
Por ti he soportado afrentas y la vergüenza cubrió mi rostro; me convertí en un extraño para mis hermanos, fui un extranjero para los hijos de mi madre: porque el celo de tu Casa me devora, y caen sobre mí los ultrajes de los que te agravian. La vergüenza me destroza el corazón, y no tengo remedio. Espero compasión y no la encuentro, en vano busco un consuelo: Y no tengo remedio. Espero compasión y no la encuentro, en vano busco un consuelo: pusieron veneno en mi comida, y cuando tuve sed me dieron vinagre. Así alabaré con cantos el nombre de Dios, y proclamaré su grandeza dando gracias; que lo vean los humildes y se alegren, que vivan los que buscan al Señor: porque el Señor escucha a los pobres y no desprecia a sus cautivos.
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