02/09/17

11:37 p.m.

Por: H. Iván Yoed González Aréchiga LC | Fuente: www.missionkits.org

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Tú me regalas la oportunidad de acogerte libremente en mi corazón. Cada vez que me pongo en tu presencia, es como aceptar un don que Tú ya me tendías con tu mano y que esperabas yo aceptara con mi voluntad. Hoy quiero decirte que aquí estoy, Señor, y quiero estar contigo.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Marcos 7, 31-37

En aquel tiempo, salió Jesús de la región de Tiro y vino de nuevo, por Sidón, al mar de Galilea, atravesando la región de Decápolis. Le llevaron entonces a un hombre sordo y tartamudo, y le suplicaban que le impusiera las manos. Él lo apartó a un lado de la gente, le metió los dedos en los oídos y le tocó la lengua con saliva. Después, mirando al cielo, suspiró y le dijo: "¡Effetá!" (que quiere decir "¡Ábrete!"). Al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y empezó a hablar sin dificultad.

Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero cuanto más se lo mandaba, ellos con más insistencia lo proclamaban; y todos estaban asombrados y decían: "¡Qué bien lo hace todo! Hace oír a los sordos y hablar a los mudos".

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.

Quisiera poder imitarte Dios mío. Mi fe es tan pobre, que ver tu obrar en el Evangelio me sacude. Miraste al cielo, suspiraste. ¿Qué hubo en ese suspiro?, ¿una oración al Padre?, ¿un acto de confianza?

Cuántas veces me sucede lo contrario a mí. Me suelo encontrar en situaciones similares, donde parece que las exigencias son demasiado grandes, donde parece que mis fuerzas no me rinden más. Mi ánimo se desvanece mientras contemplo los problemas de mi vida, de la vida de quienes quiero y de quienes busco querer.

Tú miraste hacia el cielo y suspiraste. Yo miro hacia el suelo y suspiro.

Pero Tú constantemente me invitas a creer. Si mi corazón se encuentra asfixiado por no poder consolar a una persona querida que sufre; si mi corazón se encuentra asfixiado por una situación económica que me parece que puede empeorar; si mi corazón se encuentra asfixiado por no poder encontrar las respuestas que con tanto anhelo busco; si mi corazón se encuentra asfixiado por ese problema concreto, justo aquél que tanto me sofoca; entonces me ofreces la fe como un nuevo respiro.

Imitarte es mi deseo, Señor. Y decir creo en Ti ya engrandece un poquito más mi fe. Tú viniste a revelarme no sólo tu grandeza como Dios, sino también tu testimonio como hombre. Me enseñaste a vivir. Me enseñas a creer. Y mira que, el simple hecho de querer creer en Ti, Señor, me deja ver que mi fe puede crecer.

«Sin embargo, en el origen de nuestra vida cristiana, en el Bautismo, están precisamente aquel gesto y aquella palabra de Jesús: “¡Effatá! – ¡Ábrete!”. Y el milagro se cumplió: hemos sido curados de la sordera del egoísmo y del mutismo de la cerrazón y del pecado y hemos sido incorporados en la gran familia de la Iglesia; podemos escuchar a Dios que nos habla y comunicar su Palabra a cuantos no la han escuchado nunca o a quien la ha olvidado y sepultado bajo las espinas de las preocupaciones y de los engaños del mundo.»
(Ángelus de S.S. Francisco, 6 de septiembre de 2015).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Rezaré elvía crucis para crecer en mi amor y agradecimiento a Cristo por estar siempre a mi lado, regalándome las gracias que necesito para mi salvación.…

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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10:52 p.m.
Bloch-Sermon_On_The_Mount


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               *”Verbum Spei”*

        _”Palabra de Esperanza”_

       

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*5° Viernes Tiempo Ordinario*

*El Evangelio de hoy*

*Marcos 7, 31-37*
En aquel tiempo, salió Jesús de la región de Tiro y vino de nuevo, por Sidón, al mar de Galilea, atravesando la región de Decápolis. Le llevaron entonces a un hombre sordo y tartamudo, y le suplicaban que le impusiera las manos. Él lo apartó a un lado de la gente, le metió los dedos en los oídos y le tocó la lengua con saliva. Después, mirando al cielo, suspiró y le dijo: “¡Effetá!” (que quiere decir “¡Ábrete!”). Al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y empezó a hablar sin dificultad.

Él les mandó que no le dijeran a nadie; pero cuanto más se lo mandaba, ellos con más insistencia lo proclamaban; y todos estaban asombrados y decían: “¡Qué bien lo hace todo! Hace oír a los sordos y hablar a los mudos”.

*Reflexión:*

Este pasaje nos muestra de manera indirecta los dos elementos fundamentales de la construcción del Reino: oír y hablar. Es necesario oír la palabra de Dios para luego poder hablar de ella.

¿Cómo conocerán a Dios si nadie les habla de él y cómo les hablará alguien que nunca ha escuchado la buena noticia del Evangelio? Por ello, Jesús no duda en hacer las dos cosas: Abre los oídos del sordo y le destraba la lengua para que pueda hablar. Ahora, él mismo se ha convertido en un testigo del amor de Dios y por ello, como dirá el apóstol san Juan en su primera carta, puede dar testimonio de lo que ha visto y de lo que ha oído. 

Si hoy no hay muchos que hablen de Jesús, es porque tienen sus oídos cerrados y su lengua trabada. Pidamos hoy al Señor que abra nuestros oídos a su palabra y nos desate la lengua para anunciar a nuestros compañeros y vecinos, la buena noticia del Evangelio. 

(Evangelización Activa).

*Oración:*

Señor Jesús, Hoy quiero decirte que aquí estoy, y quiero estar contigo. Tú me regalas la oportunidad de acogerte libremente en mi corazón. Cada vez que me pongo en tu presencia, es como aceptar un don que Tú ya me tendías con tu mano y que esperabas yo aceptara con mi voluntad. Amén.
*Acción:*

Hoy haré un examen de conciencia profundo, pediré perdón a Dios en oración y, a la brevedad, me confesaré sacramentalmente. 

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         *”Nuntium Verbi Dei”*   

_”Mensaje de la palabra de Dios”_

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