12/09/25

El Papa saluda a Zelenski en Castel Gandolfo / Crédito:Vatican Media

El Papa León XIV recibió en audiencia al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, en la residencia pontificia de Castel Gandolfo, según informó la Santa Sede en un comunicado.

El encuentro, descrito como “cordial”, estuvo centrado en la situación de la guerra en Ucrania y en las perspectivas de las iniciativas diplomáticas actualmente en curso. 

Durante la conversación, el Santo Padre reiteró “la necesidad de continuar el diálogo” y renovó su “apremiante deseo” de que los esfuerzos diplomáticos puedan conducir a “una paz justa y duradera”, según la nota difundida por el Vaticano.

La reunión abordó también cuestiones humanitarias especialmente sensibles. Durante las conversaciones se hizo referencia a la situación de los “prisioneros de guerra” y se subrayó la urgencia de “garantizar el regreso” de los niños ucranianos separados de sus familias y deportados ilegalmente a Rusia.

Tras la audiencia privada, Zelenski expresó su “profunda gratitud” al Papa León XIV por el constante apoyo de la Santa Sede a la población ucraniana.

En un mensaje difundido en sus redes sociales tras la reunión, agradeció en particular la ayuda humanitaria. Durante la audiencia, según relató, agradeció al Pontífice “sus constantes oraciones por Ucrania y por el pueblo ucraniano, así como sus llamados a una paz justa”.

El presidente ucraniano informó además al Papa sobre los contactos y negociaciones diplomáticas que Kiev mantiene con Estados Unidos para abrir caminos hacia la paz. “Le informé al Papa sobre los esfuerzos diplomáticos con los Estados Unidos para lograr la paz”, señaló.

Uno de los puntos centrales de la conversación fue el destino de los menores ucranianos deportados ilegalmente a territorio ruso. Zelenski destacó que ambos discutieron “las acciones futuras y la mediación del Vaticano destinada a lograr el retorno de nuestros niños secuestrados por Rusia”, un tema que la Santa Sede mantiene en su agenda humanitaria desde los primeros meses del conflicto.

El mandatario ucraniano expresó también su agradecimiento a León XIV “por todos sus esfuerzos para apoyar a los jóvenes ucranianos” y por la atención constante hacia las necesidades del país. En ese sentido, subrayó que el encuentro fue “un diálogo importante y cercano”, centrado en la protección de la población civil y en el acompañamiento espiritual que el Pontífice ha manifestado en repetidas ocasiones.

Zelenski aprovechó la ocasión para renovar una invitación formal al Papa para viajar a Ucrania. “Invité al Papa a visitar Ucrania. Sería una señal poderosa de apoyo para nuestro pueblo”, afirmó.

El Papa, Zelenski y el embajador de Ucrania ante la Santa Sede, Andrii Yurash. Crédito: Vatican Media
El Papa, Zelenski y el embajador de Ucrania ante la Santa Sede, Andrii Yurash. Crédito: Vatican Media

La audiencia se produce un día después de que Zelenski viajase al Reino Unido, donde mantuvo una reunión en Downing Street con el primer ministro de ese país, Keir Starmer, en la que participó el presidente de Francia, Emmanuel Macron, y el canciller alemán, Friedrich Merz.

Ese encuentro estuvo centrado en las negociaciones en torno al plan de paz para Ucrania presentado por Washington y en los siguientes pasos que deben producirse. El primer borrador de 28 puntos presentado por la Administración de Donald Trump en noviembre planteaba una resolución del conflicto ampliamente favorable a Moscú.

A esa propuesta siguió otra forjada en Ginebra por delegaciones de Estados Unidos, Ucrania y Europa. Zelenski ha llegado a Castel Gandolfo, donde el Papa suele transcurrir los martes en una pausa semanal, después de tres días de conversaciones en Miami entre el enviado especial de Trump, Steve Witkoff, y el negociador ucraniano, Rustem Umerov. 

Hace justo una semana, el presidente ruso, Vladimir Putin, se reunió con Witkoff en Moscú sin ningún avance significativo.

Este es el tercer encuentro oficial entre ambos, después de que León XIV recibiera a Zelenski en una audiencia tras la Misa de inicio de su pontificado, el pasado 18 de mayo, y en un segundo encuentro el 9 de julio, también en Castel Gandolfo.

Tras esta reunión, Zelenski tiene previsto reunirse con la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, a las 15:00 (hora local) en el marco de una nueva ronda de contactos con los principales líderes europeos sobre el proceso de paz en Ucrania.

Ucrania solicitó por primera vez la intervención del Vaticano poco después de la invasión rusa a gran escala en febrero de 2022. Desde entonces, la Santa Sede continúa su actividad diplomática en favor de la paz, al tiempo que mantiene canales de diálogo abiertos con todas las partes implicadas.


Imagen de la iniciativa de Hakuna para el Adviento 2025: Slope: to the core. / Crédito: Hakuna

Este Adviento Hakuna ha lanzado un nuevo slope (pendiente) o profundización religiosa centrado en la pobreza espiritual basado en la exhortación Dilexi te del Papa León XIV. 

Catalina Felli, argentina afincada en España y miembro de esta joven realidad eclesial, explica a ACI Prensa que Hakuna propone este formato de reflexión espiritual que se distribuye a través de grupos de WhatsApp y su perfil en Instagram, sobre todo durante los tiempos fuertes litúrgicos. 

La idea es “ir tomando carrera en esta pendiente para vivir a full lo que toca, intentar profundizar y vivir concretamente algún aspecto de la vida”, añade. 

En concreto, la propuesta para este Adviento 2025 es “profundizar la pobreza espiritual en la línea del Papa León XIV” expresada en la exhortación apostólica Dilexi te.  

Este slope que han titulado To the core (Hasta el fondo), es una invitación a asomarse al núcleo de la Navidad, para lo que “hay que hacerse muy pobre, quitar todo lo que sobra”, algo así como el proceso con el que Miguel Ángel describió el modo en que esculpió el David: “Ir quitando capas para que quede lo que realmente somos”, puntualiza Catalina. 

Cada uno de los envíos diarios, a los que en Hakuna llaman tracks, ofrece un punto de meditación que puede estar inspirado en el Evangelio, en una poesía. 

También se ofrecen ejercicios de oración y meditación como hacer una lista de propósitos de Adviento para, a continuación, hacerla desaparecer:  

“Rompe tu lista, quémala, haz una bola y métela a la basura. Haz lo que quieras, pero olvídate de ella. Porque esto no va de hacer. La pobreza se recibe, se descubre. Es una rendición a la realidad misma. Por eso, este Slope no va de hacer. Va de ser hecho”, se puede leer en unos de los envíos que ya se han realizado.  

Al menos 2.000 personas se han apuntado a los grupos de WhatsApp para recibir las meditaciones y propuestas para este Adviento de parte de Hakuna, localizados en países diversos como Venezuela, Colombia, Argentina, México, Costa Rica, Guatemala, Reino Unido, Portugal, Italia, Francia y España. 

null / San Juan Diego, 9 de diciembre /ACI Prensa

Cada 9 de diciembre, pocos días antes de celebrar la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, recordamos a San Juan Diego Cuauhtlatoatzin (1474-1548), en cuyos vestidos quedó impresa la imagen de la Madre de Dios.

“¡Amado Juan Diego, ‘el águila que habla’! Enséñanos el camino que lleva a la Virgen Morena del Tepeyac, para que ella nos reciba en lo íntimo de su corazón”, exclamó con voz potente el Papa San Juan Pablo II durante la homilía de la misa de canonización de San Juan Diego, celebrada el 31 de julio de 2002.

Con estas palabras el Papa le pedía al vidente de Guadalupe que nos muestre el camino del amor y piedad a nuestra madre, la Virgen María, para que todos los fieles la amemos como este santo la amó: con corazón inocente y puro.

Quizás por eso, hoy, como ayer, cada vez que queramos desearle el bien a alguien -por ejemplo a un hijo- debamos decirle: “Que Dios te haga como Juan Diego”.

Juan Diego, fruto maduro de la evangelización de América

De acuerdo a la tradición, San Juan Diego nació en 1474 en Cuautitlán, entonces reino de Texcoco (hoy territorio mexicano), una región habitada por etnias chichimecas. Su nombre era Cuauhtlatoatzin, que significa “Águila que habla” o “El que habla con un águila”.

Siendo ya un hombre maduro y con una familia a cuestas, Juan Diego empezó a conocer la religión que había llegado con los foráneos, los españoles. Se sintió interpelado por esta gracias a las enseñanzas que impartían los franciscanos arribados a territorio mexicano en 1524. Un tiempo después, Juan Diego recibiría el bautismo junto a su esposa, María Lucía. Luego se casarían cristianamente, aunque su matrimonio no duraría mucho debido a la intempestiva muerte de María Lucía.

La Madre del cielo se apareció en el monte

El 9 de diciembre de 1531, estando Juan Diego de camino por el monte del Tepeyac, se le apareció la Virgen María. La “Señora”, como empezaría a llamarla, se presentó como “la perfecta siempre Virgen Santa María, Madre del verdadero Dios”, según sus propias palabras. Ella le encomendó que se presentara ante el obispo capitalino, el franciscano Juan de Zumárraga, para pedirle en su nombre que se construya una iglesia en aquel lugar.

Juan Diego accedió a llevar la petición de la Señora al obispo, pero este no le creyó y se negó a cumplir el pedido. La Virgen, entonces, se le apareció de nuevo a Juan Diego y le pidió que insistiera. Al día siguiente, el indígena volvió a encontrarse con el prelado, quien, escéptico, lo interrogó sobre la doctrina cristiana y le pidió pruebas del prodigio que relataba.

El milagro de las flores

El martes 12 de aquel diciembre, la Virgen se presentó nuevamente a Juan Diego y lo consoló porque se hallaba muy triste, invitándole a subir a la cima de la colina del Tepeyac para que recogiera flores y se las trajera.

A pesar de lo agreste del lugar y de que era invierno, San Juan Diego accedió con diligencia al pedido de la Virgen. Cuando llegó a la cima del monte encontró un brote de flores muy hermosas. Entonces las recogió y las colocó, bien envueltas, en su “tilma” (nombre del manto típico con el que se revestían los indígenas de la región). La Virgen luego le pidió que se las llevara al obispo.

Estando frente al prelado, el santo soltó la parte delantera de su tilma para dejar caer las flores. Sorprendentemente, al precipitarse estas dejaron expuesta sobre el tejido una imagen femenina, de piel morena y rasgos indígenas. Era la imagen de la “Señora”, la Virgen de Guadalupe.

Desde ese momento, aquel prodigio se convertiría en el corazón espiritual de la Iglesia en México y en una de las más extendidas devociones marianas del mundo. La Virgen de Guadalupe habría de cambiar el rumbo de la Evangelización de los pueblos americanos y sellaría para siempre el vínculo entre la cultura hispánica y la de los pueblos originarios de América.

Con la autorización del obispo, el templo consagrado a la Virgen de Guadalupe se empezó a construir en el Tepeyac, y San Juan Diego sería el primer custodio del santuario. El santo, por su parte, construyó una humilde casita para vivir al costado de la iglesia. San Juan Diego limpiaba la capilla y acogía a los peregrinos que visitaban el lugar. Allí permaneció hasta el final de sus días, dedicado al servicio de la “Señora del Cielo”. El santo murió en 1548.

San Juan Pablo II beatificó a San Juan Diego Cuauhtlatoatzin en 1990 y lo canonizó en el año 2002. Su fiesta se celebra cada 9 de diciembre.

Una síntesis cultural forjada al calor de los cuidados de la Madre

Incontables bendiciones enriquecen la historia de la Virgen de Guadalupe. En esa historia, San Juan Diego ocupa un lugar primordial, cargado de simbolismo: fue un hombre de raza indígena, muy sencillo y de corazón puro, un laico como cualquier otro, pero de una devoción inmensa a la Madre de Dios.

Esta es una historia que invita a contemplar a la Madre y renovar el esfuerzo evangelizador en América y en el resto del mundo. Con la cooperación de San Juan Diego, María le regaló a todos sus hijos una prueba fehaciente de que Ella está siempre cerca del corazón de todos los pueblos del mundo.

¡María de Guadalupe, ruega por nosotros!

Hermanos Franciscanos

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