Ártículos Más Recientes

11:24 p.m.
Del santo Evangelio según san Lucas 10, 25-37

Se levantó un legista, y dijo para ponerle a prueba: «Maestro, ¿que he de hacer para tener en herencia vida eterna?» El le dijo: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees?» Respondió: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo». Díjole entonces: «Bien has respondido. Haz eso y vivirás». Pero él, queriendo justificarse, dijo a Jesús: «Y ¿quién es mi prójimo?» Jesús respondió: «Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de salteadores, que, después de despojarle y golpearle, se fueron dejándole medio muerto. Casualmente, bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verle, dio un rodeo. De igual modo, un levita que pasaba por aquel sitio le vio y dio un rodeo. Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al verle tuvo compasión; y, cercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y montándole sobre su propia cabalgadura, le llevó a una posada y cuidó de él. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y dijo: "Cuida de él y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva." ¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores?» El dijo: «El que practicó la misericordia con él». Díjole Jesús: «Vete y haz tú lo mismo».


Oración introductoria


Señor, dame la sabiduría y el amor para descubrir y actuar, buscando el bien de los demás, en las diversas situaciones de mi vida cotidiana. No permitas que el ajetreo de mis pendientes me haga pasar de largo y no ver a esa persona que necesita que me detenga a platicar con ella para darle consuelo o simplemente una sonrisa.


Petición


Señor, quiero amarte en los demás, con todo el corazón, con toda el alma y con todas mis fuerzas. Por eso pido a la santísima Virgen del Rosario, que celebramos hoy, que interceda por mí para que esta oración me ilumine y me ayude a nunca ser indiferente a las necesidades de los demás.


Meditación del Papa Francisco


Recordemos la parábola del buen samaritano: Jesús no propone como modelo el comportamiento del sacerdote y del levita, que evitan socorrer a quien había caído en manos de los ladrones, sino el del samaritano que ve la situación de aquel hombre y la afronta concretamente, asumiendo los riesgos. María ha pasado muchos momentos no fáciles en su vida, desde el nacimiento de Jesús, cuando "no había sitio para ellos en la posada", hasta el Calvario. Como una buena madre está a nuestro lado, para que no perdamos jamás el arrojo frente a las adversidades de la vida, frente a nuestra debilidad, frente a nuestros pecados: nos fortalece, nos señala el camino de su Hijo. Jesús, desde la cruz, dice a María indicando a Juan: "Mujer, ahí tienes a tu Hijo", y a Juan: "Ahí tienes a tu madre". En aquel discípulo estamos representados todos nosotros: el Señor nos encomienda en las manos llenas de amor y de ternura de la Madre, de modo que podamos contar con su ayuda para afrontar y vencer las dificultades de nuestro camino humano y cristiano; no temer las dificultades, afrontarlas con la ayuda de mamá. (S.S. Francisco, 4 de mayo de 2013).


Reflexión


Muchas lecciones les ha dado Nuestro Señor a los fariseos, pero ninguna tan bella como ésta. Es de esas ocasiones en las que Cristo da a conocer su doctrina y su mandamiento a todos los hombres, y lo hace de manera muy velada.


Amar al prójimo no es muy fácil, porque requiere donarse a los demás, y ese donarse cuesta, porque no a todos los tratamos o queremos de la misma manera. Por ello tenemos que lograr amar a todos por igual, sin ninguna distinción. Quererlos a todos, sin preferir a nadie. Es difícil mas no imposible.


Dios nos ha dado el ejemplo al vivir su propia doctrina: "no hay amor más grande que el que da la vida por sus amigos", pero Él no la dio solo por sus amigos, sino también por sus enemigos, y muchos santos han hecho lo mismo.


Propósito


Imitemos a Cristo en su vida de donación a los demás, y vivamos con confianza y constancia su mandamiento: "vete y haz tú lo mismo".


Diálogo con Cristo


Señor, Tú lo sabes todo: mi debilidad al amar a los demás, especialmente aquellos que están más cerca de mí, porque si hay impaciencia, si hay juicios temerarios, si hay indiferencia, no hay verdadero amor. Ayúdame a crecer en la convicción de que Tú me has creado para amar y servirte en esta vida y que sólo superando mi egoísmo mediante la vivencia del amor, podré gozar de Ti y alabarte eternamente en el cielo.



October 06, 2013 at 11:13PM

11:54 p.m.
Del santo Evangelio según san Lucas 17, 5-10

Dijeron los apóstoles al Señor; Auméntanos la fe. El Señor dijo: Si tuvierais fe como un grano de mostaza, habríais dicho a este sicómoro: Arráncate y plántate en el mar, y os habría obedecido. ¿Quién de vosotros tiene un siervo arando o pastoreando y, cuando regresa del campo, le dice: Pasa al momento y ponte a la mesa? ¿No le dirá más bien: Prepárame algo para cenar, y cíñete para servirme hasta que haya comido y bebido, y después comerás y beberás tú? ¿Acaso tiene que agradecer al siervo porque hizo lo que le fue mandado? De igual modo vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os fue mandado, decid: Somos siervos inútiles; hemos hecho lo que debíamos hacer.


Oración introductoria


Señor, te pido que aumentes mi fe, porque aunque soy católico, tiendo a creer sólo aquello que me conviene. Me comprometo en el apostolado, pero sin poner realmente todo mi esfuerzo. Que esta oración abra mi entendimiento y fortalezca mi voluntad para saber que soy capaz de mover montañas, si hago lo que tengo que hacer.


Petición


Jesús, dame la gracia de vivir con un espíritu de servicio profundo y, que cuando haya servido, esté convencido en lo profundo de mi corazón que sólo he hecho lo que tenía que hacer.


Meditación del Papa Francisco


Quisiera que nos hiciéramos todos una pregunta: Tú, yo, ¿adoramos al Señor? ¿Acudimos a Dios sólo para pedir, para agradecer, o nos dirigimos a él también para adorarlo? Pero, entonces, ¿qué quiere decir adorar a Dios? Significa aprender a estar con él, a pararse a dialogar con él, sintiendo que su presencia es la más verdadera, la más buena, la más importante de todas. Cada uno de nosotros, en la propia vida, de manera consciente y tal vez a veces sin darse cuenta, tiene un orden muy preciso de las cosas consideradas más o menos importantes. Adorar al Señor quiere decir darle a él el lugar que le corresponde; adorar al Señor quiere decir afirmar, creer – pero no simplemente de palabra – que únicamente él guía verdaderamente nuestra vida; adorar al Señor quiere decir que estamos convencidos ante él de que es el único Dios, el Dios de nuestra vida, el Dios de nuestra historia. (S.S. Francisco, 14 de abril de 2013).


Reflexión


¿Cuál es la diferencia entre un creyente y un ateo? ¿O qué distingue a una persona religiosa de otra que es indiferente a la religión? Por supuesto que muchas cosas. Pero yo creo que la diferencia más fundamental es, precisamente, la fe. Es muy diferente creer y no creer, tener fe o vivir como si Dios no existiera.


Muchas veces he preguntado a niños, jóvenes y adultos si es igual estar bautizado o no, tener fe o no tenerla; y qué es lo que hace la diferencia. Y, desafortunadamente, no siempre me lo han sabido decir. Yo estoy convencido de que existe un abismo entre uno y otro. La persona bautizada ha recibido, además de la purificación del pecado original y la filiación divina –que es un regalo verdaderamente increíble- el don incomparable de la fe. Y la fe cambia radicalmente la vida. Es como si un ciego de nacimiento comenzara a ver y pudiera contemplar toda la belleza de esta maravillosa creación que Dios ha hecho para nosotros. O como si un hombre encerrado en una cueva fuera, de pronto, llevado a la cima de una elevada montaña para contemplar desde las alturas todos los valles y el paisaje que se extiende delante de sus ojos.


Una persona con fe es tremendamente afortunada. Tiene en su mano la llave de la felicidad y el secreto para vivir en paz, con alegría y serenidad todos los momentos de su existencia, incluso los más difíciles e incomprensibles para nuestra pobre naturaleza humana. Muchas veces he podido asistir y acompañar a tantas personas en momentos terribles de dolor –ante la muerte de un ser querido o ante desgracias inesperadas— y siempre me han dado mucho que pensar. Unos, porque han sabido aceptar esos sufrimientos con una grandísima paz y serenidad, y siempre me han edificado muchísimo; y los otros porque, en las mismas circunstancias o ante situaciones menos dramáticas, se han rebelado contra Dios, se han desesperado y perdido temporalmente la luz e incluso la razón de su misma existencia....


¡De veras que la fe cambia radicalmente la vida! Y, por desgracia, en nuestro mundo secularizado de hoy –sobre todo acá en Europa— es cada vez más frecuente encontrar a gente que se declara agnóstica o que, siendo cristianos, viven una fe muy superficial y subjetiva; o que, por el ambiente tan materialista que los envuelve, parece como si Dios no existiese para ellos.


En el Evangelio de hoy, los discípulos le piden a nuestro Señor, a quemarropa: "Señor, auméntanos la fe". Seguramente, al lado de Cristo, ya habían aprendido lo que era la fe, y la diferencia tan abismal entre una persona creyente y otra incrédula. Jesús, antes de hacer cualquier milagro, ponía siempre la fe como condición para realizarlo. Aquella mujer sirofenicia, a pesar de no pertenecer al pueblo elegido, arrancó de Cristo la curación de su hijita gracias a su fe humilde y perseverante. Y aquel centurión romano –que también era "pagano"- logró de Jesús un milagro para uno de sus servidores enfermos, y nuestro Señor quedó profundamente conmovido ante una fe tan maravillosa. Fue también la fe de aquella mujer hemorroísa la que arrancó de Cristo su curación, después de doce años enferma y tras haber gastado toda su fortuna en médicos. Gracias también a la fe, Jairo consiguió que Jesús resucitara a su hijita muerta.


Todo el Evangelio está lleno de estos ejemplos. Y Cristo nos dice hoy algo muy impresionante. Tal vez, a fuerza de escucharlo, ya nos hemos acostumbrado. Pero fijémonos muy bien en sus palabras: "Si tuvierais fe como un granito de mostaza, dirías a esta morera: -Arráncate de raíz y plántate en el mar-, y os obedecería".


¿Cuántos de nosotros, que nos llamamos buenos cristianos –y que, seguramente lo somos- hemos hecho algún milagro? O mejor: ¿cuántos milagros hemos realizado hasta el día de hoy, gracias a nuestra fe en Cristo? Cristo cumple siempre su palabra. Entonces, ¿dónde está el problema? Tal vez en que nuestra fe es tan, tan pequeña que no llega ni siquiera al tamaño de un minúsculo granito de mostaza... Y no me estoy refiriendo yo a milagros "espectaculares". Cuando Cristo habla de trasplantar moreras y de mover montañas, se refiere no tanto a las montañas físicas, sino a las dificultades de la vida y a circunstancias aparentemente insuperables. La fe, si es auténtica, es capaz de remover obstáculos gigantescos.


En la segunda parte del Evangelio de hoy se nos presenta otro tema que, en apariencia, no tiene nada que ver con esta primera parte. Nuestro Señor nos pone el caso del criado que sirve a su amo en cuanto éste llega del campo. Y Jesús pregunta a sus discípulos: "¿Acaso deberá estar agradecido con el criado porque ha hecho lo mandado?". La frase, aunque cierta, podría desconcertarnos un poco, como si nuestro Señor nos estuviera diciendo que Dios no tiene por qué agradecer nuestros servicios. Aparte de que no se ve mucha relación con el tema de la fe, la afirmación parece un poco dura...


Pero vamos a explicarlo. Hay que decir, en primer lugar, que no tenemos que aplicar esta frase a Dios, sino a nosotros. O sea, Jesús no nos está revelando los sentimientos del Padre en relación con nosotros, sino que nos está indicando cuáles deben ser nuestros sentimientos y actitudes personales en nuestras relaciones con Dios. En otras palabras, nuestro Señor no se identifica con ese amo de la parábola, que con razón nos resulta un poco chocante: un arrogante señorón, mandón y orgulloso, que primero se interesa de sí mismo y luego de los demás. En realidad, el amo tiene el derecho de comportarse así con el criado, pero nos parece egoísta y pretencioso. Al menos, debería cuidar las buenas formas de educación, también con su criado.


Pero hay que mirar las cosas en sentido inverso. Es decir, desde la perspectiva del criado. Nosotros somos esos "siervos inútiles" del Evangelio. Y, cuando hayamos hecho todo lo que nos está mandado, digamos como el siervo de la parábola: "Somos unos siervos inútiles, y lo que teníamos que hacer, eso hicimos".


Somos nosotros los afortunados al haber sido llamados por Dios para su servicio. Es una honra y un santo orgullo poder ser contados entre los servidores de Dios. Y lo que necesitamos para cumplir bien con nuestro deber es, ante todo, una grandísima humildad, disponibilidad, empeño generoso y docilidad para servir y obedecer. Es un don gratuito el que hemos recibido de parte de Dios. ¡Y dichosos nosotros si nos comportamos así! Además, es lo único lógico y sabio que podemos hacer, siendo creaturas e hijos de un Padre tan generoso y tan bueno.


Esto, en definitiva, es también fe. No sólo es la capacidad para hacer milagros. Fe es también saber obedecer y servir a Dios con humildad, sencillez, amor y dedicación. La fe debe traducirse en obras. Si no –como nos dice el apóstol Santiago— "es una fe muerta" (cfr. St 2, 14-26) . La fe debe ser activa y operante para ser auténtica. Una fe amorosa hecha obediencia, humildad y servicio fiel a Dios nuestro Señor.


Propósito


Disponer lo necesario para que la asistencia en familia a la celebración dominical de la Eucaristía sea el momento más importante del día.



October 05, 2013 at 11:36PM

10:54 a.m.
¿Hasta cuándo, Señor, pediré auxilio sin que tú escuches, clamaré hacia ti: "¡Violencia", sin que tú salves? ¿Por qué me haces ver la iniquidad y te quedas mirando la opresión? No veo más que saqueo y violencia, hay contiendas y aumenta la discordia. El Señor me respondió y dijo: Escribe la visión, grábala sobre unas tablas para que se la pueda leer de corrido. Porque la visión aguarda el momento fijado, ansía llegar a término y no fallará; si parece que se demora, espérala, porque vendrá seguramente, y no tardará. El que no tiene el alma recta, sucumbirá, pero el justo vivirá por su fidelidad. October 04, 2013 at 05:00PM

10:54 a.m.
Vengan, alegres demos vivas al Señor, aclamemos a la Roca que nos salva; partamos a su encuentro dando gracias; aclamémosle con cánticos. ¡Entremos, agachémonos, postrémonos; de rodillas ante el Señor que nos creó! Pues él es nuestro Dios y nosotros el pueblo que él pastorea, el rebaño bajo su mano. Ojalá pudieran hoy oír su voz. «No endurezcan sus corazones como en Meribá, como en el día de Masá en el desierto, allí me desafiaron sus padres y me tentaron, aunque veían mis obras. October 04, 2013 at 05:00PM

10:54 a.m.
Por eso te recomiendo que reavives el don de Dios que has recibido por la imposición de mis manos. Porque el Espíritu que Dios nos ha dado no es un espíritu de temor, sino de fortaleza, de amor y de sobriedad. No te avergüences del testimonio de nuestro Señor, ni tampoco de mí, que soy su prisionero. Al contrario, comparte conmigo los sufrimientos que es necesario padecer por el Evangelio, animado con la fortaleza de Dios. Toma como norma las saludables lecciones de fe y de amor a Cristo Jesús que has escuchado de mí. Conserva lo que se te ha confiado, con la ayuda del Espíritu Santo que habita en nosotros. October 04, 2013 at 05:00PM

10:54 a.m.
Los Apóstoles dijeron al Señor: "Auméntanos la fe". El respondió: "Si ustedes tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, y dijeran a esa morera que está ahí: 'Arráncate de raíz y plántate en el mar', ella les obedecería. Supongamos que uno de ustedes tiene un servidor para arar o cuidar el ganado. Cuando este regresa del campo, ¿acaso le dirá: 'Ven pronto y siéntate a la mesa'? ¿No le dirá más bien: 'Prepárame la cena y recógete la túnica para servirme hasta que yo haya comido y bebido, y tú comerás y beberás después'? ¿Deberá mostrarse agradecido con el servidor porque hizo lo que se le mandó? Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les mande, digan: 'Somos simples servidores, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber'". October 04, 2013 at 05:00PM

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