06/04/17

11:23 p.m.

Por: H. Hiram Galán LC | Fuente: www.missionkits.org

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, estoy cansado del camino; la lucha por vivir en la verdad me desgaste e incluso me hace doblegarme ante la presión social. Renueva mi corazón con tu amor y dame la fuerza para seguir tu camino.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Lectura del santo Evangelio según san Marcos 12, 1-12

En aquel tiempo, Jesús comenzó a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes, a los escribas y a los ancianos y les dijo:

"Un hombre plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó un lagar, construyó una torre para el vigilante, se la alquiló a unos viñadores y se fue de viaje al extranjero.

A su tiempo, les envió a los viñadores a un criado para recoger su parte del fruto de la viña. Ellos se apoderaron de él, lo golpearon y lo devolvieron sin nada. Les envió otro criado, pero ellos lo descalabraron y lo insultaron. Volvió a enviarles a otro y lo mataron. Les envió otros muchos y los golpearon o los mataron.

Ya sólo le quedaba por enviar a uno, su hijo querido, y finalmente también se lo envió, pensando: 'A mi hijo sí lo respetarán'. Pero al verlo llegar, aquellos viñadores se dijeron: 'Éste es el heredero; vamos a matarlo y la herencia será nuestra'. Se apoderaron de él, lo mataron y arrojaron su cuerpo fuera de la viña.

"¿Qué hará entonces el dueño de la viña? Vendrá y acabará con esos viñadores y dará la viña a otros. ¿Acaso no han leído en las Escrituras: La piedra que desecharon los constructores es ahora la piedra angular. Esto es obra de la mano del Señor, es un milagro patente?".

Entonces los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos, quisieron apoderarse de Jesús, porque se dieron cuenta de que por ellos había dicho aquella parábola, pero le tuvieron miedo a la multitud, dejaron a Jesús y se fueron de ahí.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Creo que todos hemos experimentado rabia y coraje al escuchar este pasaje. En verdad creemos que esos viñadores merecerían haber sido castigados por Dios. Es más, que hubieran muerto en ese mismo momento. Que la desgracia cayera sobre sus hogares y familias por malvados.

Esto se debe a que somos hipersensibles ante las injusticias. Y no está mal, pero no debemos seguir nuestra tendencia natural que busca una venganza justiciera, que nos convierte, casi instantáneamente, en jueces.

Que lejos está nuestro pensamiento del pensamiento de Dios. Nuestro actuar del actuar de Dios. Cuántas veces después de haber caído en lo más bajo, de ensuciar nuestra dignidad de templos del Espíritu santo, Dios no sólo no se venga, sino que además, el Padre de las Misericordias nos recibe con los brazos abiertos; nos dignifica una vez más revistiéndonos con nuevas ropas y nos llena de nuevas fuerzas para no sucumbir más en el fango del pecado.

Ayúdanos, Señor, a que la experiencia de tu Amor misericordioso, que cubre nuestro pecado y nuestras miserias, nos permita tener un corazón compasivo y misericordioso con nuestros hermanos.

"Olvidar a Dios que nos ha creado, que nos ha hecho crecer, que nos ha acompañado en la vida: esta es la desilusión de Dios. Muchas veces en el Evangelio, Jesús en las parábolas, habla de ese hombre que hace una viña y después fracasa, porque los trabajadores quieren tomarla para ellos. En el corazón del hombre, siempre está esta inquietud: no está satisfecho de Dios, del amor fiel. Y así el corazón del hombre está siempre inclinado hacia la infidelidad: esta es la tentación."
(Homilía de S.S. Francisco, 30 de marzo de 2017, en santa Marta).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Buscare acércame aquella persona con la que fui intransigente o duro de juicio.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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10:50 a.m.
Yo, Tobit, seguí los caminos de la verdad y de la justicia todos los días de mi vida. Hice muchas limosnas a mis hermanos y a mis compatriotas deportados conmigo a Nínive, en el país de los Asirios. Durante el reinado de Asaradón regresé a mi casa y me devolvieron a mi mujer Ana y a mi hijo Tobías. En nuestra fiesta de Pentecostés, que es la santa fiesta de las siete Semanas, me prepararon una buena comida y yo me dispuse a comer. Cuando me encontré con la mesa llena de manjares, le dije a mi hijo Tobías: "Hijo mío, ve a buscar entre nuestros hermanos deportados en Nínive a algún pobre que se acuerde de todo corazón del Señor, y tráelo para que comparta mi comida. Yo esperaré hasta que tú vuelvas". Tobías salió a buscar a un pobre entre nuestros hermanos, pero regresó, diciéndome: "¡Padre!". Yo le pregunté: "¿Qué pasa, hijo?". Y él agregó: "Padre, uno de nuestro pueblo ha sido asesinado: lo acaban de estrangular en la plaza del mercado, y su cadáver está tirado allí". Entonces me levanté rápidamente y, sin probar la comida, fui a retirar el cadáver de la plaza, y lo deposité en una habitación para enterrarlo al atardecer. Al volver, me lavé y me puse a comer muy apenado, recordando las palabras del profeta Amós contra Betel: "Sus fiestas se convertirán en duelo y todos sus cantos en lamentaciones". Y me puse a llorar. A la caída del sol, cavé una fosa y enterré el cadáver. Mis vecinos se burlaban de mi, diciendo: "¡Todavía no ha escarmentado! Por este mismo motivo ya lo buscaron para matarlo. ¡Apenas pudo escapar, y ahora vuelve a enterrar a los muertos!".

10:50 a.m.
Feliz el hombre que teme al Señor y se complace en sus mandamientos. Su descendencia será fuerte en la tierra: la posteridad de los justos es bendecida. En su casa habrá abundancia y riqueza, generosidad permanecerá para siempre. Para los buenos brilla una luz en las tinieblas: es el Bondadoso, el Compasivo y el Justo. Dichoso el que se compadece y da prestado, y administra sus negocios con rectitud. El justo no vacilará jamás, su recuerdo permanecerá para siempre.

10:50 a.m.
Jesús se puso a hablarles en parábolas: "Un hombre plantó una viña, la cercó, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia. Después la arrendó a unos viñadores y se fue al extranjero. A su debido tiempo, envió a un servidor para percibir de los viñadores la parte de los frutos que le correspondía. Pero ellos lo tomaron, lo golpearon y lo echaron con las manos vacías. De nuevo les envió a otro servidor, y a este también lo maltrataron y lo llenaron de ultrajes. Envió a un tercero, y a este lo mataron. Y también golpearon o mataron a muchos otros. Todavía le quedaba alguien, su hijo, a quien quería mucho, y lo mandó en último término, pensando: 'Respetarán a mi hijo'. Pero los viñadores se dijeron: 'Este es el heredero: vamos a matarlo y la herencia será nuestra'. Y apoderándose de él, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña. ¿Qué hará el dueño de la viña? Vendrá, acabará con los viñadores y entregará la viña a otros. ¿No han leído este pasaje de la Escritura: La piedra que los constructores rechazaron ha llegado a ser la piedra angular: esta es la obra del Señor, admirable a nuestros ojos?". Entonces buscaban la manera de detener a Jesús, porque comprendían que esta parábola la había dicho por ellos, pero tenían miedo de la multitud. Y dejándolo, se fueron.

10:50 a.m.
[Santa Catalina oyó que Dios le decía]: «Toda criatura dotada de razón posee en sí misma una viña. Que es la viña de su alma. La voluntad, a través del libre albedrío, es el viñador durante el tiempo de su vida; pasado este tiempo no puede hacer en su viña ya ningún trabajo, sea bueno o sea malo, sino que es durante la vida que puede cultivar su viña a la que yo mismo la he enviado. Este cultivador de su alma ha recibido de mí un fuerza tal que no hay demonio ni otra criatura alguna que se la pueda quitar si él mismo se opone a ello. Es en el bautismo que ha recibido esta fuerza, al mismo tiempo que la espada del amor a la virtud y del odio al pecado. Es por este amor y este odio, por amor a vosotros y por odio al pecado que ha muerto mi Hijo único, derramando por vosotros toda su sangre. Y es este amor a la virtud y este odio al pecado que encontráis en el santo bautismo que os devuelve la vida por la fuerza de su sangre... «Arrancad, pues, las malas hierbas de los pecados mortales y plantad virtudes..., arrepentíos, tened repugnancia del pecado y coged el amor a la virtud; es entonces cuando recibiréis los frutos de la sangre de mi Hijo. No podréis recibirlos si no os disponéis para llegar a ser buenos sarmientos unidos a la vid, pues mi Hijo ha dicho: «Yo soy la verdadera vid, mi Padre es el viñador, y vosotros los sarmientos» (Jn 15, 1.5). Esto es verdad. Soy yo mismo que soy el viñador, puesto que toda cosa que posee el ser ha venido y viene de mi. Mi poder es insondable y es a través de mi poder y mi fuerza que gobierno todo el universo, de tal manera que no se hace ni se ordena nada que no sea por mí. Sí, yo soy el viñador; soy yo quien ha plantado la verdadera vid, mi Hijo único, en la tierra de vuestra humanidad para que vosotros, los sarmientos, unidos a esta vid, deis mucho fruto».

2:55 a.m.
Bloch-Sermon_On_The_Mount


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               *”Verbum Spei”*

        _”Palabra de Esperanza_

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*Domingo de Pentecostés*

*El Evangelio de hoy*

*Juan 20 19-23*
Al anochecer del día de la resurrección estando cerradas las puertas de la casa donde se hallaban los discípulos por miedo a los judíos se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: «La paz esté con ustedes». Dicho esto les mostró sus manos y el costado.

Cuando los discípulos vieron al Señor se llenaron de alegría. De nuevo les dijo Jesús: «La paz esté con ustedes. Como el Padre me ha enviado así también los envío yo».

Después de decir esto sopló sobe ellos y les dijo: «Reciban el Espíritu Santo; a los que les perdonen los pecados les quedarán perdonados; y a los que no se los perdonen les quedarán sin perdonar».

*Reflexión:*

Dejemos que el Espíritu renueve nuestros corazones, encienda su luz en nosotros, que penetre en nuestra alma y sea nuestro consuelo, que nos enriquezca y llene nuestro vacío, que nos envíe su aliento para vencer el pecado. Los dones que nos regala son actuales. El don de sabiduría nos capacita para distinguir la realidad de la fantasía, nos hace encontrar el secreto de la felicidad: la entrega total a Dios. La inteligencia nos ayuda a distinguir los signos de los tiempos y aceptar los cambios necesarios. El consejo nos da la posibilidad de descubrir cuál es el buen camino que hay que seguir. La piedad nos ayuda a vivir la espiritualidad y nos aleja del materialismo. La ciencia nos permite descubrir cómo son las cosas, aunque no nos dé el sentido último de las mismas que nos viene por la de. El temor de Dios, entendido como debe ser, nos hace realizar por amor lo que Dios espera de nosotros. La fortaleza es necesaria para asumir compromisos auténticos sin miedo al mañana. Jesús nos da las arras del Espíritu, que son una garantía de la vida eterna que nos promete. En la antigüedad las arras daban fe cuando se hacía un negocio de que lo prometido se iba a cumplir. Siéntete enviado por Jesús a anunciar la Buena Nueva, con la ayuda del Espíritu Santo, para conseguir de verdad la vida eterna.

*Oración:*

Ven, Espíritu creador, visita nuestras vidas y llena con tu gracia los corazones que Tú mismo has creado. Enciende con tu luz nuestros sentidos, infunde tu amor en nuestros corazones, y con tu auxilio da fuerza a nuestros cuerpos. Amén.
*Acción:*

Pidamos hoy la gracia de recibir con más fuerza en nuestra vida al Espíritu Santo, el Don de Dios. Pidamos también los tres dones que vienen siempre con Él: la verdadera paz, la profunda alegría, la auténtica misión.

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         *”Nuntium Verbi Dei”*   

_”Mensaje de la palabra de Dios”_

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