03/04/17

11:48 p.m.

Por: H. Hiram Galán LC | Fuente: www.missionkits.org

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Jesús, estoy cansado de esta absurda rutina que agobia mi tiempo. La búsqueda frenética de felicidad fuera de Ti, ha desgastado mis años. Ayúdame a reconocer que sólo en tu corazón descansará mi alma

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Mateo 4,1-11

En aquel tiempo, Jesús fue conducido por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el demonio. Pasó cuarenta días y cuarenta noches sin comer, y al final, sintió hambre. Entonces se le acercó el tentador y le dijo: "Si tu eres el Hijo de Dios, manda que estas piedras se conviertan en panes". Jesús Pero le respondió: Está escrito: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.

Entonces el diablo lo llevó a la ciudad santa, lo puso en la parte más alta del templo y le dijo: "Si eres el Hijo de Dios, échate para abajo, porque está escrito: Mandará a sus ángeles que te cuiden, y ellos te tomarán en sus manos, para que no tropiece tu pie en piedra alguna". Jesús le contestó: "También está escrito: No tentarás al Señor, tu Dios".

Después lo llevó el diablo a un monte muy alto y desde ahí le hizo ver la grandeza de todos los reinos del mundo y le dijo: "Te daré todo esto, si te postras y me adoras". Pero Jesús le replicó: "Retírate, Satanás, porque está escrito: "Adorarás al Señor, tu Dios, y a él solo servirás".

Entonces lo dejó el diablo, y se acercaron los ángeles para servirle.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.

En este pasaje se pueden ver las tres áreas en las que el enemigo del alma suele tentar al hombre y, sobre todo, nos enseña Jesús cuál debe ser nuestra respuesta ante estas tres dimensiones concupiscibles: Placer, poder, fideísmo.

Primero podemos decir que el hombre tiene necesidad de alimento, pero incluso teniendo esta necesidad es capaz de dominar sus instintos a través de la razón por un bien mayor. Por otro lado el deseo de poder es casi connatural en el hombre, va unido a sus primitivos instintos de dominación y supervivencia que buscan una seguridad humana... Y por el ultimo el fideísmo, que a través de un una fe falsa e irracional en algo o en alguien, busca calmar la voz de la conciencia que yace en lo profundo del corazón.

Evidentemente nuestro Señor Jesucristo quiso experimentar primero en su carne estas debilidades para mostrarnos que «Él ha vencido al mundo»; que en Él hemos sido sanados y tenemos la victoria. No importa cuál fuerte parezca el enemigo y sus tentaciones, Cristo es el Señor de la historia.

Tres tentaciones de Cristo. Tres tentaciones a las que el cristiano se enfrenta diariamente. Tres tentaciones que buscan degradar, destruir y sacar la alegría y la frescura del Evangelio. Que nos encierran en un círculo de destrucción y de pecado. Vale la pena que nos preguntemos: ¿Hasta dónde somos conscientes de estas tentaciones en nuestra persona, en nosotros mismos? ¿Hasta dónde nos hemos habituado a un estilo de vida que piensa que en la riqueza, en la vanidad y en el orgullo está la fuente y la fuerza de la vida? ¿Hasta dónde creemos que el cuidado del otro, nuestra preocupación y ocupación por el pan, el nombre y la dignidad de los demás son fuente de alegría y esperanza?.
(Homilía de S.S. Francisco, 14 de febrero de 2016).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Me desprenderé de alguna cosa material que aprecio, para beneficiar a otra persona y fortalecer mi voluntad.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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11:44 a.m.
El Señor Dios modeló al hombre con arcilla del suelo y sopló en su nariz un aliento de vida. Así el hombre se convirtió en un ser viviente. El Señor Dios plantó un jardín en Edén, al oriente, y puso allí al hombre que había formado. Y el Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles, que eran atrayentes para la vista y apetitosos para comer; hizo brotar el árbol del conocimiento del bien y del mal. La serpiente era el más astuto de todos los animales del campo que el Señor Dios había hecho, y dijo a la mujer: "¿Así que Dios les ordenó que no comieran de ningún árbol del jardín?". La mujer le respondió: "Podemos comer los frutos de todos los árboles del jardín. Pero respecto del árbol que está en medio del jardín, Dios nos ha dicho: "No coman de él ni lo toquen, porque de lo contrario quedarán sujetos a la muerte"». La serpiente dijo a la mujer: "No, no morirán. Dios sabe muy bien que cuando ustedes coman de ese árbol, se les abrirán los ojos y serán como dioses, conocedores del bien y del mal". Cuando la mujer vio que el árbol era apetitoso para comer, agradable a la vista y deseable para adquirir discernimiento, tomó de su fruto y comió; luego se lo dio a su marido, que estaba con ella, y él también comió. Entonces se abrieron los ojos de los dos y descubrieron que estaban desnudos. Por eso se hicieron unos taparrabos, entretejiendo hojas de higuera.

11:44 a.m.
¡Ten piedad de mí, Señor, por tu bondad, por tu gran compasión, borra mis faltas! ¡Lávame totalmente de mi culpa y purifícame de mi pecado! Porque yo reconozco mis faltas y mi pecado está siempre ante mí. contra ti, contra ti sólo pequé, lo que es malo a tus ojos yo lo hice. Por eso en tu sentencia tú eres justo, no hay reproche en el juicio de tus labios. Crea en mí, Dios mío, un corazón puro, y renueva la firmeza de mi espíritu. No me arrojes lejos de tu presencia ni retires de mí tu santo espíritu. Devuélveme la alegría de tu salvación, que tu espíritu generoso me sostenga: Abre mis labios, Señor, y mi boca proclamará tu alabanza.

11:44 a.m.
Hermanos: Por un solo hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y así la muerte pasó a todos los hombres, porque todos pecaron. En efecto, el pecado ya estaba en el mundo, antes de la Ley, pero cuando no hay Ley, el pecado no se tiene en cuenta. Sin embargo, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, incluso en aquellos que no habían pecado, cometiendo una transgresión semejante a la de Adán, que es figura del que debía venir. Pero no hay proporción entre el don y la falta. Porque si la falta de uno solo provocó la muerte de todos, la gracia de Dios y el don conferido por la gracia de un solo hombre, Jesucristo, fueron derramados mucho más abundantemente sobre todos. Tampoco se puede comparar ese don con las consecuencias del pecado cometido por un solo hombre, ya que el juicio de condenación vino por una sola falta, mientras que el don de la gracia lleva a la justificación después de muchas faltas. En efecto, si por la falta de uno solo reinó la muerte, con mucha más razón, vivirán y reinarán por medio de un solo hombre, Jesucristo, aquellos que han recibido abundantemente la gracia y el don de la justicia. Por consiguiente, así como la falta de uno solo causó la condenación de todos, también el acto de justicia de uno solo producirá para todos los hombres la justificación que conduce a la Vida. Y de la misma manera que por la desobediencia de un solo hombre, todos se convirtieron en pecadores, también por la obediencia de uno solo, todos se convertirán en justos.

11:44 a.m.
Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el demonio. Después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, sintió hambre. Y el tentador, acercándose, le dijo: "Si tú eres Hijo de Dios, manda que estas piedras se conviertan en panes". Jesús le respondió: "Está escrito: El hombre no vive solamente de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios". Luego el demonio llevó a Jesús a la Ciudad santa y lo puso en la parte más alta del Templo, diciéndole: "Si tú eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: Dios dará órdenes a sus ángeles, y ellos te llevarán en sus manos para que tu pie no tropiece con ninguna piedra". Jesús le respondió: "También está escrito: No tentarás al Señor, tu Dios". El demonio lo llevó luego a una montaña muy alta; desde allí le hizo ver todos los reinos del mundo con todo su esplendor, y le dijo: "Te daré todo esto, si te postras para adorarme". Jesús le respondió: "Retírate, Satanás, porque está escrito: Adorarás al Señor, tu Dios, y a él solo rendirás culto". Entonces el demonio lo dejó, y unos ángeles se acercaron para servirlo.

11:44 a.m.
De la misma manera que el deseo de la luz es propio de los ojos sanos, el deseo de la oración es propio del ayuno llevado con discernimiento. Cuando un hombre empieza a ayunar, desea que los pensamientos de su espíritu estén en comunión con Dios. En efecto, el cuerpo que ayuna no soporta dormir toda la noche sobre su cama. Cuando la boca del hombre ha sido sellada por el ayuno, éste medita en estado de compunción, su corazón ora, su rostro es grave, los malos pensamientos le abandonan; es enemigo de codicias y de vanas conversaciones. Nadie ha visto jamás a un hombre ayunar con discernimiento y estar sujeto a malos deseos. El ayuno llevado con discernimiento es como una gran mansión que acoge todo bien… Porque desde el principio se dio a nuestra naturaleza la orden de ayunar, para no comer el fruto del árbol (Gn 2,17), y es de allí que viene quien nos engaña… Es también por él que comenzó nuestro Salvador, cuando fue revelado al mundo en el Jordán. En efecto, después del bautismo, el Espíritu le condujo al desierto, donde ayunó cuarenta días y cuarenta noches. Todos los que desean seguirle hacen lo mismo desde entonces: es sobre este fundamento que comienzan su combate, porque esta arma ha sido forjada por Dios… Y cuando ahora el diablo ve esta arma en la mano del hombre, este adversario y tirano se pone a temblar. Piensa inmediatamente en la derrota que el Salvador le infligió en el desierto, se acuerda de ella, y su poder se siente quebrado. Desde el momento en que ve el arma que nos dio el que nos lleva al combate, se consume. ¿Hay un arma más poderosa que el ayuno y que avive tanto el corazón en la lucha contra los espíritus del mal?