01/04/17

11:45 p.m.

Por: H. Hiram Galán LC | Fuente: www.missionkits.org

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Jesús, quiero descansar en tu corazón misericordioso, el vacío consume mi corazón y las tensiones me roban la paz. Déjame estar junto a Ti, en la paz de tu amor.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Juan 1, 43-51

En aquel tiempo, determinó Jesús ir a Galilea, y encontrándose a Felipe, le dijo: “Sígueme”. Felipe era de Betsaida, la tierra de Andrés y de Pedro.

Felipe se encontró con Natanael y le dijo: “Hemos encontrado a aquel de quien escribió Moisés en la ley y también los profetas. Es Jesús de Nazaret, el hijo de José”. Natanael replicó: “¿Acaso puede salir de Nazaret algo bueno?” Felipe le contestó: “Ven y lo verás”.

Cuando Jesús vio que Natanael se acercaba, dijo: “Este es un verdadero israelita en el que no hay doblez”. Natanael le preguntó: “¿De dónde me conoces?” Jesús le respondió: “Antes de que Felipe te llamara, te vi cuando estabas debajo de la higuera”. Respondió Natanael: “Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el rey de Israel”. Jesús le contestó: “Tú crees, porque te he dicho que te vi debajo de la higuera. Mayores cosas has de ver”. Después añadió: “Yo les aseguro que verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre”.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.

Son palabras fuertes que despiertan el asombro y la curiosidad de cualquiera que las escucha. Cuánta gente solamente se dirige a Dios para pedirle milagros. Realmente vivimos en una sociedad en la cual incluso nuestra fe, tiene un sentido utilitarista.

Es decir, me acuerdo de practicar mi fe, sólo en los momentos de necesidad, sólo cuando necesito «un milagro». Jesús, me duele aceptarlo, pero cuántas veces descubro que mi relación contigo es utilitarista o interesada. Veo con frecuencia que mi corazón busca tus consuelos y tus bendiciones, y aunque sé que no está mal, creo que me pierdo más en los milagros de Dios que en el Dios de los milagros.

Me paso la vida pidiendo bendiciones, gracias, incluso milagros. Olvido que el milagro más grande es tu presencia viva y real en la Santa Eucaristía.  Ese milagro de amor, en el que Tú, mi Dios, te has hecho tan pequeño, indefenso, humilde, tan sólo para estar junto a mí.  Concédeme, Señor, amarte por lo que eres, por ser mi Dios y Señor y no por lo que me das. Enamora mi alma, Jesús, pues esta sed de felicidad y amor infinito sólo Tú la puedes saciar.

«Hay que tener siempre abiertas las puertas del consuelo porque Jesús quiere entrar por ahí: por el Evangelio leído cada día y llevado siempre con nosotros, la oración silenciosa y de adoración, la Confesión y la Eucaristía. A través de estas puertas el Señor entra y hace que las cosas tengan un sabor nuevo. Pero cuando la puerta del corazón se cierra, su luz no llega y se queda a oscuras. Entonces nos acostumbramos al pesimismo, a lo que no funciona bien, a las realidades que nunca cambiarán. Y terminamos por encerrarnos dentro de nosotros mismos en la tristeza, en los sótanos de la angustia, solos. Si, por el contrario, abrimos de par en par las puertas del consuelo, entrará la luz del Señor.»
(Homilía de S.S. Francisco, 1 de octubre de 2016).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Realizaré una visita al Santísimo Sacramento, con la conciencia de que Jesús estará allí escuchándome y esperándome para realizar verdaderos milagros en mi alma.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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10:51 p.m.
Bloch-Sermon_On_The_Mount


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               *”Verbum Spei”*

        _”Palabra de Esperanza”_

       

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*2° Jueves Navidad*

*El Evangelio de hoy*

*Juan 1, 43-51*
En aquel tiempo, determinó Jesús ir a Galilea, y encontrándose a Felipe, le dijo: “Sígueme”. Felipe era de Betsaida, la tierra de Andrés y de Pedro.

Felipe se encontró con Natanael y le dijo: “Hemos encontrado a aquel de quien escribió Moisés en la ley y también los profetas. Es Jesús de Nazaret, el hijo de José”. Natanael replicó: “¿Acaso puede salir de Nazaret algo bueno?” Felipe le contestó: “Ven y lo verás”.

Cuando Jesús vio que Natanael se acercaba, dijo: “Este es un verdadero israelita en el que no hay doblez”. Natanael le preguntó: “¿De dónde me conoces?” Jesús le respondió: “Antes de que Felipe te llamara, te vi cuando estabas debajo de la higuera”. Respondió Natanael: “Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el rey de Israel”. Jesús le contestó: “Tú crees, porque te he dicho que te vi debajo de la higuera. Mayores cosas has de ver”. Después añadió: “Yo les aseguro que verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre”.

*Reflexión:*

Ciertamente, cuando uno decide seguir a Jesús verá cosas maravillosas. Es por eso que urge que todo el mundo lo conozca. Felipe, que había decidido seguir a Jesús fue el medio por el cual Natanael encontró también al Mesías y con él, la Vida en Abundancia. El mundo no sabe en realidad lo que se pierde por no conocer y amar a Jesús, y en gran parte la culpa es nuestra pues no hemos hecho lo que Felipe.

¿Cuántas veces los miembros de nuestra propia familia son los que todavía viven entre sombras, llenos de angustias y temores, sin paz en el corazón por no haberse encontrado con Cristo? Felipe, aun ante la incredulidad de Natanael, le dice, “si no me crees ven y tú mismo lo podrás comprobar”.

No debemos desanimarnos ante la incredulidad de aquellos a quienes les hablamos de Jesús, debemos insistir y, sobre todo, retar como Felipe a Natanael: ¿no me crees? Pues ven y lo comprobarás. En otras palabras, invitemos a los demás a que, al menos, hagan la prueba de encontrarse con Jesús en la oración, en su palabra, en algún retiro, o en la Santa Misa. Jesús espera que nosotros le ayudemos a encontrar a aquellos por quienes también dio su vida. 

(Evangelización Activa).

*Oración:*

Señor Jesús, a quien día a día veo en las calles, pidiendo una ayuda, solicitando un poco de atención, implorando por compasión, enséñame a descubrirte presente en mis hermanos necesitados y a socorrerte en cada uno de ellos, para que sea digno de ser hijo del Padre, que nos llama a ser hermanos entre nosotros. Amén. 
*Acción:* 

El día de hoy compartiré con un hermano necesitado aquello que le pueda ser de verdadera ayuda.

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         *”Nuntium Verbi Dei”*   

_”Mensaje de la palabra de Dios”_

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11:00 a.m.
Hijos míos: La noticia que oyeron desde el principio es esta: que nos amemos los unos a los otros. No hagamos como Caín, que era del Maligno y mató a su hermano. ¿Y por qué lo mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano, en cambio, eran justas. No se extrañen, hermanos, si el mundo los aborrece. Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la Vida, porque amamos a nuestros hermanos. El que no ama permanece en la muerte. El que odia a su hermano es un homicida, y ustedes saben que ningún homicida posee la Vida eterna. En esto hemos conocido el amor: en que él entregó su vida por nosotros. Por eso, también nosotros debemos dar la vida por nuestros hermanos. Si alguien vive en la abundancia, y viendo a su hermano en la necesidad, le cierra su corazón, ¿cómo permanecerá en él el amor de Dios? Hijitos míos, no amemos solamente con la lengua y de palabra, sino con obras y de verdad. En esto conoceremos que somos de la verdad, y estaremos tranquilos delante de Dios aunque nuestra conciencia nos reproche algo, porque Dios es más grande que nuestra conciencia y conoce todas las cosas. Queridos míos, si nuestro corazón no nos hace ningún reproche, podemos acercarnos a Dios con plena confianza,

11:00 a.m.
Sirvan al Señor con alegría, lleguen hasta él con cantos jubilosos. Reconozcan que el Señor es Dios: él nos hizo y a él pertenecemos; somos su pueblo y ovejas de su rebaño. Entren por sus puertas dando gracias, entren en sus atrios con himnos de alabanza, alaben al Señor y bendigan su Nombre. ¡Qué bueno es el Señor! Su misericordia permanece para siempre, y su fidelidad por todas las generaciones.