguntó al siguiente: ‘Y tú, ¿cuánto debes?‘ Este respondió: ‘Cien sacos de trigo‘. El administrador le dijo: ‘Toma tu recibo y haz otro por ochenta‘.

El amo tuvo que reconocer que su mal administrador había procedido con habilidad. Pues los que pertenecen a este mundo son más hábiles en sus negocios que los que pertenecen a la luz”.

*Reflexión:*

Dos viejos rivales son Dios y el dinero. Jesús de Nazaret nos pide que no adoremos al dinero, que no lo convirtamos en un ídolo que esclaviza. Jesús es capaz de reconocer el ingenio del administrador infiel quien ha sabido sortear el poder del vil metal y utilizarlo en su provecho. Si escuchamos con especial atención a Jesús en la parábola del administrador astuto sacaremos una gran enseñanza, nos resulten algo sorprendentes …

Cristo nos ha advertido que no se puede servir a dos amos, que no se puede servir a Dios y al dinero, pero parece que el hombre se empeña en hacer todo lo contrario; pretende servir al dinero e incluso servirse de Dios. Hoy el hombre está más pendiente de la bolsa de valores o de la equivalencia del dólar, que de socorrer a los pobres, “la caja de caudales celestial” como decía San Francisco. Hoy el hombre no puede guardar, ya no se puede guardar, pero pretende disfrutar y tener la mejor posición aunque para eso tenga que pasar por sobre sus propios hermanos.

*Oración:*

Señor Jesús, por esta magnífica lección que nos das! Cada vez que

 leo, medito y acojo tu Palabra estoy recibiendo en mí un puñadito de semilla de vida eterna. ¡Ayúdame, Señor Jesús, a vivir esa semilla que Tú siembras en mí: que la escuche, la guarde, la medite, la viva y la comunique.
*Acción:*

Pediré a aprender la lección del Evangelio y dame la fuerza para saber renunciar a todo lo que me aparte del fruto que mi semilla puede y debe dar.

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         *”Nuntium Verbi Dei”*   

_”Mensaje de la palabra de Dios”_

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