11/24/17

11:28 p.m.

Por: H. Jorge Alberto Leaños García, L.C. | Fuente: missionkits.org

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Ilumina, Señor, mi mente para poder pensar en Ti; forma mi inteligencia para saber qué quieres de mí; enciende mi corazón para poder amar sin medida; da fuerza a mi voluntad para poder cumplir tu voluntad.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Lucas 20, 27-40

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús algunos saduceos. Como los saduceos niegan la resurrección de los muertos, le preguntaron: "Maestro, Moisés nos dejó escrito que si alguno tiene un hermano casado que muere sin haber tenido hijos, se case con la viuda para dar descendencia a su hermano. Hubo una vez siete hermanos, el mayor de los cuales se casó y murió sin dejar hijos. El segundo, el tercero y los demás, hasta el séptimo, tomaron por esposa a la viuda y todos murieron sin dejar sucesión. Por fin murió también la viuda. Ahora bien, cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será esposa la mujer, pues los siete estuvieron casados con ella?".

Jesús les dijo: "En esta vida, hombres y mujeres se casan, pero en la vida futura, los que sean juzgados dignos de ella y de la resurrección de los muertos, no se casarán ni podrán ya morir, porque serán como los ángeles e hijos de Dios, pues él los habrá resucitado.

Y que los muertos resucitan, el mismo Moisés lo indica en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor, Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob. Porque Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para él todos viven".

Entonces, unos escribas le dijeron: "Maestro, has hablado bien". Y a partir de ese momento ya no se atrevieron a preguntarle nada.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Somos hijos de Dios en esta vida y en la resurrección. Antes de ser casado o divorciado, antes de ser padre o hijo, antes de ser santo o pecador, debemos tener presente que somos hijos de Dios. Qué cosa tan importante y al mismo tiempo tan acostumbrados de escuchar.

Ser hijo de Dios es la mayor dicha que nos pudieron haber dado. No hemos conseguido ningún mérito para ser adoptados por Dios. Él nos vio abandonados en las tinieblas, solos y sin hogar, sin amor, sin todo aquello que un padre puede dar. Se podría pensar que Dios derramó la primera lágrima al ver al primer hombre pecar.

Es aquí cuando Dios, compadecido, en un misterioso acto de amor, nos mandó a su hijo único. Es así como cada uno de nosotros, en el momento en que rociaron agua sobre nuestras cabezas, escuchamos con oídos de niño, de joven o de adulto, esas bellas palabras que marcaron toda nuestra eternidad: "Yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo".

Por eso creemos en un Dios de vivos. No moriremos si cerramos nuestros ojos al final de nuestra vida y confiamos en que los abriremos en el cielo.

Pensemos de cara a la eternidad como verdaderos hijos de Dios y resucitaremos, ya no para vivir como hombres heridos por el pecado, sino como ángeles que contemplan en la eternidad la maravilla del Señor.

Para ridiculizar la resurrección y poner a Jesús en una situación difícil, le presentan un caso paradójico y absurdo: una mujer que ha tenido siete maridos, todos hermanos entre ellos, los cuales, uno detrás de otro, han muerto. Y he aquí entonces la pregunta maliciosa dirigida a Jesús: Esa mujer, en la resurrección, ¿de quién será mujer? Jesús no cae en la trampa y reafirma la verdad de la resurrección, explicando que la existencia después de la muerte será distinta de la de la tierra. Él hace entender a sus interlocutores que no es posible aplicar las categorías de este mundo a las realidades que van más allá y que son más grandes de lo que vemos en esta vida.
(Homilía de S.S. Francisco, 6 de noviembre de 2016).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Buscaré la fecha de mi bautizo, intentaré recordarla y la celebraré cada año por el resto de mi vida.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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11:14 a.m.
Mientras tanto, el rey Antíoco recorría las provincias de la meseta. Allí se enteró de que en Persia había una ciudad llamada Elimaida, célebre por sus riquezas, su plata y su oro. Ella tenía un templo muy rico, donde se guardaban armaduras de oro, corazas y armas dejadas allí por Alejandro, hijo de Filipo y rey de Macedonia, el primero que reinó sobre los griegos. Antíoco se dirigió a esa ciudad para apoderarse de ella y saquearla, pero no lo consiguió, porque los habitantes de la ciudad, al conocer sus planes, le opusieron resistencia. El tuvo que huir y se retiró de allí muy amargado para volver a Babilonia. Cuando todavía estaba en Persia, le anunciaron que la expedición contra el país de Judá había fracasado. Le comunicaron que Lisias había ido al frente de un poderoso ejército, pero había tenido que retroceder ante los judíos, y que estos habían acrecentado su poder, gracias a las armas y al cuantioso botín tomado a los ejércitos vencidos. Además, habían destruido la Abominación que él había erigido sobre el altar de Jerusalén y habían rodeado el Santuario de altas murallas como antes, haciendo lo mismo con Betsur, que era una de las ciudades del rey. Al oír tales noticias, el rey quedó consternado, presa de una violenta agitación, y cayó en cama enfermo de tristeza, porque las cosas no le habían salido como él deseaba. Así pasó muchos días, sin poder librarse de su melancolía, hasta que sintió que se iba a morir. Entonces hizo venir a todos sus amigos y les dijo: "No puedo conciliar el sueño y me siento desfallecer. Yo me pregunto cómo he llegado al estado de aflicción y de amargura en que ahora me encuentro, yo que era generoso y amado mientras ejercía el poder. Pero ahora caigo en la cuenta de los males que causé en Jerusalén, cuando robé los objetos de plata y oro que había allí y mandé exterminar sin motivo a los habitantes de Judá. Reconozco que por eso me suceden todos estos males y muero de pesadumbre en tierra extranjera".

11:14 a.m.
Te doy gracias, Señor, de todo corazón y proclamaré todas tus maravillas. Quiero alegrarme y regocijarme en ti, y cantar himnos a tu Nombre, Altísimo. Cuando retrocedían mis enemigos, tropezaron y perecieron delante de ti, Escarmentaste a las naciones, destruiste a los impíos y borraste sus nombres para siempre; Los pueblos se han hundido en la fosa que abrieron, su pie quedó atrapado en la red que ocultaron. Porque el pobre no será olvidado para siempre ni se malogra eternamente la esperanza del humilde.

11:14 a.m.
Se acercaron a Jesús algunos saduceos, que niegan la resurrección, y le dijeron: "Maestro, Moisés nos ha ordenado: Si alguien está casado y muere sin tener hijos, que su hermano, para darle descendencia, se case con la viuda. Ahora bien, había siete hermanos. El primero se casó y murió sin tener hijos. El segundo se casó con la viuda, y luego el tercero. Y así murieron los siete sin dejar descendencia. Finalmente, también murió la mujer. Cuando resuciten los muertos, ¿de quién será esposa, ya que los siete la tuvieron por mujer?". Jesús les respondió: "En este mundo los hombres y las mujeres se casan, pero los que sean juzgados dignos de participar del mundo futuro y de la resurrección, no se casarán. Ya no pueden morir, porque son semejantes a los ángeles y son hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección. Que los muertos van a resucitar, Moisés lo ha dado a entender en el pasaje de la zarza, cuando llama al Señor el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. Porque él no es un Dios de muertos, sino de vivientes; todos, en efecto, viven para él". Tomando la palabra, algunos escribas le dijeron: "Maestro, has hablado bien". Y ya no se atrevían a preguntarle nada.

11:14 a.m.
Ya no estamos sujetos a la muerte. Aun cuando nuestro cuerpo sea destruido; viviremos en Cristo, como él mismo lo ha dicho: «El que cree en mi aunque haya muerto, vivirá» (Jn 12:25). Podemos estar seguros; el mismo Señor es testigo; que Abrahán, Isaac, Jacob y todos los santos de Dios viven. A propósito de ellos el Señor ha dicho: «Todos viven, porque Dios es Dios de vivos y no de muertos.» Y el apóstol Pablo dice de sí mismo: «para mí la vida es Cristo, y el morir significa una ganancia, desearía morir para estar con Cristo, lo cual, ciertamente, es con mucho lo mejor» (Fl 1:21-23). Esto es lo que creemos, hermanos míos, y «si nuestra esperanza en Cristo no va más allá de esta vida, somos los más miserables de todos los hombres» (1 Cor 15:19). La vida de este mundo, para los animales domésticos, los salvajes y para los pájaros, es; como lo podéis constatar, más o menos larga como la nuestra. Lo que es propio del hombre, es que Cristo le ha dado su Espíritu, es decir, la vida eterna, a condición que renunciemos desde ahora al pecado. Porque la muerte es fruto del pecado y es vencida por la virtud. La vida se destruye por el pecado y se conserva por la virtud. «En efecto, el salario del pecado es la muerte, mientras que Dios nos ofrece como don la vida eterna por medio de Cristo Jesús nuestro Señor» (Rm 6:23)

4:00 a.m.
Bloch-Sermon_On_The_Mount

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              *”Verbum Spei”*

      _”Palabra de Esperanza”_

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*33° Viernes Tiempo Ordinario*

*El Evangelio de hoy*

*Lucas 19, 45-48*
Aquel día, Jesús entró en el templo y comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban allí, diciéndoles: “Está escrito: Mi casa es casa de oración; pero ustedes la han convertido en cueva de ladrones”.

Jesús enseñaba todos los días en el templo. Por su parte, los sumos sacerdotes, los escribas y los jefes del pueblo intentaban matarlo, pero no encontraban cómo hacerlo, porque todo el pueblo estaba pendiente de sus palabras.

*Reflexión:*

San Pablo, escribiendo a los Corintios, nos dice que somos el templo del Espíritu Santo. Hoy Jesús nos dice que su casa, su templo, debe ser casa de oración.

Pensemos por un momento si nuestra vida interior se puede considerar una casa de oración o es en realidad un lugar lleno del ruido del mercado del mundo que está gritando dentro de nosotros y buscando vendernos sus necias ideas.

Por qué no invitamos hoy a Jesús para que, con su poder y autoridad, eche fuera a todos estos gritones, ponga nuestra vida interior en paz y así se convierta, como lo fue en María Santísima, en un verdadero lugar de encuentro con Dios.

(Evangelización Activa).

*Oración:*

Señor Jesús, te pido la gracia, de tener un corazón lleno de buenas y verdaderas intenciones, con intenciones grandes, con intenciones altas, con intenciones que vayan siempre buscándote a Ti. Y así comenzará mi casa a ser también una casa de oración. Amén.
*Acción:*

Buscaré un momento de oración para vivir en unión con Dios. Él es la verdad, la caridad, la bondad, la belleza. Uno puede unirse a Dios por medio de las palabras, de los pensamientos, de las acciones.

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      *”Nuntium Verbi Dei”*

_”Mensaje de la palabra de Dios”_

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