10/29/16

11:21 p.m.

Por: H. Hiram Galán LC | Fuente: www.missionkits.org

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, no sé cómo comenzar, pero con sencillez te digo que de verdad quiero rezar. Me pongo en tu presencia Señor, sólo quiero pasar este rato junto a Ti. Ayúdame a poner todas mis preocupaciones en tus manos y así alcanzar la paz interior que tanto anhela mi alma.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san  Lucas 19, 1-10

En aquel tiempo, Jesús entró en Jericó, y al ir atravesando la ciudad, sucedió que un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de conocer a Jesús, pero la gente se lo impedía, porque Zaqueo era de baja estatura. Entonces corrió y se subió a un árbol para verlo cuando pasara por ahí. Al llegar a ese lugar, Jesús levantó los ojos y le dijo: “Zaqueo, bájate pronto, porque hoy tengo que hospedarme en tu casa”.

Él bajó enseguida y lo recibió muy contento. Al ver esto, comenzaron todos a murmurar diciendo: “Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador”.

Zaqueo, poniéndose de pie, dijo a Jesús: “Mira, Señor, voy a dar a los pobres la mitad de mis bienes, y si he defraudado a alguien, le restituiré cuatro veces más”. Jesús le dijo: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también él es hijo de Abraham, y el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que se había perdido”. 

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.

“Zaqueo, bájate pronto, porque hoy tengo que hospedarme en tu casa”.

Son las sencillas palabras, que le permiten a un hombre enamorado y distraído por los bienes terrenales, retomar el camino de la verdadera felicidad.

Sí, Señor, aunque a veces me cuesta aceptarlo, nada material colma mi corazón. A veces dudo si trabajo para vivir o si realmente vivo para trabajar. Mi vida se desenvuelve en una búsqueda continua de seguridades materiales, que entre más tengo más quiero.

Podría detenerme un momento y pensar…¿Cuántas veces durante esta semana he perdido la paz por motivos materiales? (Deudas, compromisos, colegiaturas, viajes etc...)

He perdido la paz interior porque esa búsqueda de bienestar material y de poder  me genera estrés, me roba la paz y tranquilidad del alma. Hasta cuándo, Señor, podré convencerme de que “Nos hiciste señor para Ti y nuestra corazón estará inquieto hasta que no descanse en Ti”.

Si bien es normal preocuparse por los compromisos personales, no por ello debemos perder la paz y tratar de solucionarlo todo por nuestra propia cuenta, sin importar los medios para lograrlo.

Hay cosas que yo no puedo cambiar o que se salen de mis manos.

Hasta cuándo Jesús seguiré poniendo mi seguridad en aquello que no eres Tú. Quiero hoy, subirme a mi árbol así como Zaqueo en este rato de oración, pero por favor, Señor, no me dejes mirando de lejos, pídeme que baje. Señor, ven a hospedarte en mi corazón para que yo pueda experimentar de verdad que la salvación ha llegado a mi vida.

“El episodio de Jesucristo y de Zaqueo nos enseña que por encima de los sistemas y teorías económicas y sociales, se debe promover siempre una apertura generosa, eficaz y concreta a las necesidades de los demás.Jesús no le pide a Zaqueo que cambie de trabajo ni denuncia su actividad comercial, solo lo mueve a poner todo, libremente, pero inmediatamente y sin discusiones, al servicio de los hombres”.
(Cf Homilía de S.S. Francisco, 9 de mayo de 2014, en santa Marta).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Trataré de responder con generosidad, como lo hizo Zaqueo, a la llegada de Jesús a mi corazón, eliminando de mi vida aquello que hoy me impide estar en amistad con Él.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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11:14 p.m.
Bloch-Sermon_On_The_Mount


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               *”Verbum Spei”*

        _”Palabra de Esperanza”_

      

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*31° Domingo Tiempo Ordinario*

*El Evangelio de hoy*

*Lucas 19, 1-10*
En aquel tiempo, Jesús entró en Jericó, y al ir atravesando la ciudad, sucedió que un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de conocer a Jesús, pero la gente se lo impedía, porque Zaqueo era de baja estatura. Entonces corrió y se subió a un árbol para verlo cuando pasara por ahí. Al llegar a ese lugar, Jesús levantó los ojos y le dijo: “Zaqueo, bájate pronto, porque hoy tengo que hospedarme en tu casa”.

Él bajó enseguida y lo recibió muy contento. Al ver esto, comenzaron todos a murmurar diciendo: “Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador”.

Zaqueo, poniéndose de pie, dijo a Jesús: “Mira, Señor, voy a dar a los pobres la mitad de mis bienes, y si he defraudado a alguien, le restituiré cuatro veces más”. Jesús le dijo: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también él es hijo de Abraham, y el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que se había perdido”.

*Reflexión:*

En esta ocasión un publicano, es un nombre concreto, Zaqueo. Ahora no se trata de una parábola, sino de un personaje real que busca encontrarse con alguien que llene su vacío existencial.

Podemos suponer el ridículo que supondría para un personaje público el subirse a un árbol. Los publicanos se habían enriquecido a costa del pueblo oprimido por los impuestos romanos, de los cuales eran recaudadores. A los ojos del pueblo eran ladrones y al mismo tiempo traidores. 

La gente le impedía ver a Jesús, en venganza por la injusticia en la que colaboraba. Se dejó impresionar por la mirada de Jesús. 

Le miró con cariño, como un padre o una madre miran a su hijo rebelde. Así es Dios con nosotros, clemente, misericordioso, rico en piedad, bueno con todos, cariñoso con todas sus criaturas.

Zaqueo recibió a Jesús en su corazón.

Todos podemos reorientar nuestra vida. Quizá necesitamos un toque de atención, la cercanía de una mano amiga, un impacto especial o una experiencia trascendente. 

*Oración:*

Señor Jesús, necesito reorientar mi vida, sólo falta que tu me veas y me prestes atención, para que pueda compartir todo lo que tú me haz dado. Amén.
*Acción:*

Existen muchos Zaqueos por el mundo. Tú puedes ser uno de ellos, sólo hace falta que le pidas a Jesús que te diga a ti también: “Hoy tengo que alojarme en tu casa”. Abre tu corazón para que Él entre.

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         *”Nuntium Verbi Dei”*   

_”Mensaje de la palabra de Dios”_

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11:09 a.m.
El mundo entero es delante de ti como un grano de polvo que apenas inclina la balanza, como una gota de rocío matinal que cae sobre la tierra. Tú te compadeces de todos, porque todo lo puedes, y apartas los ojos de los pecados de los hombres para que ellos se conviertan. Tú amas todo lo que existe y no aborreces nada de lo que has hecho, porque si hubieras odiado algo, no lo habrías creado. ¿Cómo podría subsistir una cosa si tú no quisieras? ¿Cómo se conservaría si no la hubieras llamado? Pero tú eres indulgente con todos, ya que todo es tuyo, Señor que amas la vida, porque tu espíritu incorruptible está en todas las cosas. Por eso reprendes poco a poco a los que caen, y los amonestas recordándoles sus pecados, para que se aparten del mal y crean en ti, Señor.

11:09 a.m.
Te alabaré, Dios mío, a ti, el único Rey, y bendeciré tu Nombre eternamente; día tras día te bendeciré, y alabaré tu Nombre sin cesar. El Señor es bondadoso y compasivo, lento para enojarse y de gran misericordia; el Señor es bueno con todos y tiene compasión de todas sus criaturas. Que todas tus obras te den gracias, Señor, y tus fieles te bendigan; que anuncien la gloria de tu reino y proclamen tu poder. Tu reino es un reino eterno, y tu dominio permanece para siempre. El Señor es fiel en todas sus palabras y bondadoso en todas sus acciones. El Señor sostiene a los que caen y endereza a los que están encorvados.