Ártículos Más Recientes

10:58 a.m.
Hermanos: Seguramente ustedes oyeron hablar de mi conducta anterior en el Judaísmo: cómo perseguía con furor a la Iglesia de Dios y la arrasaba, y cómo aventajaba en el Judaísmo a muchos compatriotas de mi edad, en mi exceso de celo por las tradiciones paternas. Pero cuando Dios, que me eligió desde el seno de mi madre y me llamó por medio de su gracia, se complació en revelarme a su Hijo, para que yo lo anunciara entre los paganos, de inmediato, sin consultar a ningún hombre y sin subir a Jerusalén para ver a los que eran Apóstoles antes que yo, me fui a Arabia y después regresé a Damasco. Tres años más tarde, fui desde allí a Jerusalén para visitar a Pedro, y estuve con él quince días. No vi a ningún otro Apóstol, sino solamente a Santiago, el hermano del Señor. En esto que les escribo, Dios es testigo de que no miento. Después pasé a las regiones de Siria y Cilicia. Las Iglesias de Judea que creen en Cristo no me conocían personalmente, sino sólo por lo que habían oído decir de mí: "El que en otro tiempo nos perseguía, ahora anuncia la fe que antes quería destruir". Y glorificaban a Dios a causa de mí.

10:58 a.m.
Señor, tú me sondeas y me conoces, tú sabes si me siento o me levanto; de lejos percibes lo que pienso, te das cuenta si camino o si descanso, y todos mis pasos te son familiares. Tú creaste mis entrañas, me plasmaste en el seno de mi madre: Te doy gracias por tantas maravillas, admirables son tus obras y mi alma bien lo sabe. Te doy gracias por tantas maravillas, admirables son tus obras y mi alma bien lo sabe. te doy gracias porque fui formado de manera tan admirable. ¡Qué maravillosas son tus obras! Tú conocías hasta el fondo de mi alma y nada de mi ser se te ocultaba, cuando yo era formado en lo secreto, cuando era tejido en lo profundo de la tierra.

10:58 a.m.
Jesús entró en un pueblo, y una mujer que se llamaba Marta lo recibió en su casa. Tenía una hermana llamada María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra. Marta, que estaba muy ocupada con los quehaceres de la casa, dijo a Jesús: "Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude". Pero el Señor le respondió: "Marta, Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas, y sin embargo, pocas cosas, o más bien, una sola es necesaria. María eligió la mejor parte, que no le será quitada".

10:58 a.m.
        “Una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Tenía Marta una hermana llamada María.” Si nuestro corazón es el lugar donde reside Dios, es justo que estas dos mujeres también estén allí: una, sentada a los pies de Jesús para escucharlo, la otra ocupada en darle de comer. Mientras Cristo esté en la tierra, pobre, hambriento, sediento, tentado, será necesario que estas dos mujeres habiten en la misma casa, que en un mismo corazón residan estas dos actividades...         Así, pues, durante esta vida de miseria y trabajos es necesario que Marta habite en vuestra casa... Mientras tengamos necesidad de comer y de beber, tendremos también necesidad de dominar nuestras pasiones, nuestro cuerpo por los desvelos, del ayuno y del trabajo. Esta es la parte de Marta. Pero también hace falte que esté presente en nosotros María, la actividad espiritual, ya que no nos debemos entregar sin cesar a los ejercicios corporales, también nos hace falta descansar, gustar cuán bueno y cuán suave es el Señor, sentarnos alos pies de Jesús y escuchar su Palabra.

Hermanos Franciscanos

Formulario de contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *

Con tecnología de Blogger.