12/01/16

11:42 p.m.

Por: H. Cristian Gutiérrez LC | Fuente: www.missionkits.org

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Creo, Señor, que estás presente en este momento. Sé que quieres estar conmigo y yo también deseo acompañarte. Señor, enséñame a orar. Gracias por todos los dones que me concedes siempre sin yo merecerlo. Aumenta mi fe, mi esperanza y mi caridad. Permíteme en este rato conocerte y amarte un poco más. Llena mi corazón de celo por la salvación de las almas y la extensión de tu Reino.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Mateo 9, 27-31

Cuando Jesús salía de Cafarnaúm, lo siguieron dos ciegos, que gritaban: "¡Hijo de David, compadécete de nosotros!". Al entrar Jesús en la casa, se le acercaron los ciegos y Jesús les preguntó: "¿Creen que puedo hacerlo?". Ellos le contestaron: "Sí, Señor". Entonces les tocó los ojos, diciendo: "Que se haga en ustedes conforme a su fe". Y se les abrieron los ojos. Jesús les advirtió severamente: "Que nadie lo sepa". Pero ellos, al salir, divulgaron su fama por toda la región.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.

Antes de meditar en el pasaje de hoy conviene recordar que estoy ya en el periodo de preparación para tu venida a mi alma. Las recomendaciones que me das en la Liturgia son los mejores medios para prepararme bien. Al fin y al cabo nadie puede prepararte mejor el lugar que quieres sino Tú mismo, claro que con mi ayuda y por ello pones a mi disposición estos consejos.

Puedo tomar un medio para seguir en este camino de adviento. Es el medio de la oración. Una oración perseverante y con fe.

Contemplo a estos dos ciegos que sin verte te siguen e insisten en su petición. Es una muy buena imagen de la oración. Esa oración en la que a veces me tengo que lanzar a ciegas pues no te veo ni te siento. Una oración sacudida por una desgracia familiar, una rutina incrustada en mi vida o incluso un buen momento de bienestar en el que me olvido de Ti. Sin embargo, dame la gracia de continuar siguiéndote aunque me cueste y no te vea. Creer que sigues allí y me puedes obtener lo que pido.

Este Evangelio es imagen de la oración perseverante. Los ciegos insisten y no se cansan de gritar todo el camino la misma frase. Que tampoco yo me canse de hacer mis peticiones, aunque sean las mismas y pareciera que no escucharas. Sí me escuchas pero quieres que te siga con perseverancia. Perseverar en la oración es un buen medio en este adviento.

Señor, que mi oración este llena de fe en Ti para que te permita actuar en mi vida. Pero la fe no es sólo creer en Ti y saber que existes. La fe no es algo inerte que Tú me das y basta. La fe es reconocer tu poder y tu amor y dejarte actuar según este amor y este poder. La fe es una virtud que se ejercita en actos concretos, por eso, Señor, te pido que aumentes mi fe.

«Qué fácil y equivocado es creer que la vida depende de lo que se posee, del éxito o la admiración que se recibe; que la economía consiste sólo en el beneficio y el consumo; que los propios deseos individuales deben prevalecer por encima de la responsabilidad social. Mirando sólo a nuestro yo, nos hacemos ciegos, apagados y replegados en nosotros mismos, vacíos de alegría y vacíos de libertad. ¡Es algo tan feo!»
(Homilía de S.S. Francisco, 4 de marzo de 2016).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy procuraré repetir esta jaculatoria durante el día: «Señor creo en Ti, pero aumenta mi fe».

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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11:29 a.m.
Así habla el Señor: ¿No falta poco, muy poco tiempo, para que Líbano se vuelva un vergel y el vergel parezca un bosque? Aquel día, los sordos oirán las palabras del libro, y verán los ojos de los ciegos, libres de tinieblas y oscuridad. Los humildes de alegrarán más y más en el Señor y los más indigentes se regocijarán en el Santo de Israel. Porque se acabarán los tiranos, desaparecerá el insolente, y serán extirpados los que acechan para hacer el mal, los que con una palabra hacen condenar a un hombre, los que tienden trampas al que actúa en un juicio, y porque sí no más perjudican al justo. Por eso, así habla el Señor, el Dios de la casa de Jacob, el que rescató a Abraham: En adelante, Jacob no se avergonzará ni se pondrá pálido su rostro. Porque, al ver lo que hago en medio de Ël, proclamarán que mi Nombre es santo, proclamarán santo al Santo de Jacob y temerán al Dios de Israel. Los espíritus extraviados llegarán a entender y los recalcitrantes aceptarán la enseñanza.

11:29 a.m.
El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es el baluarte de mi vida, ¿ante quién temblaré? Una sola cosa he pedido al Señor, y esto es lo que quiero: vivir en la Casa del Señor todos los días de mi vida, para gozar de la dulzura del Señor y contemplar su Templo. Yo creo que contemplaré la bondad del Señor en la tierra de los vivientes. Espera en el Señor y sé fuerte; ten valor y espera en el Señor.

11:29 a.m.
Cuando Jesús se fue, lo siguieron dos ciegos, gritando: "Ten piedad de nosotros, Hijo de David". Al llegar a la casa, los ciegos se le acercaron y él les preguntó: "¿Creen que yo puedo hacer lo que me piden?". Ellos le respondieron: "Sí, Señor". Jesús les tocó los ojos, diciendo: "Que suceda como ustedes han creído". Y se les abrieron sus ojos. Entonces Jesús los conminó: "¡Cuidado! Que nadie lo sepa". Pero ellos, apenas salieron, difundieron su fama por toda aquella región.

11:29 a.m.
¡Busquemos al único que nos puede devolver la libertad, sigámosle sin parar, con todo nuestro deseo, él cuya belleza toca los corazones, él que los atrae hacia su amor y los une a él para siempre! Sí, por medio de nuestras acciones corramos  todos hacia él. No nos dejemos vencer por nadie ni engañarnos por nadie, ni distraernos por nadie en nuestra búsqueda. Sobretodo, no digamos que Dios no manifiesta su presencia a los hombres. No digamos que a los hombres es imposible ver la luz de Dios....ni siquiera que es imposible verlo hoy. Gracias a Dios, nunca ha sido imposible, a condición de desearlo de veras. ¡Démonos cuenta cuál es la belleza de nuestro Maestro! No cerremos los ojos de nuestro corazón fijándolos en las realidades mundanas. Sí, que las preocupaciones por las cosas de este mundo no nos hagan esclavos de la gloria humana, hasta tal punto de abandonar a aquel que es la luz de la vida eterna. ¡Caminemos, juntos hacia él, con un solo corazón, un solo espíritu, una sola alma! Humildemente clamemos a él, nuestro Maestro bueno, nuestro Señor misericordioso, él que es el “único amigo de los hombres” (Sab 1,6) ¡Busquémosle porque se nos revelará, aparecerá, se manifestará, él que es nuestra esperanza!

12:42 a.m.
Bloch-Sermon_On_The_Mount


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               *”Verbum Spei”*

        _”Palabra de Esperanza”_

       

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*1er Jueves Adviento*

*El Evangelio de hoy*

*Mateo 7, 21. 24-27*
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No todo el que me diga ‘¡Señor, Señor!‘, entrará en el Reino de los cielos, sino el que cumpla la voluntad de mi Padre, que está en los cielos.

El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica, se parece a un hombre prudente, que edificó su casa sobre roca. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos y dieron contra aquella casa; pero no se cayó, porque estaba construida sobre roca.

El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica, se parece a un hombre imprudente, que edificó su casa sobre arena. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos, dieron contra aquella casa y la arrasaron completamente”.

*Reflexión:*

El Reino de los cielos se construye obedeciendo la Palabra de Dios.

¿De qué nos sirve que Jesús nos haya dejado su Palabra si no la conocemos o si aún conociéndola no estamos interesados en obedecerla? Ciertamente no toda la Palabra de Dios es fácil de vivir, sin embargo, aún ésta es necesaria si verdaderamente queremos que el Reino de los cielos se haga una realidad en nuestras vidas.

El tiempo de Adviento nos invita, no sólo a profundizar en la Palabra, sino a buscar la forma de que ésta se haga una realidad en nuestra vida. No nos permitamos construir sobre la arena. Esfuérzate hoy por poner en práctica algo de la Palabra de Dios, la casa se construye de ladrillo en ladrillo. 

(Evangelización Activa).

*Oración:*

Señor Jesús, tuyo soy, para Ti nací, ¿qué quieres de mí en este día? Me pongo totalmente en tus manos. Me pongo delante de tu cruz, en este rato de oración. Esa cruz que simboliza tu donación y entrega total a la voluntad de tu Padre. Y del mismo modo, hoy, me pongo en tus manos. Haz en mí lo que quieras. Amén.
Acción

Hoy voy a dedicar un rato de oración y leeré con tranquilidad el salmo 30. Reflexionaré en que este salmo es cómo Tú, Jesús: viviste la voluntad del Padre y es a lo que me llamas.

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         *”Nuntium Verbi Dei”*   

_”Mensaje de la palabra de Dios”_

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Hermanos Franciscanos

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