Mi última misa y mi última procesión a nuestra madrecita del cielo la Virgen de Guadalupe!!!

Por: H. José Alberto Rincón Cárdenas, L.C. | Fuente: missionkits.org
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, concédeme ser testimonio vivo de tu misericordia.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 11, 11-15
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: "Yo les aseguro que no ha surgido entre los hijos de una mujer ninguno más grande que Juan el Bautista. Sin embargo, el más pequeño en el Reino de los cielos, es todavía más grande que él.
Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los cielos exige esfuerzo, y los esforzados lo conquistarán. Porque todos los profetas y la ley profetizaron, hasta Juan; y si quieren creerlo, él es Elías, el que habrá de venir. El que tenga oídos que oiga".
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
¿Por qué pone Jesús al Bautista como el más grande entre los nacidos de mujer? ¿Será acaso que tenía poder, o bien que tenía riquezas, o que era exitoso? Nada de eso. De Juan sabemos que vestía con una rudimentaria piel de camello y se alimentaba de insectos y miel. ¡Difícilmente un hombre de peso en su sociedad!
Sin embargo, era en efecto más grande que cualquier otro. La razón no es otra que la misión para la que fue elegido. Muchos profetas hubo, y grandes portentos hicieron; mas sólo a Juan el Bautista estaba confiada la tarea de allanar el camino para el Señor.
Juan es grande porque gracias a él ha llegado el mensaje de conversión; es grande porque, debido a su predicación, muchos corazones se orientaron a Dios; es grande porque Cristo es infinitamente más grande, y a él le correspondió el honor de preparar su llegada, incluso de bautizarle.
Pero hay un motivo más por el que Juan es grande, y ése es el que debe también inundar nuestras vidas. Juan es grande, simplemente porque cumplió lo que Dios le pidió que hiciera: ser profeta del Altísimo. ¿Qué me pide Dios a mí? ¿De qué forma espera Él que yo sea su profeta, su mensajero, en mi realidad cotidiana? ¿Cómo estoy yo llevando a Dios a mi vida, a mi familia, a mis amigos, a mi trabajo? Si nos dedicamos tan sólo a cumplir la voluntad de Dios, y a hacerlo por amor, quizás Juan el Bautista no habrá sido el único grande al final de los tiempos.
Es algo sorprendente, habían estado con Juan, sabían que era un hombre bueno, más aún, el mayor de los nacidos de mujer, como Jesús lo define, pero él no era el que tenía que venir. También Juan esperaba a otro más grande que él. Juan tenía claro que no era el Mesías sino simplemente quien lo anunciaba. Juan era el hombre memorioso de la promesa y de su propia historia. Era famoso, tenía fama, todos venían a hacerse bautizar por él, lo escuchaban con respeto. La gente creía que era el Mesías, pero él era memorioso de su propia historia y no se dejó engañar por el incienso de la vanidad.
Juan manifiesta la conciencia del discípulo que sabe que no es ni será nunca el Mesías, sino sólo un invitado a señalar el paso del Señor por la vida de su gente.
(Homilía de S.S. Francisco, 20 de enero de 2018).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
En mi examen de conciencia reflexionaré sobre lo mucho que Dios me ha confiado y cómo deseo corresponderle.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
_”Verbum Spei”_
_”Palabra de Esperanza”_
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*2° Jueves Tiempo Adviento*
*El Evangelio de hoy*
*Mateo 11, 11-15*
En aquel tiempo, Jesús dijo a la gente: “Yo les aseguro que no ha surgido entre los hijos de una mujer ninguno más grande que Juan el Bautista. Sin embargo, el más pequeño en el Reino de los cielos, es todavía más grande que él.
Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los cielos exige esfuerzo, y los esforzados lo conquistarán. Porque todos los profetas y la ley profetizaron, hasta Juan; y si quieren creerlo, él es Elías, el que habría de venir. El que tenga oídos que oiga”.
*Reflexión:*
Verdaderamente el Reino exige esfuerzo. Ser cristiano y hacer que la vida cristiana sea una realidad no es algo que sucede por arte de magia, sino que exige de la cooperación de cada uno de nosotros. Ya Jesús nos propone como modelo de integridad a Juan, el Bautista, para mostrarnos que quien se esfuerza, lucha, se entrega y da cuanto tiene es grande a los ojos d eDios; pero si vivimos los valores tal como nos los muestra y propone Jesús, entonces nuestra condición es mayor que la del Bautista, porque estaremos dirigiendo nuestra vida por nuestra apertura a Dios que quiere una vida más plena, digna y humana para sus hijos y no solo nos limitaremos a vivir la ley por el afán de cumplirla, sino que viviremos siendo fieles a Dios desde el interior de nuestro corazón haciendo lo que es grato a sus ojos, tal como lo hizo y lo vivió Jesús de Nazaret. Es necesario por ello estar convencidos de que verdaderamente vale la pena ser cristiano. Si no estamos completamente convencidos de que la vida cristiana es la mejor opción y oportunidad que tiene el hombre para ser feliz, alcanzar la plenitud y su realización, será muy difícil que el Reino se haga una realidad. ¿Estás convencido de que ser cristiano vale la pena? ¿Estás dispuesto a darlo todo con tal de seguir a Jesús? De esta respuesta depende el esfuerzo que harás, no sólo durante este tiempo, sino durante tu vida para vivir de acuerdo al Evangelio y permitir que la vida en el Espíritu sea una realidad en ti.
(Evangelización Activa)
*Oración*
Señor Jesús, tú conoces mi corazón y cada uno de mis pensamientos; y te quiero pedir que transformes mi aridez en manantial de vida y amor por ti, mi indiferencia transfórmala en una entrega total y absoluta a ti, saca fruto de aquellas partes de mi persona de las que yo pensaba no poder sacar nada bueno; para ti no hay nada imposible, mantenme muy cerca de ti. Amén.
*Acción:*
Hoy reflexionaré en mis momentos de aridez y frialdad espiritual y se los presentaré a Dios en oración pidiéndole su ayuda para ver lo bueno que él ha sacado de esos momentos.
_”Nuntium Verbi Dei”_
_“Mensaje de la palabra de Dios”_