Domingo de Pentecostés

1:04 a.m.
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                  “Verbum Spei”     
           “Palabra de Esperanza” 
       
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Domingo de Pentecostés
El Evangelio de hoy
Juan 14, 15-16. 23-26

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Si me aman, cumplirán mis mandamientos; yo le rogaré al Padre y él les dará otro Paráclito para que esté siempre con ustedes, el Espíritu de la verdad.
El que me ama, cumplirá mi palabra y mi Padre lo amará y vendremos a él y haremos en él nuestra morada. El que no me ama no cumplirá mis palabras. Y la palabra que están oyendo no es mía, sino del Padre, que me envió.
Les he hablado de esto ahora que estoy con ustedes; pero el Paráclito, el Espíritu Santo que mi Padre les enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les recordará todo cuanto yo les he dicho”.

Reflexión:
En el día de Pentecostés, el Espíritu Santo descendió con potencia sobre los apóstoles; de este modo comenzó la misión de la Iglesia en el mundo. Jesús mismo había preparado a los once para esta misión al aparecérseles en varias ocasiones después de la Resurrección.
Para un cristiano, todos los días deben ser Pentecostés. Sí, porque el Espíritu de Jesús es el que nos hace ser cristianos, el Espíritu de Jesús debe ser la vida de nuestra vida espiritual. Todos los días debemos abrir nuestro corazón al Espíritu, debemos pedirle que no nos falte nunca por dentro, porque, de lo contrario, nuestra vida será una vida espiritualmente vacía y estéril. Una sociedad que no esté movida por el Espíritu Santo será siempre una sociedad desigual y radicalmente injusta, en la que no tendrán lugar ni los más pobres, ni los más enfermos, ni los menos afortunados. Una sociedad que no esté movida por el Espíritu Santo será siempre una sociedad antievangélica y anticristiana. Los discípulos de Jesús debemos levantarnos cada día invocando al Espíritu, al Espíritu del Resucitado, y abriéndole las puertas y las ventanas de nuestra alma para que nos llene de su luz y de su fuerza.
Para que podamos así vivir siempre en un Pentecostés inacabado.

Oración:
¡Ven Espíritu Santo, llena nuestros corazones, enciende en nuestras almas el fuego de tu amor y renueva la faz de la tierra! Ven Espíritu de Dios, ven Espíritu de Luz, y penetra en nuestras almas, ven dulce Huésped divino, ven dentro de nuestro corazón; sé fuente de Vida y del mayor consuelo, eres brisa, eres gozo que enjuga nuestras lágrimas y nos reconforta en nuestros duelos. Amén.

Acción:
Hoy buscaré, ser la lengua del Espíritu, entre mis hermanos, y mostraré, la bondad, la justicia misericordiosa, la verdad y el amor entre ellos. 
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            “Nuntium Verbi Dei  
“Mensaje de la palabra de Dios”
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