Ártículos Más Recientes

11:26 a.m.


Queridos hermanos: Exhorto a los presbíteros que están entre ustedes, siendo yo presbítero como ellos y testigo de los sufrimientos de Cristo y copartícipe de la gloria que va a ser revelada. Apacienten el Rebaño de Dios, que les ha sido confiado; velen por él, no forzada, sino espontáneamente, como lo quiere Dios; no por un interés mezquino, sino con abnegación; no pretendiendo dominar a los que les han sido encomendados, sino siendo de corazón ejemplo para el Rebaño. Y cuando llegue el Jefe de los pastores, recibirán la corona imperecedera de gloria.

11:26 a.m.


El Señor es mi pastor, nada me puede faltar. El me hace descansar en verdes praderas, me conduce a las aguas tranquilas Él me hace descansar en verdes praderas. me conduce a las aguas tranquilas y repara mis fuerzas. Me guía por el recto sendero, por amor de su Nombre. y repara mis fuerzas; me guía por el recto sendero, por amor de su Nombre. Aunque cruce por oscuras quebradas, no temeré ningún mal, porque Tú estás conmigo: tu vara y tu bastón me infunden confianza. Tú preparas ante mí una mesa, frente a mis enemigos; unges con óleo mi cabeza y mi copa rebosa. Tu bondad y tu gracia me acompañan a lo largo de mi vida; y habitaré en la Casa del Señor, por muy largo tiempo.

11:26 a.m.


Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: "¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?". Ellos le respondieron: "Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas". "Y ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy?". Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo". Y Jesús le dijo: "Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo. Y yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo".

11:26 a.m.


…………Pedro debía ser depositario de las llaves de la Iglesia o, mejor dicho, de las llaves del cielo y se le confiaría un numeroso pueblo. ¿Qué le dice el Señor? “Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo” (Mt 16,19). Ya que Pedro tenía un carácter un poco abrupto, si no hubiera cometido pecado, ¿qué perdón los discípulos hubieran recibido de su parte? Por esta razón, la gracia divina lo ha dejado caer en falta, para que su propia prueba lo hiciera benévolo hacia los otros. ¿Ves cómo Dios puede dejar caer alguien en el pecado? Ese Pedro, el corifeo de los apóstoles, el fundamento inquebrantable. Ese Pedro que había dicho a Cristo “Aunque tenga que morir contigo, jamás te negaré” (Mt 26,35). Pedro que por revelación divina había confesado la verdad: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo” (Mt 16,16). (…) Cómo fue dicho, Dios así dispuso y permitió que Pedro pecara porque tenía en vista confiarle un numeroso pueblo y temía que su rudeza, junto con su impecabilidad, lo rindieran sin piedad hacia sus propios hermanos. Sucumbió al pecado para que al recuerdo de su propia falta y de la bondad del Señor, pudiera testimoniar delante de otros de una gracia de filantropía, según el designio divino concebido por Dios. La caída fue permitida en quien se vería confiar la Iglesia, la columna de las Iglesias, la puerta de la fe. La caída fue permitida a Pedro, doctor del universo, para que l perdón permaneciera fundamento del amor a lo otros.

11:26 a.m.


Y Dios siguió diciendo a Noé y a sus hijos: "Además, yo establezco mi alianza con ustedes, con sus descendientes, y con todos los seres vivientes que están con ustedes: con los pájaros, el ganado y las fieras salvajes; con todos los animales que salieron del arca, en una palabra, con todos los seres vivientes que hay en la tierra. Yo estableceré mi alianza con ustedes: los mortales ya no volverán a ser exterminados por las aguas del Diluvio, ni habrá otro Diluvio para devastar la tierra". Dios añadió: "Este será el signo de la alianza que establezco con ustedes, y con todos los seres vivientes que los acompañan, para todos los tiempos futuros: yo pongo mi arco en las nubes, como un signo de mi alianza con la tierra. Cuando cubra de nubes la tierra y aparezca mi arco entre ellas, me acordaré de mi alianza con ustedes y con todos los seres vivientes, y no volverán a precipitarse las aguas del Diluvio para destruir a los mortales.

Hermanos Franciscanos

Formulario de contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *

Con tecnología de Blogger.