8° Sábado Tiempo Ordinario

🔹🔹🔹🔹🔹🔹🔹🔹🔹🔹
“Verbum Spei”
“Palabra de Esperanza”
🔸🔸🔸🔸🔸🔸🔸🔸🔸🔸
8° Sábado Tiempo Ordinario
El Evangelio de hoy
Marcos 11, 27-33.
En aquel tiempo, llegaron de nuevo a Jerusalén. Mientras Jesús caminaba por el Templo, los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos se acercaron a él y le dijeron: “¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿O quién te dio autoridad para hacerlo?”.
Jesús les respondió: “Yo también quiero hacerles una sola pregunta. Si me responden, les diré con qué autoridad hago estas cosas.
Díganme: el bautismo de Juan, ¿venía del cielo o de los hombres?”.
Ellos se hacían este razonamiento: “Si contestamos: ‘Del cielo’, él nos dirá: ‘¿Por qué no creyeron en él?’.
¿Diremos entonces: “De los hombres’?”. Pero como temían al pueblo, porque todos consideraban que Juan había sido realmente un profeta, respondieron a Jesús: “No sabemos”. Y él les respondió: “Yo tampoco les diré con qué autoridad hago estas cosas”.
Reflexión
Los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos son hombres habían visto sus milagros, pero no pueden reconocerle. Mientras que todo el pueblo acude a Él y los enfermos vuelven curados. Y sin embargo, sus oídos están sordos, y la luz que a todos ilumina y sana, parece, en su caso, haberles cegado.
No reconocerán su poder, ni su autoridad, pero lo más grave es que tampoco verán su amor y su bondad. La razón la profetiza el mismo Jesús: diciendo ustedes no quieren venir a mí para tener vida.
Nadie puede venir a mí, si el Padre que me ha enviado no lo atrae. A los hombres nos cuesta reconocer el derecho que Dios tiene a ser el dueño de nuestras vidas y a meterse en nuestros asuntos. Como sucedía con los escribas, celosos de su propia autoridad, no permitimos a Jesús entrar en ciertos espacios de nuestra vida, sin darnos cuenta que con esta actitud impedimos al Señor su acción. Porque Él se adapta a nuestra libertad, y sólo puede hacernos más felices si renovamos nuestra fe, si acudimos a la oración humilde del que se siente necesitado, y si confiamos en que su gracia y poder divinos unidos a nuestras pobres fuerzas pueden lograr lo que deseamos de corazón.
Oración:
Señor Jesús, abre mi mente y, sobre todo mi corazón, para descubrir el tesoro de mi fe en tu Evangelio. Ayúdame a creer, aunque me duela, porque implique el que tenga que cambiar mi modo de pensar, mis ideas, donde me he acomodado para evadir toda exigencia. Amén.
Acción
Reflexionar diariamente si mi oración de cada día me acerca al Padre y a Jesús.
🔹🔹🔹🔹🔹🔹🔹🔹🔹🔹
“Nuntium Verbi Dei
“Mensaje de la palabra de Dios”
🔸🔸🔸🔸🔸🔸🔸🔸🔸🔸
