01/10/16

11:14 a.m.
Había un hombre de Ramataim, un sufita de la montaña de Efraím, que se llamaba Elcaná, hijo de Ierojám, hijo de Eliú, hijo de Toju, hijo de Suf, efraimita. El tenía dos mujeres: una se llamaba Ana y la otra Peniná. Peniná tenía hijos, pero Ana no tenía ninguno. Este hombre subía cada año desde su ciudad, para adorar y ofrecer sacrificios al Señor en Silo. Allí eran sacerdotes del Señor, Jofni y Pinjás, los dos hijos de Elí. El día en que Elcaná ofrecía su sacrificio, daba a su esposa Peniná, y a todos sus hijos e hijas, porciones de la víctima. Pero a Ana le daba una porción especial, porque la amaba, aunque el Señor la había hecho estéril. Su rival la afligía constantemente para humillarla, porque el Señor la había hecho estéril. Así sucedía año tras año cada vez que ella subía a la Casa del Señor, la otra la afligía de la misma manera. Entonces Ana se ponía a llorar y no quería comer. Pero Elcaná, su marido, le dijo: "Ana, ¿por qué lloras y no quieres comer? ¿Por qué estás triste? ¿No valgo yo para ti más que diez hijos?".

11:14 a.m.
¿Con qué pagaré al Señor todo el bien que me hizo? Alzaré la copa de la salvación e invocaré el nombre del Señor. Cumpliré mis votos al Señor en presencia de todo su pueblo. ¡Qué penosa es para el Señor la muerte de sus amigos! Yo, Señor, soy tu servidor, tu servidor, lo mismo que mi madre: por eso rompiste mis cadenas. tu servidor, lo mismo que mi madre: por eso rompiste mis cadenas. Te ofreceré un sacrificio de alabanza, e invocaré el nombre del Señor. Cumpliré mis votos al Señor, en presencia de todo su pueblo. en los atrios de la casa del Señor, en medio de ti, Jerusalén. ¡Aleluya!

11:14 a.m.
Después que Juan fue arrestado, Jesús se dirigió a Galilea. Allí proclamaba la Buena Noticia de Dios, diciendo: "El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia". Mientras iba por la orilla del mar de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que echaban las redes en el agua, porque eran pescadores. Jesús les dijo: "Síganme, y yo los haré pescadores de hombres". Inmediatamente, ellos dejaron sus redes y lo siguieron. Y avanzando un poco, vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban también en su barca arreglando las redes. En seguida los llamó, y ellos, dejando en la barca a su padre Zebedeo con los jornaleros, lo siguieron.

11:14 a.m.
El hombre contemporáneo camina hoy hacia el desarrollo pleno de su personalidad y hacia el descubrimiento y afirmación crecientes de sus derechos. Como a la Iglesia se ha confiado la manifestación del misterio de Dios, que es el fin último del hombre, la Iglesia descubre con ello al hombre el sentido de la propia existencia, es decir, la verdad más profunda acerca del ser humano. Bien sabe la Iglesia que sólo Dios, al que ella sirve, responde a las aspiraciones más profundas del corazón humano, el cual nunca se sacia plenamente con solos los alimentos terrenos. Sabe también que el hombre, atraído  sin cesar por el Espíritu¬ de Dios, nunca jamás será del todo indiferente ante el problema religioso, como los prueban no sólo la experiencia de los siglos pasados, sino también múltiples testimonios de nuestra época. Siempre deseará el hombre saber, al menos confusamente, el sentido de su vida, de su acción y de su muerte. La presencia misma de la Iglesia le recuerda al hombre tales problemas; pero es sólo Dios, quien creó al hombre a su imagen y lo redimió del pecado, el que puede dar respuesta cabal a estas preguntas, y ello por medio de la Revelación en su Hijo, que se hizo hombre. El que sigue a Cristo, Hombre perfecto, se perfecciona cada vez más en su propia dignidad de hombre. El Verbo de Dios, por quien todo fue hecho, se encarnó para que, Hombre perfec¬to, salvara a todos y recapitulara todas las cosas. El Señor es el fin de la historia humana, punto de convergen¬cia hacia el cual tienden los deseos de la historia y de la civilización, centro de la humanidad, gozo del corazón humano y plenitud total de sus aspiraciones.

1:35 a.m.
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           “Palabra de Esperanza” 
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 1° Domingo Tiempo Ordinario
Bautismo del Señor
El Evangelio de hoy
Lucas 3,15-16.21-22

Bautismo del Señor: En aquel tiempo, como el pueblo estaba a la expectativa y todos se preguntaban si Juan no sería el Mesías, él tomó la palabra y les dijo: “Yo los bautizo con agua, pero viene uno que es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de desatar la correa de sus sandalias; él los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego. Todo el pueblo se hacía bautizar, y también fue bautizado Jesús. Y mientras estaba orando, se abrió el cielo y el Espíritu Santo descendió sobre él en forma corporal, como una paloma. Se oyó entonces una voz del cielo: “Tú eres mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección”.

Reflexión:
El bautismo es el punto de partida de un camino de conversión que dura toda la vida… Cuando vamos a confesar nuestras debilidades, nuestros pecados, vamos a pedir perdón a Jesús… pero también vamos a renovar el bautismo con ese perdón. La confesión no es una sala de tortura, es una fiesta para celebrar el día del bautismo.
La palabra “bautismo” significa literalmente “inmersión”. “Este sacramento constituye una verdadera inmersión espiritual en la muerte de Cristo, de la que resurgimos con Él como nuevas criaturas. Es un baño de regeneración e iluminación. Regeneración porque actúa ese nacimiento del agua y del Espíritu sin el cual nadie puede entrar en el reino de los cielos. Iluminación, porque a través del bautismo, la persona se llena de la gracia de Cristo, luz verdadera que ilumina a todo hombre y disipa las tinieblas del pecado . En virtud de este don… el bautizado está llamado a convertirse él mismo en luz para los demás, especialmente para los que viven entre tinieblas y no ven ningún destello luminoso en el horizonte de sus vidas.
En el sacramento del bautismo se perdonan todos los pecados, el pecado original y todos los pecados personales, así como toda forma de castigo por el pecado. Con el bautismo se abre la puerta a una nueva forma de vida que no está oprimido por el peso de un pasado negativo y en la que resuena ya la belleza y la bondad del reino de los cielos.. Es una poderosa intervención de la misericordia de Dios en nuestras vidas, para salvarnos…
Yo no puedo bautizarme dos veces, tres o cuatro, pero sí puedo ir a confesarme y cuando lo hago renuevo la gracia del bautismo.
El Señor Jesús, que es tan bueno y nunca se cansa de perdonar me perdona. ¡Acordaos! El bautismo abre la puerta de la Iglesia… pero cuando la puerta se entrecierra un poco por nuestras debilidades y nuestros pecados, la confesión vuelve a abrirla porque es como un segundo bautismo que nos perdona todo y nos ilumina a ir adelante con la luz del Señor. Vayamos así, alegres. Porque la vida hay que vivirla con la alegría de Jesucristo y esta es una gracia del Señor.
(Papa Francisco).

Oración:
Señor Jesús, te entrego mis preocupaciones y cargas de este día, te suplico que me apartes de toda murmuración, de toda palabra de maledicencia que mis labios se vean tentados a pronunciar. Con tu gracia y tu bendición me basta para salir victorioso de todas trampas que quieren apartar mi corazón del tuyo. Te amo, confío en tus promesas. Amén.

Acción:
Hoy rezaré un Padrenuestro pidiendo por esos vecinos que andan inmersos en la murmuración. También cuidaré mi lengua para que yo no sea uno de ellos.
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            “Nuntium Verbi Dei  
“Mensaje de la palabra de Dios”
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Hermanos Franciscanos

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