domingo 17 Julio 2016 : Libro de Génesis 18,1-10a.

*”Verbum Spei”*
_”Palabra de Esperanza”_
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*15° Sábado Tiempo Ordinario*
*El Evangelio de hoy*
*Mateo 12, 14-21*
En aquel tiempo, los fariseos se confabularon contra Jesús para acabar con él. Al saberlo, Jesús se retiró de ahí. Muchos lo siguieron y él curó a todos los enfermos y les mandó enérgicamente que no lo publicaran, para que se cumplieran las palabras del profeta Isaías:
Miren a mi siervo, a quien sostengo; a mi elegido, en quien tengo mis complacencias.
En él he puesto mi Espíritu, para que haga brillar la justicia sobre las naciones.
No gritará ni clamará, no hará oír su voz en las plazas, no romperá la caña resquebrajada, ni apagará la mecha que aún humea, hasta que haga triunfar la justicia sobre la tierra; y en él pondrán todas las naciones su esperanza.
*Reflexión:*
Un don que debemos de pedir con insistencia al Espíritu Santo, sobre todo aquellos que han hecho ya una opción clara y abierta por Cristo, es saber discernir cuándo retirarse, cuándo callar y cuándo hablar. En el pasaje de hoy, vemos que Jesús se retira cuando se entera de que quieren acabar con él. No se trata de miedo o cobardía, sino del don maravilloso de la prudencia, que nos permite dirigir nuestra vida con propiedad, sobre todo en el servicio del Evangelio.
Muchas veces, por no tener este don, cometemos muchas imprudencias que no permiten que el Evangelio se extienda. No siempre es el momento para entablar una discusión seria con alguna persona sobre cuestiones religiosas y, sobre todo, cuando se trata de la Iglesia o del Evangelio, sin embargo ¿cuándo es el momento de entrar a una polémica que nos ponga en una real encrucijada y cuándo saber salir por la tangente sin entrar a una verdadera confrontación? Esto sólo el Espíritu Santo lo sabe.
Es por ello que nuestra oración cotidiana nos sirve como una maravillosa antena, que nos hace percibir y captar las señales del Espíritu para saber, como dice san Pablo, qué es lo mejor, qué es lo que agrada y qué es lo que conviene en cada momento. No dejes de pedir incesantemente este maravilloso don al Señor para poder, como Jesús, actuar siempre movido por el Espíritu.
(Evangelización Activa).
*Oración:*
Señor Jesús, continuamente te doy gracias porque siempre estás allí ayudándome en los problemas y en los peligros. Ayúdame a construir mi vida sobre tu amor, que nada me separe de Ti. Amén.
*Acción:*
Hoy voy a reflexionar en cómo puedo vivir más entregado al servicio, y cómo puedo hacer para comprender y amar a las personas ingratas con mayor misericordia.
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*”Nuntium Verbi Dei”*
_”Mensaje de la palabra de Dios”_
Por: H. Miguel Alejandro Velázquez Rocha | Fuente: Catholic.net
Del Santo Evangelio según San Mateo 12, 14-21
En seguida los fariseos salieron y se confabularon para buscar la forma de acabar con él. Al enterarse de esto, Jesús se alejó de allí. Muchos lo siguieron, y los curó a todos. Pero él les ordenó severamente que no lo dieran a conocer, para que se cumpliera lo anunciado por el profeta Isaías: «Este es mi servidor, a quien elegí, mi muy querido, en quien tengo puesta mi predilección. Derramaré mi espíritu sobre él y anunciará la justicia a las naciones. No discutirá ni gritará, y nadie oirá su voz en las plazas. No quebrará la caña doblada y no apagará la mecha humeante, hasta que haga triunfar la justicia; y las naciones pondrán la esperanza en su nombre».
Oración introductoria
Señor, me pongo en tu presencia en este día. Tómame de las manos, Padre mío, y conduce mi alma en esta meditación y durante toda mi vida. Te agradezco tantas gracias que me has concedido sin yo merecerlas: mi vida, la fe, mi familia, tu amor y tu perdón. Por todo te doy gracias, Señor.
Petición
Señor, te pido que me ilumines para escucharte en esta meditación y así pueda acercarme más a ti.
Meditación del Papa Francisco
Así era la vida de Jesús: “Recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios”. Jesús que predica y Jesús que cura. Toda la jornada era así: predica al pueblo, enseña la Ley, enseña el Evangelio. Y la gente lo busca para escucharlo y también porque sana a los enfermos. “Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron a todos los enfermos y endemoniados… Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó a muchos demonios”.
Y nosotros estamos delante de Jesús en esta celebración: Jesús es quien preside esta celebración. Nosotros, sacerdotes, estamos en el nombre de Jesús, pero es Él quien preside, Él es el verdadero Sacerdote que ofrece el sacrificio al Padre. Podemos preguntarnos si yo dejo que Jesús me predique. Cada uno de nosotros: “¿Dejo que Jesús me predique, o yo sé todo? ¿Escucho a Jesús o prefiero escuchar cualquier otra cosa, quizá las habladurías de la gente, o historias…?”. Escuchar a Jesús. Escuchar la predicación de Jesús. “¿Y cómo puedo hacer esto, padre? ¿En qué canal de televisión habla Jesús?”.
Te habla en el Evangelio. Y esta es una costumbre que aún no tenemos: ir a buscar la palabra de Jesús en el Evangelio. Llevar siempre un Evangelio con nosotros, pequeño, y tenerlo al alcance de la mano.» (Homilía de S.S. Francisco, 8 de febrero de 2015).
Reflexión
El Evangelio de hoy nos muestra la misericordia y la bondad de Dios.
«No quebrará la caña doblada y no apagará la mecha humeante, hasta que haga triunfar la justicia; y las naciones pondrán la esperanza en su nombre».
Cuando vemos algo a punto de romperse, con frecuencia lo terminamos de romper o simplemente lo desechamos de inmediato. Dios no es así, Él es misericordioso. Las cañas ya maltrechas o las mechas casi extintas, pueden ser nuestras almas frías por la rutina o dobladas por la inconsciencia, la tibieza o el pecado. Más Él no termina de romper, apagar y desechar nuestras almas, sino que espera. Aún más, ¡cuántas veces nos rehace y enciende de nuevo! Porque Él mismo dijo: «No vengo a condenar sino a dar la salvación». No condena sino que espera el momento de nuestra conversión, porque nos ama y porque su misericordia es eterna.
Lo que Cristo desea es que regresemos. Por eso aguarda con amor a que volvamos a Él para encender la llama de su amor en nuestro corazón.
«Este es mi servidor». Evidentemente estas palabras se refieren a Jesús. No obstante, el Padre nos dice a cada uno: «Este es mi servidor quien pregonará por toda la tierra mi amor y misericordia».
Por el bautismo, cada cristiano es constituido mensajero de la Buena Nueva, el Evangelio. A nosotros nos corresponde ayudar a otros a fijar sus ojos en el Señor y que su reino llegue a todos los confines de la tierra.
Propósito
Hoy daré testimonio de mi fe en Cristo siendo amable con todos los que trate.
Diálogo con Cristo
Padre mío, te amo. ¿Qué más puedo esperar de ti si eres tan bueno y misericordioso? Mi corazón se ensancha de alegría cada vez que pienso cuánto me amas, Señor.
Ayúdame a ser testimonio elocuente de tu amor en el mundo. Que solo tu amor me llene, que solo tu amor me sacie. Te amo, Señor, por el don inmerecido de tu amor.
«No está el amor de Dios en tener lágrimas ni estos gustos ni ternura, sino en servir con justicia y fortaleza de ánimo y humildad» (Sta. Teresa de Jesús).
Preguntas o comentarios al autor Miguel Alejandro Velázquez Rocha
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