Ártículos Más Recientes

11:27 a.m.
Hermanos: Los hombres deben considerarnos simplemente como servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios. Ahora bien, lo que se pide a un administrador es que sea fiel. En cuanto a mí, poco me importa que me juzguen ustedes o un tribunal humano; ni siquiera yo mismo me juzgo. Es verdad que mi conciencia nada me reprocha, pero no por eso estoy justificado: mi juez es el Señor. Por eso, no hagan juicios prematuros. Dejen que venga el Señor: él sacará a la luz lo que está oculto en las tinieblas y manifestará las intenciones secretas de los corazones. Entonces, cada uno recibirá de Dios la alabanza que le corresponda.

11:27 a.m.
Confía en el Señor y practica el bien; habita en la tierra y vive tranquilo: que el Señor sea tu único deleite, y él colmará los deseos de tu corazón. Encomienda tu suerte al Señor, confía en él, y él hará su obra; hará brillar tu justicia como el sol y tu derecho, como la luz del mediodía. Aléjate del mal, practica el bien, y siempre tendrás una morada, porque el Señor ama la justicia y nunca abandona a sus fieles. Los impíos serán aniquilados y su descendencia quedará extirpada, La salvación de los justos viene del Señor, él es su refugio en el momento del peligro; el Señor los ayuda y los libera, los salva porque confiaron en él.

11:27 a.m.
En aquel tiempo, los escribas y los fariseos dijeron a Jesús: "Los discípulos de Juan ayunan frecuentemente y hacen oración, lo mismo que los discípulos de los fariseos; en cambio, los tuyos comen y beben". Jesús les contestó: "¿Ustedes pretenden hacer ayunar a los amigos del esposo mientras él está con ellos? Llegará el momento en que el esposo les será quitado; entonces tendrán que ayunar". Les hizo además esta comparación: "Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo para remendar uno viejo, porque se romperá el nuevo, y el pedazo sacado a este no quedará bien en el vestido viejo. Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque hará reventar los odres; entonces el vino se derramará y los odres ya no servirán más. ¡A vino nuevo, odres nuevos! Nadie, después de haber gustado el vino viejo, quiere vino nuevo, porque dice: El añejo es mejor".

11:27 a.m.
     Entre todos los movimientos del alma, sus sentimientos y afectos, el amor es el único que permite a la criatura responder a su Creador, si no de igual a igual, por lo menos de semejante a semejante... El amor del Esposo, o mejor dicho, el Esposo que es Amor no pide otra cosa sino amor recíproco y fidelidad. Que le sea posible a la esposa devolver amor por amor. ¿Cómo no amará siendo esposa y esposa del Amor? ¿Cómo no será amado el Amor? Ella pues, tiene razón al renunciar a cualquier otro afecto para poder consagrarse totalmente al amor, puesto que se le da la posibilidad de corresponder al Amor con un amor recíproco.      Pero, aunque ella se fundiera toda entera en amor ¿qué sería esto comparado con el torrente de amor eterno que brota de la misma fuente? La oleada que fluye de la que ama no es tan abundante como la que fluye del Amor, la del alma como la del Verbo, la de la esposa como la del Esposo, la de la criatura como la del Creador; la abundancia no es la misma la de la fuente que la del que viene a beber... Así pues, ¿los suspiros de la esposa, su amoroso fervor, su espera llena de confianza, todo ello será en vano porque en la carrera no puede rivalizar con el campeón (Sl 18,6), ni ser tan dulce como la misma miel, ni tan tierna como el cordero, ni tan blanca como el lirio, luminosa como el sol, e igual en amor a aquel que es el Amor? No. Porque si bien es verdad que la criatura, en la medida en que es inferior al Creador, ama menos que él, puede amarle con todo su ser, y nada falta allí donde hay totalidad...      Este es el amor puro y desinteresado, el amor más delicado, tan apacible como sincero, mutuo, íntimo, fuerte, que une a los dos amantes no en una sola carne sino en un solo espíritu, de manera que ya no son dos sino uno solo, según dice san Pablo: «El que se une al Señor es un espíritu con él» (1C 6,17)..

2:45 a.m.
Bloch-Sermon_On_The_Mount


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               *”Verbum Spei”*

       _”Palabra de Esperanza”_

      

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*22° Jueves Tiempo Ordinario*

*El Evangelio de hoy*

*Lucas 5, 1-11*
En aquel tiempo, Jesús estaba a orillas del lago de Genesaret y la gente se agolpaba en torno suyo para oír la palabra de Dios. Jesús vio dos barcas que estaban junto a la orilla. Los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. Subió Jesús a una de las barcas, la de Simón, le pidió que la alejara un poco de tierra, y sentado en la barca, enseñaba a la multitud.

Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: “Lleva la barca mar adentro y echen sus redes para pescar”. Simón replicó: “Maestro, hemos trabajado toda la noche y no hemos pescado nada; pero, confiado en tu palabra echaré las redes”. Así lo hizo y cogieron tal cantidad de pescados, que las redes se rompían. Entonces hicieron señas a sus compañeros, que estaban en la otra barca, para que vinieran a ayudarlos. Vinieron ellos y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían.

Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús y le dijo: “¡Apártate de mí, Señor, porque soy un pecador!” Porque tanto él como sus compañeros estaban llenos de asombro, al ver la pesca que habían conseguido. Lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.

Entonces Jesús le dijo a Simón: “No temas; desde ahora serás pescador de hombres”. Luego llevaron las barcas a tierra, y dejándolo todo, lo siguieron.

*Reflexión:*

Hoy se tiene la tentación de pensar que la Palabra de Dios, lo que leemos en el Evangelio, o en general, en la Sagrada Escritura, tiene el mismo valor que la que está escrito en cualquier otro libro. Hoy, Pedro, un experimentado pescador, se pone a escuchar lo que para un hombre de su experiencia resultaría una ilógica petición, la cual proviene de un carpintero.

Sin embargo, la Escritura nos dice que antes de invitar a Pedro a pescar, Jesús había predicado a los que se reunieron en torno a la barca. Seguramente que lo que escuchó Pedro de labios de Jesús, lo animó a intentar una acción fuera de toda lógica dentro de su oficio. El resultado: una gran pesca. Pedro, entonces, a pesar de ser un hombre experimentado reconoce que la Palabra de Jesús no es como la de cualquier hombre.

Y a pesar de ser un experto en la materia se deja conducir por la palabra del Maestro. Debemos, pues, por un lado, escuchar más seguido y con mucha atención la Palabra de Jesús que tenemos en los evangelios y, por otro lado, reconocer que esa palabra no es la de cualquier hombre, no es simplemente la palabra del Carpintero de Nazaret, sino que es la palabra de Dios, la cual tiene poder. Date tiempo para leer la Sagrada Escritura y aprende a dejarte conducir por ella. 

(Evangelización Activa).

*Oración:*

Señor Jesús, me presento ante Ti con la seguridad de que me amas y me brindas tu protección en todos los encuentros inesperados cargados de obstáculos y dificultades. Amén.
*Acción:*

Hablaré sólo cosas buenas y positivas de los demás, alentando y dando esperanzas a todos; sin importar si mi mundo se me esté viniendo encima.

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         *”Nuntium Verbi Dei”*   

_”Mensaje de la palabra de Dios”_

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Hermanos Franciscanos

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