09/07/17

11:48 p.m.

Por: H. Adrián Olvera, L.C. | Fuente: missionkits.org

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Te doy gracias, Señor, por el don que nos has dado en tan grande mujer, amiga y Madre. Gracias por el don que nos has dado en María.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Mateo 1, 18-23

Cristo vino al mundo de la siguiente manera: estando María, su madre, desposada con José, y antes de que vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba esperando un hijo. José, su esposo, que era hombre justo, no queriendo ponerla en evidencia, pensó dejarla en secreto.

Mientras pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le dijo en sueños: "José, hijo de David, no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados".

Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta Isaías: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Los cielos, la tierra; el mar, las estrellas… todo lo has hecho por amor, Señor. Sin embargo, me causa mucha impresión pensar que aquellas cosas, el sol, la luna y lo demás, no los has creado con el amor con el que has creado al hombre. Éste es un amor que ni siquiera puedo imaginar, un amor que has querido compartir…, un amor que has querido sea a tu imagen y semejanza.

Pero has puesto especial atención en una criatura. Una mujer cuya belleza es digna de agradecer, una mujer cuya grandeza es la humildad, una mujer que con tan solo un Sí fue capaz de admirar al mundo; una mujer que escogiste de entre todas las mujeres para darnos el regalo más grande que alguien puede dar: al Emmanuel.

Te doy gracias, Señor, por el don que nos has dado en María. Te doy gracias pues, mirándola a ella, puedo descubrir la belleza de tu amor… puedo llegar a conocerte más.

La Virgen María nos ayude a recurrir constantemente a la gracia, a esa agua que mana de la roca que es Cristo Salvador, para que podamos profesar con convicción nuestra fe y anunciar con alegría las maravillas del amor de Dios, misericordioso y fuente de todo bien.
(Homilía de S.S. Francisco, 19 de marzo de 2017).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees

que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy, antes de irme a dormir rezaré un avemaría para agradecer a Dios por el don de María, y pediré la gracia de tener siempre su compañía.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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11:40 a.m.
Así habla el Señor: Y tú, Belén Efratá, tan pequeña entre los clanes de Judá, de ti me nacerá el que debe gobernar a Israel: sus orígenes se remontan al pasado, a un tiempo inmemorial. Por eso, el Señor los abandonará hasta el momento en que dé a luz la que debe ser madre; entonces el resto de sus hermanos volverá junto a los israelitas. El se mantendrá de pie y los apacentará con la fuerza del Señor, con la majestad del nombre del Señor, su Dios. Ellos habitarán tranquilos, porque él será grande hasta los confines de la tierra. ¡Y él mismo será la paz! Si Asiria invade nuestro país y pisa nuestros palacios, le opondremos siete pastores y ocho príncipes del pueblo:

11:40 a.m.
Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham: Abraham fue padre de Isaac; Isaac, padre de Jacob; Jacob, padre de Judá y de sus hermanos. Judá fue padre de Fares y de Zará, y la madre de estos fue Tamar. Fares fue padre de Esrón; Esrón, padre de Arám; Arám, padre de Aminadab; Aminadab, padre de Naasón; Naasón, padre de Salmón. Salmón fue padre de Booz, y la madre de este fue Rahab. Booz fue padre de Obed, y la madre de este fue Rut. Obed fue padre de Jesé; Jesé, padre del rey David. David fue padre de Salomón, y la madre de este fue la que había sido mujer de Urías. Salomón fue padre de Roboám; Roboám, padre de Abías; Abías, padre de Asá; Asá, padre de Josafat; Josafat, padre de Jorám; Jorám, padre de Ozías. Ozías fue padre de Joatám; Joatám, padre de Acaz; Acaz, padre de Ezequías; Ezequías, padre de Manasés. Manasés fue padre de Amón; Amón, padre de Josías; Josías, padre de Jeconías y de sus hermanos, durante el destierro en Babilonia. Después del destierro en Babilonia: Jeconías fue padre de Salatiel; Salatiel, padre de Zorobabel; Zorobabel, padre de Abiud; Abiud, padre de Eliacím; Eliacím, padre de Azor. Azor fue padre de Sadoc; Sadoc, padre de Aquím; Aquím, padre de Eliud; Eliud, padre de Eleazar; Eleazar, padre de Matán; Matán, padre de Jacob. Jacob fue padre de José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, que es llamado Cristo. Este fue el origen de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto. Mientras pensaba en esto, el Angel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: "José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo. Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados". Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta: La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emanuel, que traducido significa: "Dios con nosotros".

11:40 a.m.
Hoy una puerta virginal se adelanta; por ella, el Dios que existe mucho más allá de todos los seres, ha de “venir al mundo” “corporalmente”, según la expresión de Pablo (Hb 1,6; Col 2,9). Hoy, un tallo ha salido de la raíz de Jesé (Is 11,1), de donde para el mundo saldrá una flor unida a la divinidad por su naturaleza. Hoy, a partir de la naturaleza terrestre, ha sido formado un cielo sobre la tierra por aquel que, antaño, hizo que el firmamento fuera sólido separándolo de las aguas y elevándolo hasta las alturas. Pero es un cielo mucho más sorprendente que el primero, porque el mismo que creó el cielo al principio, hoy se ha levantado de este nuevo cielo, como un sol de justicia (Ml 3,20)… La luz eterna, nacida antes de los siglos de la luz eterna, el ser inmaterial e incorpóreo, toma un cuerpo de esta mujer y, como un esposo, se adelanta hacia fuera de la cámara nupcial (Sl 18,6)… Hoy, “el hijo del carpintero” (Mt 13,55), la Palabra siempre en acto de aquel que todo lo ha creado por medio de él, el brazo poderoso del Dios Altísimo… se ha construido una escalera viviente, cuya base está plantada en la tierra y cuyo final se eleva hasta el cielo. Dios descansa sobre ella; es la que Jacob contempló en imagen (Gn 28,12); por ella Dios, en su inmovilidad, ha descendido, o mejor aún, se ha inclinado condescendientemente, y así “se ha hecho visible sobre la tierra y ha convivido con los hombres” (Ba 3,38). Porque estos símbolos representan su venida entre nosotros, su anonadamiento por pura gracia, su existencia terrestre, el verdadero conocimiento que da de sí mismo a los que están en la tierra. La escalera espiritual, la Virgen, ha sido plantada en la tierra, porque ella toma su origen de la tierra, pero su cabeza se ha levantado hasta el cielo… Es por ella y por el Espíritu Santo que “el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros” (Jn 1,14).  Por ella y por el Espíritu Santo se ha hecho realidad la unión del Dios con los hombres.