04/27/16

11:21 a.m.
Al cabo de una prolongada discusión, Pedro se levantó y dijo: "Hermanos, ustedes saben que Dios, desde los primeros días, me eligió entre todos ustedes para anunciar a los paganos la Palabra del Evangelio, a fin de que ellos abracen la fe. Y Dios, que conoce los corazones, dio testimonio en favor de ellos, enviándoles el Espíritu Santo, lo mismo que a nosotros. El no hizo ninguna distinción entre ellos y nosotros, y los purificó por medio de la fe. ¿Por qué ahora ustedes tientan a Dios, pretendiendo imponer a los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros pudimos soportar? Por el contrario, creemos que tanto ellos como nosotros somos salvados por la gracia del Señor Jesús". Después, toda la asamblea hizo silencio para oír a Bernabé y a Pablo, que comenzaron a relatar los signos y prodigios que Dios había realizado entre los paganos por intermedio de ellos. Cuando dejaron de hablar, Santiago tomó la palabra, diciendo: "Hermanos, les ruego que me escuchen: Simón les ha expuesto cómo Dios dispuso desde el principio elegir entre las naciones paganas, un Pueblo consagrado a su Nombre. Con esto concuerdan las palabras de los profetas que dicen: Después de esto, yo volveré y levantaré la choza derruida de David; restauraré sus ruinas y la reconstruiré, para que el resto de los hombres busque al Señor, lo mismo que todas las naciones que llevan mi Nombre. Así dice el Señor, que da a conocer estas cosas desde la eternidad. Por eso considero que no se debe inquietar a los paganos que se convierten a Dios, sino que solamente se les debe escribir, pidiéndoles que se abstengan de lo que está contaminado por los ídolos, de las uniones ilegales, de la carne de animales muertos sin desangrar y de la sangre. Desde hace muchísimo tiempo, en efecto, Moisés tiene en cada ciudad sus predicadores que leen la Ley en la sinagoga todos los sábados".

11:21 a.m.
Canten al Señor un canto nuevo, cante al Señor toda la tierra; canten al Señor, bendigan su Nombre, día tras día, proclamen su victoria. canten al Señor, bendigan su Nombre, día tras día, proclamen su victoria. canten al Señor, bendigan su Nombre. Día tras día, proclamen su victoria. Anuncien su gloria entre las naciones, y sus maravillas entre los pueblos. Digan entre las naciones: “¡El Señor reina! el mundo está firme y no vacilará. El Señor juzgará a los pueblos con rectitud”.

11:21 a.m.
     Te lo pido, Dios mío, haz que te conozca, haz que te ame para que mi gozo seas tú. Y si esto no es plenamente posible en esta vida, haz que, por lo menos, progrese cada día en este deseo hasta que llegue a la plenitud. Que mi conocimiento de ti aumente cada día más en mí, y que sólo se acabe en el último día; que tu amor crezca en mí y que sea perfecto en mi vida futura para que mi gozo, que ya es grande aquí abajo en esperanza, sea allí colmado en la realidad. Señor Dios, por tu Hijo nos has dado orden, o mejor el consejo, de pedir; y has prometido que seríamos escuchados para que nuestro gozo fuera completo (Jn 16,24).  Señor, te hago esta petición por mediación de aquél que es nuestro “Consejero admirable” (Is 9,5). Que yo pueda recibir lo que nos has prometido por medio de aquél que es la Verdad, para que mi gozo sea perfecto. Dios verdadero, te hago esta súplica; escúchame para que mi gozo sea perfecto. Que esto sea desde ahora lo que medite mi espíritu y la palabra salida de mis labios. Que sea el amor de mi corazón y el discurso salido de mi boca, que sea el hambre de mi alma, la sed de mi carne y el deseo de todo mi ser, hasta que entre

11:21 a.m.
     En lo que se refiere a la Iglesia, la concepción sobre ella más accesible al espíritu humano es la de una comunidad de creyentes. Cualquiera que cree en Jesucristo y en su Evangelio y espera el cumplimiento de sus promesas, cualquiera que está unido a él por un sentimiento de amor y obedece sus mandamientos, debe de estar unido a todos los que comparten el mismo espíritu por una profunda comunión espiritual y por un verdadero afecto. Los que siguieron al Señor durante su estancia en la tierra fueron los primeros brotes jóvenes de la comunidad cristiana; son ellos los que la difundieron y transmitieron las riquezas de la fe que les dio cohesión, como herencia a los tiempos que les siguieron hasta nuestros días. Incluso una comunidad humana natural puede llegar a ser mucho más que una simple asociación de individuos distintos, puesto que puede haber una unión estrecha que llegue a crear una unidad orgánica; y esto es todavía más fuerte y más verdadero tratándose de la comunidad sobrenatural de la Iglesia. La unión del alma con Cristo es muy distinta de la comunión entre dos personas terrenas; esta unión, iniciada en el bautismo y reforzada constantemente por los demás sacramentos, es una integración y una impulsión de savia –tal como nos lo dice el símbolo de la vid y el sarmiento. Este acto de unión con Cristo comporta un acercamiento, miembro a miembro, entre todos los cristianos. Es así que la Iglesia toma la figura del cuerpo místico de Cristo. Este cuerpo es un cuerpo viviente y el espíritu que lo anima es el Espíritu de Cristo que, partiendo de la cabeza fluye hacia todos los miembros (Ef 5,23.30); el espíritu que emana de Cristo es el Espíritu Santo y la Iglesia es, pues, el templo del Santo Espíritu (Ef 2,21-22).

12:38 a.m.
Bloch-Sermon_On_The_Mount

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                  “Verbum Spei”     
           “Palabra de Esperanza” 
       
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5° Miércoles Pascua
El Evangelio de hoy 
Juan 15, 1-8 

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. Al sarmiento que no da fruto en mí, él lo arranca, y al que da fruto lo poda para que dé más fruto.
Ustedes ya están purificados por las palabras que les he dicho. Permanezcan en mí y yo en ustedes. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco ustedes, si no permanecen en mí. Yo soy la vid, ustedes los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante, porque sin mí nada pueden hacer. Al que no permanece en mí se le echa fuera, como al sarmiento, y se seca; luego lo recogen, lo arrojan al fuego y arde.
Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y se les concederá. La gloria de mi Padre consiste en que den mucho fruto y se manifiesten así como discípulos míos”.

Reflexión:
En nuestro mundo tecnificado y autosuficiente, en donde las computadoras y la ciencia moderna nos hacen creer que somos autosuficientes, las palabras del evangelio de hoy nos recuerdan una de las verdades que jamás debemos de olvidar: “Sin Jesús, no podemos hacer nada”.
Todo intento de progreso al margen de Dios siempre termina en retroceso, en esterilidad, en desgaste inútil. Jesús es nuestra fuerza, nuestra creatividad, nuestra sabiduría, nuestro poder. En él todo es posible. Por la acción del Espíritu Santo, circula en nosotros la corriente vital del amor, constructor y vivificador del mundo. En la medida en que nuestra vida se une e identifica más con Jesús, nuestros frutos son los frutos de nuestro tronco, de nuestra vid, y por ello es fácil reconocer quién está unido a esta “Vid”, pues los frutos lo descubren. 
San Pablo dice que la paciencia, la tolerancia, la alegría, la profunda paz interior son los frutos del amor de Dios que circula en nosotros. Valdría la pena revisar si los frutos de nuestra vida dan testimonio de nuestra “permanencia” en Cristo. 
(Evangelización Activa).

Oración:
Señor Jesús, gracias por el don tu Iglesia, gracias porque sé que tú prometiste estar con ella hasta la consumación de los tiempos, y estoy convencido de que nunca dejarías caer por tierra ni una de tus palabras. Dame la capacidad de escucharte también a través de la instrucción de ella; que verdaderamente encuentre la dirección para los diferentes aspectos de mi vida y de mis allegados. Amén.

Acción:
Hoy meditaré en los cinco Mandamientos de la Iglesia y evaluaré qué tanto los conozco y aplico.
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            “Nuntium Verbi Dei  
“Mensaje de la palabra de Dios”
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