2° Domingo Adviento

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“Verbum Spei”
“Palabra de Esperanza”
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2° Domingo Adviento
El Evangelio de hoy
Lucas 3, 1-6.
En el año quince del reinado del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, y Herodes virrey de Galilea, y su hermano Felipe virrey de Iturea y Traconítide, y Lisanio virrey de Abilene, bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás, vino la palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto. Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías: «Una voz grita en el desierto: Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos; elévense los valles, desciendan los montes y colinas; que lo torcido se enderece, lo escabroso se iguale. Y todos verán la salvación de Dios.»
Reflexión:
Sería bueno que desde el principio del Adviento nos dejáramos contagiar por la alegría y el sentido del cambio que nos trae este tiempo litúrgico, preparación para la Navidad. Puede parecer muy obvio lo que digo, pero lo cierto es que, en estos tiempos difíciles, podemos estar con el ánimo cerrado por todo lo malo que nos rodea y por lo desconocido que queda por llegar. Seguimos viviendo en un tiempo de crisis económica larga y grave, pero también es cierto que la dificultad en sí nos trae la idea clara de que se aproxima un cambio. La sociedad parece que quiere rectificar los errores que hace solo ocho o nueve años han cambiado el mundo. Nos preocupa la crisis y es razonable. Mucha gente que conocemos ha perdido su trabajo y algunos, incluso, han pasado de la opulencia a la pobreza en poco menos de un par de años.
El Adviento pide cambio, el Adviento provoca la meditación sobre los tiempos pasados y la búsqueda de mejores formas de vivir. Y todo ello rodeado de alegría, no se tristeza, ni de temor. Y, una vez más, quiero invocar nuestra solidaridad en unos tiempos muy difíciles. Hemos de ser agentes de alegría espiritual y material para tantos hermanos nuestros que nada tienen y que no esperan una Navidad feliz.
Oración:
Señor Jesús ven, a nuestras vidas, y no tardes demasiado; estamos cansados de tantas promesas falsas ayúdanos a saber esperar. Amén
Acción:
Que este tiempo de adviento, nos ayude a reformar el camino que sean necesarios para que, cuando el venga, podamos presentarle un edificio espiritual irrefutable, limpio, convertido y volcado totalmente a su voluntad.
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“Nuntium Verbi Dei
“Mensaje de la palabra de Dios”
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