02/10/18

11:41 a.m.
El Señor dijo a Moisés y a Aarón: Cuando aparezca en la piel de una persona una hinchazón, una erupción o una mancha lustrosa, que hacen previsible un caso de lepra, la persona será llevada al sacerdote Aarón o a uno de sus hijos, los sacerdotes, se trata de un leproso. Esa persona es impura, y el sacerdote deberá declararla como tal: tiene lepra en la cabeza. La persona afectada de lepra llevará la ropa desgarrada y los cabellos sueltos; se cubrirá hasta la boca e irá gritando: "¡Impuro, impuro!" Será impuro mientras dure su afección. Por ser impuro, vivirá apartado y su morada estará fuera del campamento.

11:41 a.m.
¡Feliz el que ha sido absuelto de su pecado y liberado de su falta! ¡Feliz el hombre a quien el Señor no le tiene en cuenta las culpas, y en cuyo espíritu no hay doblez! Pero yo reconocí mi pecado, no te escondí mi culpa, pensando: “Confesaré mis faltas al Señor”. ¡Y tú perdonaste mi culpa y mi pecado! ¡Alégrense en el Señor, regocíjense los justos! ¡Canten jubilosos los rectos de corazón!

11:41 a.m.
En resumen, sea que ustedes coman, sea que beban, o cualquier cosa que hagan, háganlo todo para la gloria de Dios. No sean motivo de escándalo ni para los judíos ni para los paganos ni tampoco para la Iglesia de Dios. Hagan como yo, que me esfuerzo por complacer a todos en todas las cosas, no buscando mi interés personal, sino el del mayor número, para que puedan salvarse. Sigan mi ejemplo, así como yo sigo el ejemplo de Cristo.

11:41 a.m.
Se acercó a Jesús un leproso para pedirle ayuda y, cayendo de rodillas, le dijo: "Si quieres, puedes purificarme". Jesús, conmovido, extendió la mano y lo tocó, diciendo: "Lo quiero, queda purificado". En seguida la lepra desapareció y quedó purificado. Jesús lo despidió, advirtiéndole severamente: "No le digas nada a nadie, pero ve a presentarte al sacerdote y entrega por tu purificación la ofrenda que ordenó Moisés, para que les sirva de testimonio". Sin embargo, apenas se fue, empezó a proclamarlo a todo el mundo, divulgando lo sucedido, de tal manera que Jesús ya no podía entrar públicamente en ninguna ciudad, sino que debía quedarse afuera, en lugares desiertos. Y acudían a él de todas partes.

11:41 a.m.
¡Oh Señor mío, cómo sois Vos el amigo verdadero; y como poderoso, cuando queréis podéis, y nunca dejáis de querer si os quieren! ¡Alaben os todas las cosas, Señor del mundo! ¡Oh, quién diese voces por él, para decir cuán fiel sois a vuestros amigos! Todas las cosas faltan; Vos Señor de todas ellas, nunca faltáis. Poco es lo que dejáis padecer a quien os ama. ¡Oh Señor mío!, ¡qué delicada y pulida y sabrosamente los sabéis tratar! ¡Quién nunca se hubiera detenido en amar a nadie sino a Vos! Parece, Señor, que probáis con rigor a quien os ama, para que en el extremo del trabajo se entienda el mayor extremo de vuestro amor. ¡Oh Dios mío, quién tuviera entendimiento y letras y nuevas palabras para encarecer vuestras obras como lo entiende mi alma! Fáltame todo, Señor mío; mas si Vos no me desamparáis, no os faltaré yo a Vos... Que yo tengo experiencia de la ganancia con que sacáis a quien sólo en Vos confía. Pues estando en esta gran fatiga ...,solas estas palabras bastaban para quitármela y quietarme del todo: No hayas miedo, hija, que Yo soy y no te desampararé; no temas... Heme aquí con solas estas palabras sosegada, con fortaleza, con ánimo, con seguridad, con una quietud y luz que en un punto vi mi alma hecha otra.

8:32 a.m.
Bloch-Sermon_On_The_Mount

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*5° Sábado Tiempo Ordinario*
*El Evangelio de hoy*
*Marcos 8, 1-10*

En aquellos días, vio Jesús que lo seguía mucha gente y no tenían qué comer. Entonces llamó a sus discípulos y les dijo: “Me da lástima esta gente: ya llevan tres días conmigo y no tienen qué comer. Si los mando a sus casas en ayunas, se van a desmayar en el camino. Además, algunos han venido de lejos”.
Sus discípulos le respondieron: “¿Y dónde se puede conseguir pan, aquí en despoblado, para que coma esta gente?” Él les preguntó: “¿Cuántos panes tienen?”. Ellos le contestaron: “Siete”.
Jesús mandó a la gente que se sentara en el suelo; tomó los siete panes, pronunció la acción de gracias, los partió y se los fue dando a sus discípulos, para que los distribuyeran. Y ellos los fueron distribuyendo entre la gente.
Tenían, además, unos cuantos pescados. Jesús los bendijo también y mandó que los distribuyeran. La gente comió hasta quedar satisfecha, y todavía se recogieron siete canastos de sobras. Eran unos cuatro mil. Jesús los despidió y luego se embarcó con sus discípulos y llegó a la región de Dalmanuta.

*Reflexión:*
Dos elementos destacan en el pasaje que acabamos de leer. Por un lado, encontramos la preocupación de Jesús por sus oyentes, a los que no puede mandar sin comer y por otro, uno de los elementos más importantes dentro de las primeras comunidades: compartir lo que se tiene con los demás. De nuevo nos encontramos con la compasión de Jesús, que no sólo ve por el anuncio evangélico para sus oyentes, sino que sabe que es también necesario el alimento para el cuerpo.
Pasa en muchas ocasiones que éste último detalle se nos olvida y queremos que el pueblo de Dios viva sólo de la predicación, sin darle nada para el cuerpo. El apóstol Santiago, en su carta en el capítulo dos, nos advierte que esto no es lo que corresponde a un cristiano. No podemos decirle a la gente que pasa frío o hambre: “Dios te bendiga para que ya no tengas frío o hambre”. Es necesario darle con qué cubrirse y con qué comer. Y para ello, es necesario desprenderse de las cosas personales. En el episodio de hoy, vemos que Jesús les pregunta a sus discípulos: “¿Cuánto panes tienen?” es decir, busquen entre lo poco o mucho que tengamos para nosotros, y vamos a compartirlo con los que no tienen.
Al margen del milagro de la multiplicación, quizás el milagro más grande que podríamos encontrar es vencer el egoísmo y dar incluso lo único que se tiene para comer. Cuando uno actúa de esta manera, es increíble cómo el segundo milagro se da por añadidura y como pasó con el bote de harina en el pasaje de Eliseo, nunca más se vuelve a agotar la comida. Vence tu egoísmo, comparte lo que tienes con los necesitados, confía en Dios y verás que nunca volverá faltar el pan en tu casa.
(Evangelización Activa).

*Oración:*
Señor Jesús, gracias por el don de la vida, porque me permites cada día levantarme, ver la luz del sol y la sonrisa en el rostro de aquellos que amo. Aumenta mi fe para descubrirte en todo lo que me sucede. Amén.

*Acción:*
¡Cuántas veces nosotros nos damos vuelta hacia otro lado con tal de no ver a los hermanos necesitados! Y este mirar hacia otro lado es un modo educado de decir, con guantes blancos, “arréglenselas solos”.
Y esto no es de Jesús: esto es egoísmo” (Papa Francisco).
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*”Nuntium Verbi Dei”*
_”Mensaje de la palabra de Dios”_
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