09/04/17

11:29 p.m.

Por: H. Hiram Samir Galán Jaime, LC | Fuente: missionkits.org

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Quiero dejarme amar por Ti, Señor, ayúdame a confiar y permanecer en tu amor.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Lucas 4,31-37

En aquel tiempo, Jesús bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y los sábados enseñaba a la gente. Todos estaban asombrados de sus enseñanzas, porque hablaba con autoridad.

Había en la sinagoga un hombre que tenía un demonio inmundo, y se puso a gritar muy fuerte: "¡Déjanos! ¿Por qué te metes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido a destruirnos? Sé que tú eres el Santo de Dios".

Pero Jesús le ordenó: "¡Cállate y sal de ese hombre!". Entonces el demonio tiró al hombre por tierra en medio de la gente, y salió de él sin hacerle daño. Todos se espantaron y se decían unos a otros: "¿Qué tendrá su palabra? Porque da órdenes con autoridad y fuerza a los espíritus inmundos, y éstos se salen." Y su fama se extendió por todos los lugares de la región.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

En este Evangelio Jesús nos recuerda el poder y el valor del nombre de Dios. En la antigüedad, era tanto el respeto al nombre de Dios que no se atrevían ni siquiera a nombrarlo. Era tal la estima y el respeto hacia Dios que sólo el pronunciar su nombre ya era rozar con lo divino.

Creo que tristemente estamos muy lejos de aquel respeto y devoción. Hoy, el nombre de Dios parece carecer de valor. La devoción al santo nombre de Jesús suena tan extraña que ni siquiera se piensa que existió. Pero la misma Sagrada Escritura nos muestra que jamás se hizo un milagro, por parte de los hombres, sin haber antes invocado el nombre de Dios, de Jesús.

¿Por qué exigimos milagros a Dios?¿Porqué nos quejamos de su falta de acción y presencia en nuestras vidas cuando ni siquiera escuchamos la petición o condición que Él mismo nos dio para ser bendecidos. "Todo lo que pidan al Padre en mi nombre, lo recibirán"?

Enséñanos, Jesús, la gloria de tu nombre; derrama en nuestros corazones el don de la fe para que seamos capaces de recibir todas las gracias y bendiciones que tienes tiempo de querer regalarnos.

La transformación del corazón que nos lleva a confesar nuestros pecados es "don de Dios". Nosotros solos no podemos. Poder confesar nuestros pecados es un don de Dios, es un regalo, es "obra suya". Ser tocados con ternura por su mano y plasmados por su gracia nos permite, por lo tanto, acercarnos al sacerdote sin temor por nuestras culpas, pero con la certeza de ser acogidos por él en nombre de Dios y comprendidos a pesar de nuestras miserias; e incluso sin tener un abogado defensor: tenemos sólo uno, que dio su vida por nuestros pecados. Es Él quien, con el Padre, nos defiende siempre.
(Homilía de S.S. Francisco, 13 de marzo de 2015).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Invocaré el Santo nombre de Jesús en los momentos de dificultad y tristeza que experimente el día de hoy, con la certeza de que el Padre celestial se complace en escuchar el nombre de su Hijo amado.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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10:33 p.m.
Bloch-Sermon_On_The_Mount

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                *”Verbum Spei”*

         _”Palabra de Esperanza”_

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*22° Martes Tiempo Ordinario*

*El Evangelio de hoy*

*Lucas 4, 31-37*
En aquel tiempo, Jesús fue a Cafarnaúm, ciudad de Galilea, y los sábados enseñaba a la gente. Todos estaban asombrados de sus enseñanzas, porque hablaba con autoridad.

Había en la sinagoga un hombre que tenía un demonio inmundo y se puso a gritar muy fuerte: “¡Déjanos! ¿Por qué te metes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido a destruirnos? Sé que tú eres el Santo de Dios”.

Pero Jesús le ordenó: “Cállate y sal de ese hombre”. Entonces el demonio tiró al hombre por tierra, en medio de la gente, y salió de él sin hacerle daño. Todos se espantaron y se decían unos a otros: “¿Qué tendrá su palabra? Porque da órdenes con autoridad y fuerza a los espíritus inmundos y estos se salen”. Y su fama se extendió por todos los lugares de la región.

*Reflexión:*

Una de las estrategias más astutas del demonio, y que usa con gran habilidad sobre todo en nuestros días, es hacernos creer que no existe. Hoy se busca explicar muchos de los efectos que el demonio produce en el hombre por medio de la psicología y otras ciencias afines.

Sin embargo, el demonio es una realidad que atenta contra nuestra vida eterna y contra nuestra felicidad. El juego de la ouija, la lectura de las cartas, consultar adivinos, poner nuestra confianza en el horóscopo, no son juegos; abren la puerta para que Satanás pueda operar con mayor facilidad en la vida del hombre y destruirlo.

No abramos nuestras puertas a lo que puede destruir nuestra felicidad en esta vida y en la otra. Dirige tu vida a Dios y él te dará la felicidad que estás buscando. Sólo Él tiene la vida. Ora, lee la Sagrada Escritura, busca vivir en gracia y serás feliz.

(Evangelización Activa).

*Oración:*

Señor Jesús, no solo no temo, sino que espero ansiosamente el día en que Tú vengas de nuevo y empiece esa vida sin final, junto a ti, en la eterna bienaventuranza. Mientras tanto dame la gracia de vivir bien despierto, sobriamente y animando a aquellos que aún no se dan cuenta de lo maravilloso que es vivir en amistad contigo. Amén.
*Acción:*

Invocaré el Santo nombre de Jesús en los momentos de dificultad y tristeza que experimente el día de hoy, con la certeza de que el Padre celestial se complace en escuchar el nombre de su Hijo amado.

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      *”Nuntium Verbi Dei”*

_”Mensaje de la palabra de Dios”_

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11:28 a.m.
Hermanos: En cuanto al tiempo y al momento, no es necesario que les escriba. Ustedes saben perfectamente que el Día del Señor vendrá como un ladrón en plena noche. Cuando la gente afirme que hay paz y seguridad, la destrucción caerá sobre ellos repentinamente, como los dolores de parto sobre una mujer embarazada, y nadie podrá escapar. Pero ustedes, hermanos, no viven en las tinieblas para que ese Día los sorprenda como un ladrón: todos ustedes son hijos de la luz, hijos del día. Nosotros no pertenecemos a la noche ni a las tinieblas. No nos durmamos, entonces, como hacen los otros: permanezcamos despiertos y seamos sobrios. Porque Dios no nos destinó para la ira, sino para adquirir la salvación por nuestro Señor Jesucristo, que murió por nosotros, a fin de que, velando o durmiendo, vivamos unidos a él. Anímense, entonces, y estimúlense mutuamente, como ya lo están haciendo.

11:28 a.m.
El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es el baluarte de mi vida, ¿ante quién temblaré? Una sola cosa he pedido al Señor, y esto es lo que quiero: vivir en la Casa del Señor todos los días de mi vida, para gozar de la dulzura del Señor y contemplar su Templo. Yo creo que contemplaré la bondad del Señor en la tierra de los vivientes. Espera en el Señor y sé fuerte; ten valor y espera en el Señor.