02/02/21

11:26 a.m.


Hermanos: En la lucha contra el pecado, ustedes no han resistido todavía hasta derramar su sangre. Ustedes se han olvidado de la exhortación que Dios les dirige como a hijos suyos: Hijo mío, no desprecies la corrección del Señor, y cuando te reprenda, no te desalientes. Porque el Señor corrige al que ama y castiga a todo aquel que recibe por hijo. Si ustedes tienen que sufrir es para su corrección; porque Dios los trata como a hijos, y ¿hay algún hijo que no sea corregido por su padre? Es verdad que toda corrección, en el momento de recibirla, es motivo de tristeza y no de alegría; pero más tarde, produce frutos de paz y de justicia en los que han sido adiestrados por ella. Por eso, que recobren su vigor las manos que desfallecen y las rodillas que flaquean. Y ustedes, avancen por un camino llano, para que el rengo no caiga, sino que se cure. Busquen la paz con todos y la santificación, porque sin ella nadie verá al Señor. Estén atentos para que nadie sea privado de la gracia de Dios, y para que no brote ninguna raíz venenosa capaz de perturbar y contaminar a la comunidad.

11:26 a.m.


Bendice al Señor, alma mía, que todo mi ser bendiga a su santo Nombre; bendice al Señor, alma mía, y nunca olvides sus beneficios. Como un padre cariñoso con sus hijos, así es cariñoso el Señor con sus fieles; él conoce de qué estamos hechos, sabe muy bien que no somos más que polvo. Pero el amor del Señor permanece para siempre, y su justicia llega hasta los hijos y los nietos de aquellos que guardan su alianza y se acuerdan de cumplir sus ordenanzas.

11:26 a.m.


Jesús salió de allí y se dirigió a su pueblo, seguido de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, comenzó a enseñar en la sinagoga, y la multitud que lo escuchaba estaba asombrada y decía: "¿De dónde saca todo esto? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada y esos grandes milagros que se realizan por sus manos? ¿No es acaso el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago, de José, de Judas y de Simón? ¿Y sus hermanas no viven aquí entre nosotros?". Y Jesús era para ellos un motivo de tropiezo. Por eso les dijo: "Un profeta es despreciado solamente en su pueblo, en su familia y en su casa". Y no pudo hacer allí ningún milagro, fuera de curar a unos pocos enfermos, imponiéndoles las manos. Y él se asombraba de su falta de fe. Jesús recorría las poblaciones de los alrededores, enseñando a la gente.

11:26 a.m.


El Padre ha enviado al Verbo para manifestarle al mundo. Este Verbo fue despreciado por los suyos; pero por la predicación de los apóstoles las naciones paganas creyeron en él, El existía desde el principio (Jn 1,1), y se ha manifestado en una época concreta. Aunque sea antiguo, renace siempre nuevo en el corazón de los santos. Es proclamado Hijo en un eterno hoy (Sal. 2,7) Por él, la Iglesia se enriquece de una gracia que se abre y se acrecienta en los santos, les confiere la inteligencia espiritual, les desvela los misterios sagrados y les hace comprender los signos de los tiempos. La Iglesia se regocija en los creyentes: se ofrece a los que la buscan respetando los compromisos de la fe y los jalones puestos por los Padres. Desde ahora el temor de la Ley sugiere cantos de alabanza, se reconoce la gracia anunciada por los profetas, la fe evangélica es afianzada, la tradición de los apóstoles permanece intacta y la gracia de la iglesia salta de júbilo. Sí tú no dañas esta gracia, conocerás los secretos que el Verbo comunica a quien quiere y cuando él quiere... Si con empeño las atendéis y escucháis, sabréis qué bienes procura Dios a quienes lealmente le aman, cómo se convierten en un paraíso de deleites, produciendo en sí mismos un árbol fértil y frondoso, adornados de toda variedad de frutos. Porque en este lugar fue plantado el árbol de la ciencia y el árbol de la vida; (Gn 2,9)... Que tu corazón pues sea entero conocimiento, y que el Verbo de la verdad se haga tu vida. Si este árbol crece en ti y si deseas ardientemente su fruta, cosecharás siempre los mejores dones de Dios.