06/15/17

11:46 p.m.

Por: H. Cristian Gutiérrez LC | Fuente: www.missionkits.org

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

"Conozco tu miseria, las luchas y tribulaciones de tu alma, la debilidad y las dolencias de tu cuerpo; conozco tu cobardía, tus pecados y tus flaquezas. A pesar de todo te digo: Dame tu corazón, ámame tal como eres. Si para darme tu corazón esperas ser un ángel, nunca llegarás a amarme. Aun cuando caigas de nuevo, muchas veces, en esas faltasque jamás quisieras cometer y seas un cobarde para practicar la virtud, No te consiento que me dejes de amar. Ámame tal como eres." (Fragmento de una oración de Charles de Foucauld)

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 5, 27-32

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Han oído ustedes que se dijo a los antiguos: No cometerás adulterio; pero yo les digo que quien mire con malos deseos a una mujer, ya cometió adulterio con ella en su corazón. Por eso, si tu ojo derecho es para ti ocasión de pecado, arráncatelo y tíralo lejos, porque más te vale perder una parte de tu cuerpo y no que todo él sea arrojado al lugar de castigo. Y si tu mano derecha es para ti ocasión de pecado, córtatela y arrójala lejos de ti, porque más te vale perder una parte de tu cuerpo y no que todo él sea arrojado al lugar de castigo.

También se dijo antes: El que se divorcie, que le dé a su mujer un certificado de divorcio; pero yo les digo que el que se divorcia, salvo el caso de que vivan en unión ilegítima, expone a su mujer al adulterio, y el que se casa con una divorciada comete adulterio".

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Adulterio no es sólo sinónimo de infidelidad; es sinónimo de egoísmo, que a su vez es contrario del amor. Adulterio y amor. Más que amenazas sobre al adulterio, encuentro consejos para el amor. Me enseñas que cuando se ama de verdad, se busca por todos los medios posibles conservar, cuidar ese amor. El amor verdadero es la solución eficaz al mal del adulterio.

Pero es importante amar. No se puede pasar la vida sin amor, amor real. ¡Cuánto vacío experimento cuando no amo o amo mal! ¡Cuánto mal hago a las personas cuando no las amo, sino que las uso!

Me invitas a amar. Es ésta la clave de lectura de este pasaje. Sabes bien que el amor es la necesidad más fuerte que el hombre lleva en su interior. Por ello buscas la manera de saciar esta necesidad enseñando un amor bueno, sano, sacrificado, hermoso.

Muchas veces busco amores que llenen mi corazón, pero luego queda un vacío más profundo que al inicio. El amor humano es algo hermoso, pero también algo que el mismo hombre se ha encargado de deformar, de reducir, de envenenar, como por ejemplo con el adulterio. Y es contra ello de lo que me previenes hoy.

El amor humano que me presenta el mundo se reduce al placer, al sentimiento, al gusto, a la emoción. El amor pareciera ser algo que se consigue a la mano y se desecha cuando ya no me agrada o me cuesta. Distinta visión a la que me das en este Evangelio. Un amor que se libera de toda esclavitud de placer mezquino, de emoción pasajera, de superficial sentimentalismo. Es el amor que se va arrancando todo aquello que impide crecer, purificarse, sanarse. Ése es el amor que pensaste para el ser humano. El amor que se entrega sin medida, que es fiel, que es puro, que respeta, que libera y no esclaviza, que no rebaja sino que eleva, que no ve en el otro un objeto sino una persona, que va más allá de la apariencia, de la mirada y penetra y hunde las raíces en el interior, en el corazón, en el alma.

Hoy me enseñas que el amor no es para esclavos, el amor es para personas libres. Amar no me limita, no me reduce; amar me eleva, me sublima, me porta al infinito, me realiza en plenitud. Desde esta perspectiva se entiende tu invitación a arrancar todo aquello que pueda ser ocasión de pecado y contaminar el amor, porque amar es el mayor proyecto de mi vida.

A los jóvenes nos dices en el primer párrafo la necesidad de mirar al otro con pureza, con sinceridad, con respeto. No como un objeto, no como medio para mi satisfacción, mi placer, mi realización. Arrancar de mi mirada esos esquemas que me impiden descubrir en el otro la belleza de una persona, con sus sentimientos, sus problemas, sus necesidades, sus cualidades y defectos. No mirar al otro fijándose en su cuerpo, sino en su rostro. Contrariamente a lo que el mundo de hoy me transmite.

"El adulterio, como el hurto, la corrupción y todos los otros pecados, primero son concebidos en nuestra intimidad y, una vez cumplida en el corazón la elección equivocada, se ponen en práctica a través de un comportamiento concreto. Y Jesús dice: quien mira a una mujer que no es la propia con ánimo de posesión es un adúltero en su corazón, ha iniciado el camino hacia el adulterio. Pensemos un poco sobre esto: sobre los malos pensamientos que vienen en esta línea. […]Que la Virgen María, que dona la escucha dócil y la obediencia alegre, nos ayude a acercarnos siempre más al Evangelio, para ser cristianos no "de fachada", ¡sino de sustancia! Y esto es posible con la gracia del Espíritu Santo, que nos permite hacer todo con amor, y así cumplir plenamente la voluntad de Dios."
(Homilía de S.S. Francisco, 12 de febrero de 2017).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy buscaré pasar un rato en familia y les daré alguna muestra de mi afecto por ellos.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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11:17 a.m.
Hermanos: Nosotros llevamos un tesoro en recipientes de barro, para que se vea bien que este poder extraordinario no procede de nosotros, sino de Dios. Estamos atribulados por todas partes, pero no abatidos; perplejos, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no aniquilados. Siempre y a todas partes, llevamos en nuestro cuerpo los sufrimientos de la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo. Y así aunque vivimos, estamos siempre enfrentando a la muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. De esa manera, la muerte hace su obra en nosotros, y en ustedes, la vida. Pero teniendo ese mismo espíritu de fe, del que dice la Escritura: Creí, y por eso hablé, también nosotros creemos, y por lo tanto, hablamos. Y nosotros sabemos que aquel que resucitó al Señor Jesús nos resucitará con él y nos reunirá a su lado junto con ustedes. Todo esto es por ustedes: para que al abundar la gracia, abunde también el número de los que participan en la acción de gracias para gloria de Dios.

11:17 a.m.
Tenía confianza, incluso cuando dije: “¡Qué grande es mi desgracia!”. Yo, que en mi turbación llegué a decir: “¡Los hombres son todos mentirosos!”. ¡Qué penosa es para el Señor la muerte de sus amigos! Yo, Señor, soy tu servidor, tu servidor, lo mismo que mi madre: por eso rompiste mis cadenas. Te ofreceré un sacrificio de alabanza, e invocaré el nombre del Señor. Cumpliré mis votos al Señor, en presencia de todo su pueblo.

11:17 a.m.
Jesús dijo a sus discípulos: Ustedes han oído que se dijo: No cometerás adulterio. Pero yo les digo: El que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón. Si tu ojo derecho es para ti una ocasión de pecado, arráncalo y arrójalo lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena. Y si tu mano derecha es para ti una ocasión de pecado, córtala y arrójala lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena. También se dijo: El que se divorcia de su mujer, debe darle una declaración de divorcio. Pero yo les digo: El que se divorcia de su mujer, excepto en caso de unión ilegal, la expone a cometer adulterio; y el que se casa con una mujer abandonada por su marido, comete adulterio.

11:17 a.m.
Queridos jóvenes, me habéis hecho saber que a menudo consideráis a la Iglesia como una institución que no hace más que promulgar reglamentos y leyes... Y concluís que hay un profundo hiato entre el gozo que emana de la palabra de Cristo y el sentimiento de opresión que suscita en vosotros la rigidez de la Iglesia... Pero el  Evangelio nos presenta a un Cristo muy exigente, que invita a una radical conversión del corazón, a un desasimiento de los bienes de la tierra, al perdón de las ofensas, al amor a los enemigos, a la paciente aceptación de las persecuciones e incluso al sacrificio de la propia vida por amor al prójimo. En lo que concierne al dominio particular de la sexualidad, se conoce la firme posición que ha tomado en defensa de la indisolubilidad del matrimonio e incluso en la pronunciada condenación en lo que se refiere al simple adulterio cometido en el corazón. ¿Se podría no estar impresionado frente al precepto de «arrancarse el ojo» o de «cortarse la mano» cuando estos miembros son una ocasión de «escándalo»?... La licencia moral no hace felices a los hombres. De la misma manera la sociedad de consumo no trae el gozo del corazón. El ser humano no se realiza más que en la medida en que sabe aceptar las exigencias que provienen de su dignidad de ser creado «a imagen y semejanza de Dios» (Gn 1,27). Por eso, si hoy la Iglesia dice cosas que no gustan, es que se siente obligada a hacerlo. Lo hace por deber de lealtad... ¿Así pues, no será verdad que el mensaje evangélico es un mensaje de gozo? Al contrario ¡es totalmente verdad! Y ¿cómo es posible? La respuesta se encuentra en una palabra, una sola palabra, una palabra breve pero de un contenido ancho como el mar. Y esta palabra es: amor. El rigor del precepto y el gozo del corazón  pueden perfectamente conciliarse. El que ama no teme el sacrificio. E incluso busca, en el sacrificio, la prueba más convincente aún de la autenticidad de su amor.