08/12/19

11:27 p.m.


Por: H. José Alberto Rincón Cárdenas, LC | Fuente: www.somosrc.mx

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, que esté dispuesto a correr el riesgo de volver a ser como un niño.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 18, 1-5. 10.12-14

En cierta ocasión, los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: "¿Quién es el más grande en el Reino de los cielos?".

Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y les dijo: "Yo les aseguro a ustedes que si no cambian y no se hacen como los niños, no entrarán en el Reino de los cielos". Así pues, quien se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el Reino de los cielos. Y el que reciba a un niño como éste en mi nombre, me recibe a mí.

Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, pues yo les digo que sus ángeles, en el cielo, ven continuamente el rostro de mi Padre, que está en el cielo.

¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿acaso no deja las noventa y nueve en los montes, y se va a buscar a la que se le perdió? Y si llega a encontrarla, les aseguro que se alegrará más por ella, que por las noventa y nueve que no se le perdieron. De igual modo, el Padre celestial no quiere que se pierda ni uno solo de estos pequeños".

Palabra del Señor.


Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Solamente quien tiene un corazón endurecido puede no conmoverse ante la inocencia de un niño. Y es que la ternura y espontaneidad de un infante nos recuerda de una época en nuestra propia vida en que todo parecía más simple, en que -en toda sinceridad- nos hacíamos menos complicaciones.

Sin embargo, más allá de este elemento nostálgico, hay una razón más profunda por la que Jesús nos llama a ser nuevamente como niños. Dicho motivo está relacionado con nuestra pequeñez, es decir, nuestra debilidad. Un niño no teme ser incapaz de hacer algo, porque sabe que alguien más le ayudará a conseguirlo; un niño no tiene miedo de ser débil y dejar que otros vean que lo es.

¡Qué diferente es la visión del adulto, que aparenta ser perfecto e irreprochable en todo! Ahí es donde se equivoca. No se da cuenta, pero detrás de esa máscara esconde una actitud verdaderamente torcida: decir ‘no’ a ser como niños es rehusarse también a dejar que Cristo sea el salvador de nuestra vida. Quien actúa así ciertamente no podrá jamás entrar en el Reino de los Cielos.

Cuando Jesús se acerque a ti, existe la posibilidad de que sea recibido por un letrero que diga: ‘Se busca salvador, interesados tocar a la puerta’; o bien por otro letrero que además indique: ‘El puesto ya fue ocupado por mí mismo, no molestar.’ De ti depende si quieres abrir tu corazón a Él o pedirle que siga su camino en busca de alguien que sí esté dispuesto a correr el riesgo.

«Usted dijo una expresión que es conmovedora: la “cultura del niño”. Hoy tenemos que retomarla. La cultura de los niños. Hay una cultura de sorpresa al ver crecer, ver cómo se sorprenden con la vida, cómo entran en contacto con la vida. Y debemos aprender a hacer lo mismo. Esa senda, ese camino que todos hemos hecho como niños, debemos reanudarlo. Usted citó el Evangelio de Marcos: “Dejad que los niños...”; pero también hay otros pasajes del Evangelio en los que Jesús va aún más lejos: no dice solamente que se acoja a los niños y que quien les acoge le recibe a Él, sino que va más allá: “Si no os volvéis como niños, no entraréis en el Reino de los cielos”. Y esto es lo que la cultura del niño debe enseñarnos. De alguna manera debemos volver a la sencillez de un niño y sobre todo a la capacidad de sorprendernos. ¡Las sorpresas! Nuestro Dios es el Dios de las sorpresas, y debemos aprender esto».
(Saludo improvisado de S.S. Francisco en el Encuentro con los miembros del Instituto de los Inocentes, 24 de mayo de 2019).


Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy viviré de cara a Dios con sencillez, no buscando dar una impresión de ser alguien que no soy.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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11:20 p.m. ,


Reflexión breve de Mt 18,1-14: En aquel momento, se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: "¿Quién es el más importante en el reino de los cielos?" Él llamó a un niño, lo puso en medio y dijo: "Os aseguro que, si no volvéis a ser como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Por tanto, el que se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el reino de los cielos. El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí. Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles están viendo siempre en el cielo el rostro de mi Padre celestial. ¿Qué os parece? Suponed que un hombre tiene cien ovejas: si una se le pierde, ¿no deja las noventa y nueve en el monte y va en busca de la perdida? Y si la encuentra, os aseguro que se alegra más por ella que por las noventa y nueve que no se habían extraviado. Lo mismo vuestro Padre del cielo: no quiere que se pierda ni uno de estos pequeños."


10:43 p.m.
Bloch-Sermon_On_The_Mount

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_”Verbum Spei”_
_”Palabra de Esperanza”_
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*19° Martes Tiempo Ordinario*
*El Evangelio de hoy*
*Mateo 18, 1-5. 10. 12-14*

En cierta ocasión, los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: “¿Quién es el más grande en el Reino de los cielos?”
Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y les dijo: “Yo les aseguro a ustedes que si no cambian y no se hacen como los niños, no entrarán en el Reino de los cielos. Así pues, quien se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el Reino de los cielos. Y el que reciba a un niño como éste en mi nombre, me recibe a mí.
Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, pues yo les digo que sus ángeles, en el cielo, ven continuamente el rostro de mi Padre, que está en el cielo.
¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿acaso no deja las noventa y nueve en los montes, y se va a buscar a la que se le perdió? Y si llega a encontrarla, les aseguro que se alegrará más por ella, que por las noventa y nueve que no se le perdieron. De igual modo, el Padre celestial no quiere que se pierda ni uno solo de estos pequeños”.

*Reflexión*
Dos grandes enseñanzas nos vienen de este pasaje de la Escritura.
El primero nos ayuda a entender que la grandeza del hombre, contrariamente a lo que el mundo nos diría, no está en ser el más importante (de la oficina, de la escuela, de la ciudad, del mundo), sino en el vivir con sencillez la vida, como lo hace un niño. El niño no se afana por estas ideas de nosotros los adultos. Su mundo infantil está lleno de pequeñas cosas, de sencillez, de mansedumbre y de inocencia.
El segundo, y que quizás hoy tiene una importancia capital, es el cuidado que debemos tener con los niños, sobre todo, en su formación. Nuestros niños crecen hoy expuestos a muchos y graves peligros en su formación. La televisión, los videojuegos, la falta de atención de muchos padres que, bajo la premisa del trabajo de ambos, los dejan crecer sin mucha tutela, hacen que nuestros pequeños pierdan rápidamente la inocencia; los hacemos adultos en unos cuantos años.
Y lo más grave, es que se hacen adultos con criterios, muchas veces, contrarios al Evangelio. Su mundo hoy está formado por monstruos espaciales, armas, guerras, mujeres que distan mucho de ser el ideal femenino y una gran violencia. Es necesario que tomemos con seriedad lo que hoy nos dice Jesús: “El Padre no quiere que ninguno de estos niños se pierda”. La pregunta que surge es: Y tú, ¿qué vas a hacer?
(Evangelización Activa)

*Oración*
Señor Jesús, sabiendo que tú nunca me dejas, me olvidas ni me abandonas, enséñame a confiar plenamente en ti para que sea valiente y tenga ánimos de luchar por permanecer siempre fiel y dócil a ti. Amén.

*Acción*
Hoy preguntaré al Señor qué es lo que desea de mí en cada una mis acciones.
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_”Nuntium Verbi Dei”_
_“Mensaje de la palabra de Dios”_
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10:47 a.m.


Adán después del pecado sintió vergüenza, se ve desnudo, siente el peso de lo que ha hecho; y sin embargo Dios no lo abandona: si en ese momento, con el pecado, inicia nuestro exilio de Dios, hay ya una promesa de vuelta, la posibilidad de volver a Él. Dios pregunta enseguida: «Adán, ¿dónde estás?» (Gn 3,9), lo busca. Jesús quedó desnudo por nosotros, cargó con la vergüenza de Adán, con la desnudez de su pecado para lavar nuestro pecado: sus llagas nos han curado. (Is 53,5; 1P 2,24) Acordaos de lo de san Pablo: ¿De qué me puedo enorgullecer sino de mis debilidades, de mi pobreza? (cf 2Co 11,30s) Precisamente sintiendo mi pecado, mirando mi pecado, yo puedo ver y encontrar la misericordia de Dios, su amor, e ir hacia Él para recibir su perdón. En mi vida personal, he visto muchas veces el rostro misericordioso de Dios, su paciencia; he visto también en muchas personas la determinación de entrar en las llagas de Jesús, diciéndole: Señor estoy aquí, acepta mi pobreza, esconde en tus llagas mi pecado, lávalo con tu sangre (Ap 1,5). Y he visto siempre que Dios lo ha hecho, ha acogido, consolado, lavado, amado. Queridos hermanos y hermanas, dejémonos envolver por la misericordia de Dios; confiemos en su paciencia que siempre nos concede tiempo; tengamos el valor de volver a su casa, de habitar en las heridas de su amor dejando que Él nos ame, de encontrar su misericordia en los sacramentos. Sentiremos su ternura, tan hermosa, sentiremos su abrazo y seremos también nosotros más capaces de misericordia, de paciencia, de perdón y de amor.

10:32 a.m. ,


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10:25 a.m. ,


“A las almas que recen esta Coronilla, mi misericordia las envolverá en la vida y especialmente a la hora de la muerte”. “Escribe: cuando recen esta Coronilla junto a los moribundos, me pondré entre el Padre y el alma agonizante no como el Juez justo sino como el Salvador misericordioso”. #CoronillaDivinaMisericoria #DivinaMisericordia #CoronilladelaDivinaMisericordia


8:37 a.m. ,


¿Quieres conocerme más? Soy el padre Adolfo Güémez, LEGIONARIO DE CRISTO. La Legión de Cristo es una congregación religiosa a la cual fui llamado a mis 19 años, atraído por su espiritualidad cristocéntrica, llena de amor a María y a la Iglesia, fidelidad al Papa y un fuerte anhelo de que Cristo Reine en el corazón de los hombres, de las familias y de la sociedad. ¿Deseas saber más de los Legionarios de Cristo? http://legionariosdecristo.org/ ¿Sientes un posible llamado a la vocación en la Legión de Cristo? http://legionariosdecristo.org/ser-legionario/ ¿Te gustaría conocer y/o participar de este carisma desde tu vocación laical? http://www.regnumchristi.org/es/contacto/ SUSCRÍBETE A MI CANAL DE YOUTUBE: http://bit.ly/2iqfI8r @padolfolc www.padreadolfo.com


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