05/22/17

11:48 p.m.

Por: H. Cristian Gutiérrez, L.C. | Fuente: www.missionkits.org

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Gracias, Señor, por tu presencia y tu acción en mi vida. Gracias porque sé que eres un Dios cercano a mí, que me conoces, me comprendes y sobre todo, me amas. Infunde en mi alma tu Santo Espíritu para que me enseñe lo que quieres de mí y me ayude a realizarlo por amor. Señor, te necesito. Aumenta mi fe, mi confianza en Ti y mi caridad. Aparta de mi vida todo aquello que me aleja de Ti. Perdona mis pecados. 

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Lectura del santo Evangelio según san Juan 16, 5-11

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Me voy ya al que me envió y ninguno de ustedes me pregunta: ‘¿A dónde vas?’ Es que su corazón se ha llenado de tristeza porque les he dicho estas cosas. Sin embargo, es cierto lo que les digo: les conviene que me vaya; porque si no me voy, no vendrá a ustedes el Paráclito; en cambio, si me voy, yo se lo enviaré.

Y cuando él venga, establecerá la culpabilidad del mundo en materia de pecado, de justicia y de juicio; de pecado, porque ellos no han creído en mí; de justicia, porque me voy al Padre y ya no me verán ustedes; de juicio, porque el príncipe de este mundo ya está condenado". 

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.

Comprendo, Señor, la tristeza de los apóstoles cuando ya saben que tu partida se acerca. Pero esta tristeza demuestra el afecto que ellos tenían por Ti. Sabes bien cuánto nos duele la partida de un ser querido. Y esto es lo que pasa en este pasaje. Ellos están tristes porque no conciben una vida sin Ti. Yo también, Señor, he sentido lo vacía que es la vida cuando se está sin Ti, cuando se está apartado de tu lado. ¿Qué sería de mi vida sin Ti, Jesús?

Por lo mismo, prometes un consolador. ¡Cuánto consuelo necesita mi alma! Hay tantas cosas, Señor, que me entristecen, me confunden, me turban. Tú lo sabes. El consolador que me prometes no es uno cualquiera. Te refieres al Espíritu Santo. Éste sí que es un verdadero consolador.

Para consolar plenamente se necesita conocer la situación, comprender, compadecerse. Todo ello lo hace el Divino Espíritu. Nadie mejor que Él conoce mi interior, me comprende, me compadece y, por lo mismo, nadie mejor que Él me consuela. Dame la gracia, Señor, de experimentar en mi vida esta presencia divina y su acción que siempre va guiando mis pasos por el mejor sendero.

"La esperanza cristiana es un don que Dios nos da si salimos de nosotros mismos y nos abrimos a él. Esta esperanza no defrauda porque el Espíritu Santo ha sido infundido en nuestros corazones. El Paráclito no hace que todo parezca bonito, no elimina el mal con una varita mágica, sino que infunde la auténtica fuerza de la vida, que no consiste en la ausencia de problemas, sino en la seguridad de que Cristo, que por nosotros ha vencido el pecado, ha vencido la muerte, ha vencido el miedo, siempre nos ama y nos perdona. Hoy es la fiesta de nuestra esperanza, la celebración de esta certeza: nada ni nadie nos podrá apartar nunca de su amor."
(Homilía de S.S. Francisco, 26 de marzo de 2016).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy invocaré con fervor y atención al Espíritu Santo antes de todas mis  actividades. 

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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11:09 a.m.
La multitud se amotinó en contra de ellos, y los magistrados les hicieron arrancar la ropa y ordenaron que los azotaran. Después de haberlos golpeado despiadadamente, los encerraron en la prisión, ordenando al carcelero que los vigilara con mucho cuidado. Habiendo recibido esta orden, el carcelero los encerró en una celda interior y les sujetó los pies en el cepo. Cerca de la medianoche, Pablo y Silas oraban y cantaban las alabanzas de Dios, mientras los otros prisioneros los escuchaban. De pronto, la tierra comenzó a temblar tan violentamente que se conmovieron los cimientos de la cárcel, y en un instante, todas las puertas se abrieron y las cadenas de los prisioneros se soltaron. El carcelero se despertó sobresaltado y, al ver abiertas las puertas de la prisión, desenvainó su espada con la intención de matarse, creyendo que los prisioneros se habían escapado. Pero Pablo le gritó: "No te hagas ningún mal, estamos todos aquí". El carcelero pidió unas antorchas, entró precipitadamente en la celda y, temblando, se echó a los pies de Pablo y de Silas. Luego los hizo salir y les preguntó: "Señores, ¿qué debo hacer para alcanzar la salvación?". Ellos le respondieron: "Cree en el Señor Jesús y te salvarás, tú y toda tu familia". En seguida le anunciaron la Palabra del Señor, a él y a todos los de su casa. A esa misma hora de la noche, el carcelero los atendió y curó sus llagas. Inmediatamente después, fue bautizado junto con toda su familia. Luego los hizo subir a su casa y preparó la mesa para festejar con los suyos la alegría de haber creído en Dios.

11:09 a.m.
Te doy gracias, Señor, de todo corazón, te cantaré en presencia de los ángeles. Me postraré ante tu santo Templo, y daré gracias a tu Nombre por tu amor y tu fidelidad, porque tu promesa ha superado tu renombre. Me postraré ante tu santo Templo, y daré gracias a tu Nombre por tu amor y tu fidelidad, porque tu promesa ha superado tu renombre. Me postraré ante tu santo Templo. y daré gracias a tu Nombre por tu amor y tu fidelidad. poque tu promesa ha superado tu renombre. Me respondiste cada vez que te invoqué y aumentaste la fuerza de mi alma. Si camino entre peligros, me conservas la vida, extiendes tu mano contra el furor de mi enemigo, y tu derecha me salva. Si en medio de angustias caminare, tú me harías vivir; Tu derecha me salva. El Señor lo hará todo por mí. Tu amor es eterno, Señor, ¡no abandones la obra de tus manos!

11:09 a.m.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Ahora me voy al que me envió, y ninguno de ustedes me pregunta: '¿A dónde vas?'. Pero al decirles esto, ustedes se han entristecido. Sin embargo, les digo la verdad: les conviene que yo me vaya, porque si no me voy, el Paráclito no vendrá a ustedes. Pero si me voy, se lo enviaré. Y cuando él venga, probará al mundo dónde está el pecado, dónde está la justicia y cuál es el juicio. El pecado está en no haber creído en mí. La justicia, en que yo me voy al Padre y ustedes ya no me verán. Y el juicio, en que el Príncipe de este mundo ya ha sido condenado."

11:09 a.m.
«El agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna» (Jn 4,14). Una nueva clase de agua que corre y salta; pero que salta en los que son dignos de ella. ¿Por qué motivo se sirvió del término agua, para denominar la gracia del Espíritu? Pues, porque el agua lo sostiene todo; porque es imprescindible para la hierba y los animales; porque el agua de la lluvia desciende del cielo y, además, porque desciende siempre de la misma forma y, sin embargo, produce efectos diferentes: unos en las palmeras, otros en las vides, todo en todas las cosas. De por sí, el agua no tiene más que un único modo de ser; por eso, la lluvia no transforma su naturaleza propia para descender en modos distintos, sino que se acomoda a las exigencias de los seres que la reciben y da a cada cosa lo que le corresponde. De la misma manera, también el Espíritu Santo, aunque es único, y con un solo modo de ser, e invisible, «reparte a cada uno la gracia según quiere» (1C 12,11). Y así como un tronco seco que recibe agua germina, del mismo modo el alma pecadora que, por la penitencia, se hace digna del Espíritu Santo, produce frutos de santidad. Y aunque no tenga más que un solo e idéntico modo de ser, el Espíritu, bajo el impulso de Dios y en nombre de Cristo, produce múltiples efectos. Se sirve de la lengua de la lengua de unos para el carisma de la sabiduría; ilustra la mente de otros con el don de la profecía; a éste le concede poder para expulsar los demonios; a aquél le otorga el don de interpretar las divinas Escrituras. Fortalece, en unos, la templanza; en otros, la misericordia; a éste enseña a practicar el ayuno y la vida ascética; a aquél, a dominar las pasiones; al otro, le prepara para el martirio. El Espíritu se manifiesta, pues, distinto en cada uno, pero nunca distinto de sí mismo, según está escrito: «En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común» (1C 12,7).

2:37 a.m.
Bloch-Sermon_On_The_Mount

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               *”Verbum Spei”*

        _”Palabra de Esperanza_

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*6° Lunes de Pascua*

*El Evangelio de hoy*

*Juan 15, 26-16, 4*
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Cuando venga el Consolador, que yo les enviaré a ustedes de parte del Padre, el Espíritu de verdad que procede del Padre, él dará testimonio de mí y ustedes también darán testimonio, pues desde el principio han estado conmigo.

Les he hablado de estas cosas para que su fe no tropiece. Los expulsarán de las sinagogas y hasta llegará un tiempo, cuando el que les dé muerte creerá dar culto a Dios. Esto lo harán, porque no nos han conocido ni al Padre ni a mí. Les he hablado de estas cosas para que, cuando llegue la hora de su cumplimiento, recuerden que ya se lo había predicho yo”.

*Reflexión:*

Jesús, como parte de la preparación final a sus apóstoles antes de la pasión los instruyó sobre dos cosas, la primera y más importante, es que serían revestidos de una fuerza interior que los convertiría en auténticos testigos de su amor y de su Reino.

Por otro lado, que el convertirse en auténticos testigos los llevará a afrontar una serie de dificultades, incluso a perder la vida como prueba de fidelidad. Estos dos elementos han estado presentes siempre en la Iglesia, el testimonio de Cristo, Mesías, llevado hasta las últimas consecuencias y la presencia activa del Espíritu que conforta, anima e impulsa a testificar que Jesús es el Señor y que solo en él hay vida en abundancia.

Quizás sería bueno esta semana reflexionar sobre la eficacia de nuestro testimonio ante los demás. Nuestro testimonio con nuestros compañeros de trabajo y en nuestra misma familia. Y por otro lado, hacernos conscientes de la presencia activa del Espíritu que obra en nosotros y nos asegura que sólo en Jesús hay vida.

(Evangelización Activa).

*Oración:*

Señor Jesús, te pido que me des celo para propagar tu Palabra y me llenes de tu presencia, para no dejar pasar ninguna oportunidad para anunciar el amor y la misericordia que yo mismo he recibido. Amén.
*Acción:*

Hoy pondré mucha atención en cada conversación en la que participe y aprovecharé para dejar un mensaje y testimonio de la presencia de Dios en las personas que ahí estén.

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         *”Nuntium Verbi Dei”*   

_”Mensaje de la palabra de Dios”_

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Hermanos Franciscanos

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