10/23/16

11:44 p.m.

Por: H. Javier Castellanos LC | Fuente: www.missionkits.org

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

“El Señor es mi Pastor, nada me falta. En verdes praderas me hace reposar. Me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas.  Me conduce por el sendero justo, por el amor de su nombre. Aunque camine por cañadas oscuras nada temo porque Tú vas conmigo; tu vara y tu cayado me dan seguridad.  Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis adversarios. Me unges la cabeza con perfume y llenas mi copa hasta los bordes. Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término”. (Salmo 23)

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Juan 10, 11-16

En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos: “Yo soy el buen pastor. El buen pastor da la vida por sus ovejas. En cambio, el asalariado, el que no es el pastor ni el dueño de las ovejas, cuando ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; el lobo se arroja sobre ellas y las dispersa, porque a un asalariado no le importan las ovejas.

Yo soy el buen pastor, porque conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí, así como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre. Yo doy la vida por mis ovejas. Tengo además otras ovejas que no son de este redil y es necesario que las traiga también a ellas; escucharán mi voz y habrá un solo rebaño y un solo pastor.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.

Jesús, gracias por ser mi pastor. Y no sólo un pastor bueno, sino el mejor de todos, el Buen Pastor. Yo soy una oveja más en este redil, y sin embargo me has mirado con un amor particular.

Tú me conoces mucho mejor de lo que yo mismo me conozco. Tú sabes bien lo que hay dentro de mi corazón: todas mis ilusiones, alegrías y esperanzas, todas las dudas, miedos y dolores. Pero no es un conocimiento teórico el que tienes Tú, sino que conoces con Amor. Cada vez que me miras, cada vez que piensas en mí, lo haces amando, con un verdadero interés en mí, tal cual soy. Gracias, Jesús, por conocerme, haz que yo te conozca también con el mismo amor, con el mismo interés por Ti.

No sólo me conoces, sino que das tu vida entera por mí. Ante la realidad de mi pecado y mi miseria Tú no huyes. Más bien todo lo contrario: viniste al mundo para salvarme. Has muerto en la cruz por mí y con tu propia sangre me has lavado, haciéndome una creatura nueva. Gracias porque me has tomado en serio y lo has dado todo por mí.

¿Cómo puedo corresponder a tu amor? Al preguntarme esto, me doy cuenta de una tercera cualidad que tienes como pastor. Me has querido compartir el mayor deseo de tu corazón: llamar a todos los hombres, hacer un solo redil y conducirnos al Padre. Me muestras tu deseo para que yo lo haga propio. Concédeme pagarte colaborando en la misión. Ayúdame a llevar a muchas personas cerca de Ti para que descubran tu inmenso amor por cada alma.

“El verdadero pastor, el verdadero cristiano tiene este celo dentro: que nadie se pierda. Y por esto no tiene miedo de mancharse las manos. No tiene miedo. Va donde debe ir. Arriesga su vida, arriesga su fama, arriesga perder su comodidad, su estatus, también perder en la carrera eclesiástica, pero es buen pastor”, ha precisado. Y ha añadido que “también los cristianos deben ser así. Es muy fácil condenar a los otros, como hacían estos -los publicanos, los pecadores- es muy fácil, pero no es cristiano ¿eh? No es de hijos de Dios. El Hijo de Dios va al límite, da la vida, como la ha dado Jesús, por los otros”.
(Homilía de S.S. Francisco, 6 de noviembre de 2014).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Viviré mi trabajo con un entusiasmo especial, ofreciéndolo a Cristo como expresión de mi gratitud y amor.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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10:55 a.m.
Hermanos: Sean mutuamente buenos y compasivos, perdonándose los unos a los otros como Dios los ha perdonado en Cristo. Traten de imitar a Dios, como hijos suyos muy queridos. Practiquen el amor, a ejemplo de Cristo, que nos amó y se entregó por nosotros, como ofrenda y sacrificio agradable a Dios. En cuanto al pecado carnal y cualquier clase de impureza o avaricia, ni siquiera se los mencione entre ustedes, como conviene a los santos. Lo mismo digo acerca de las obscenidades, de las malas conversaciones y de las bromas groseras: todo esto está fuera de lugar. Lo que deben hacer es dar gracias a Dios. Y sépanlo bien: ni el hombre lujurioso, ni el impuro, ni el avaro -que es un idólatra- tendrán parte en la herencia del Reino de Cristo y de Dios. No se dejen engañar por falsas razones: todo eso atrae la ira de Dios sobre los que se resisten a obedecerle. No se hagan cómplices de los que obran así! Antes, ustedes eran tinieblas, pero ahora son luz en el Señor. Vivan como hijos de la luz.

10:55 a.m.
¡Feliz el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni se detiene en el camino de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los impíos, sino que se complace en la ley del Señor y la medita de día y de noche! El es como un árbol plantado al borde de las aguas, que produce fruto a su debido tiempo, y cuyas hojas nunca se marchitan: todo lo que haga le saldrá bien. No sucede así con los malvados: ellos son como paja que se lleva el viento. Porque el Señor cuida el camino de los justos, pero el camino de los malvados termina mal. 

10:55 a.m.
Un sábado, Jesús enseñaba en una sinagoga. Había allí una mujer poseída de un espíritu, que la tenía enferma desde hacía dieciocho años. Estaba completamente encorvada y no podía enderezarse de ninguna manera. Jesús, al verla, la llamó y le dijo: "Mujer, estás curada de tu enfermedad", y le impuso las manos. Ella se enderezó en seguida y glorificaba a Dios. Pero el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, dijo a la multitud: "Los días de trabajo son seis; vengan durante esos días para hacerse curar, y no el sábado". El Señor le respondió: "¡Hipócritas! Cualquiera de ustedes, aunque sea sábado, ¿no desata del pesebre a su buey o a su asno para llevarlo a beber? Y esta hija de Abraham, a la que Satanás tuvo aprisionada durante dieciocho años, ¿no podía ser librada de sus cadenas el día sábado?". Al oír estas palabras, todos sus adversarios se llenaron de confusión, pero la multitud se alegraba de las maravillas que él hacía.

10:55 a.m.
Hubo un tiempo en que yo no existía, y tú me creaste. No había pedido nada, y tú me hiciste. Todavía no había salido a la luz, y me viste. No había aparecido, y te compadeciste de mí. No te había invocado todavía, y te ocupaste de mí. No te había hecho ninguna señal con la mano, y me miraste. No te había suplicado nada, y te compadeciste de mí. No había articulado ningún sonido, y me comprendiste. No había todavía suspirado, y me escuchaste. Aún sabiendo lo que actualmente iba a ser, no me despreciaste. Habiendo considerado con tu mirada precavida las faltas que tengo por ser pecador, sin embargo, me modelaste. Y ahora, a mí que tú has creado, a mí que has salvado, a mí que he sido objeto de tanta solicitud por tu parte, que la herida del pecado, suscitado por el Acusador, ¡no me pierda para siempre!... Atada, paralizada, encorbada como la mujer que sufría, mi desdichada alma queda impotente para enderezarse. Bajo el peso del pecado, mira hacia el suelo, a causa de los duros lazos de Satán... Inclínate hacia mí, tú, el sólo Misericordioso, pobre árbol pensante que se cayó. A mí, que estoy seco, hazme florecer de nuevo en belleza y esplendor según las palabras divinas del santo profeta (Ez 17,22-24)... Tú, el sólo Protector, te pido quieras echar sobre mí una mirada surgida de la solicitud de tu amor indecible... y de la nada crearás en mí la misma luz. (cf Gn 1,3)

2:03 a.m.
Bloch-Sermon_On_The_Mount


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               *”Verbum Spei”*

        _”Palabra de Esperanza”_

       

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*30° Domingo Tiempo Ordinario*

*El Evangelio de hoy*

*Lucas 18, 9-14*
En aquel tiempo, Jesús dijo esta parábola sobre algunos que se tenían por buenos y despreciaban a los demás: 

«Dos hombres subieron al templo para orar: uno era fariseo y el otro, publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior: ‘Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos y adúlteros; tampoco soy como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todas mis ganancias’.

El publicano, en cambio, se quedó lejos y no se atrevía a levantar los ojos al cielo; lo único que hacía era golpearse el pecho diciendo: ‘Dios mío, apiádate de mí, que soy un pecador’.

Pues bien, yo les aseguro que éste bajó a su casa justificado y aquél no; porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».

*Reflexión:*

Dos personajes, dos actitudes. Dos formas de entender la relación con Dios. El fariseo se creía santo, por eso se sentía “separado” de otro.

Ponían todo su empeño en la recitación diaria de oraciones, ayunos y la práctica de la caridad.

El publicano tenía lo que le faltaba al fariseo: amor. Se quedó atrás, no se atrevía a entrar. Pero Dios no estaba lejos de él, sino cerca. No da gracias, sino que pide perdón. No se atrevía a levantar los ojos a Dios, porque se miraba a sí mismo y reconocía su miseria, pero confía en la misericordia de Dios. Una vez más Dios está en la miseria del hombre, para levantarle de la misma. 

El publicano se examinaba a sí mismo y descubría su enfermedad. Quiere curarse, por eso acude al único médico que puede vendarle y curarle tras aplicarle el medicamento: su gracia sanadora. No se trata aquí de caer en el maniqueísmo: hombre malo, hombre bueno. El fariseo se siente ya contento con lo que hace, se siente salvado con cumplir, pero esto no es suficiente. En el Salmo proclamamos que Dios está cerca de los atribulados. En realidad está cerca de todos, pero sólo puede entrar en aquellos que le invocan, porque El escucha siempre al afligido. Este es justificado y el fariseo no.

“Dios es misericordioso con todos”

*Oración:*

Padre lleno de amor, que nos iluminas con la luz de la Palabra para alcanzar la vida que nos tienes preparada desde antes de la creación del mundo, derrama sobre nosotros tu Espíritu Santo para que, atentos a esa Palabra, sigamos a tu Hijo llevando nuestra cruz, pero atentos a las necesidades de nuestros hermanos para que merezcamos ser partícipes de esa vida que él nos ha ganado en la cruz. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
*Acción:* 

Atento al llamado que Dios me hace a ser solidario con mis hermanos que sufren, dedicaré algo de mi tiempo o de mis bienes para socorrer las necesidades de algún hermano que lo requiera. 

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         *”Nuntium Verbi Dei”*   

_”Mensaje de la palabra de Dios”_

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