Ártículos Más Recientes

10:47 a.m.
Entonces, yo mismo vendré a reunir a todas las naciones y a todas las lenguas, y ellas vendrán y verán mi gloria. Yo les daré una señal, y a algunos de sus sobrevivientes los enviaré a las naciones: a Tarsis, Put, Lud, Mésec, Ros, Tubal y Javán, a las costas lejanas que no han oído hablar de mí ni han visto mi gloria. Y ellos anunciarán mi gloria a las naciones. Ellos traerán a todos los hermanos de ustedes, como una ofrenda al Señor, hasta mi Montaña santa de Jerusalén. Los traerán en caballos, carros y literas, a lomo de mulas y en dromedarios -dice el Señor- como los israelitas llevan la ofrenda a la Casa del Señor en un recipiente puro. Y también de entre ellos tomaré sacerdotes y levitas, dice el Señor.

10:47 a.m.
Ustedes se han olvidado de la exhortación que Dios les dirige como a hijos suyos: Hijo mío, no desprecies la corrección del Señor, y cuando te reprenda, no te desalientes. Porque el Señor corrige al que ama y castiga a todo aquel que recibe por hijo. Si ustedes tienen que sufrir es para su corrección; porque Dios los trata como a hijos, y ¿hay algún hijo que no sea corregido por su padre? Es verdad que toda corrección, en el momento de recibirla, es motivo de tristeza y no de alegría; pero más tarde, produce frutos de paz y de justicia en los que han sido adiestrados por ella. Por eso, que recobren su vigor las manos que desfallecen y las rodillas que flaquean. Y ustedes, avancen por un camino llano, para que el rengo no caiga, sino que se cure.

10:47 a.m.
Jesús iba enseñando por las ciudades y pueblos, mientras se dirigía a Jerusalén. Una persona le preguntó: "Señor, ¿es verdad que son pocos los que se salvan?". El respondió: "Traten de entrar por la puerta estrecha, porque les aseguro que muchos querrán entrar y no lo conseguirán. En cuanto el dueño de casa se levante y cierre la puerta, ustedes, desde afuera, se pondrán a golpear la puerta, diciendo: 'Señor, ábrenos'. Y él les responderá: 'No sé de dónde son ustedes'. Entonces comenzarán a decir: 'Hemos comido y bebido contigo, y tú enseñaste en nuestras plazas'. Pero él les dirá: 'No sé de dónde son ustedes; ¡apártense de mí todos los que hacen el mal!'. Allí habrá llantos y rechinar de dientes, cuando vean a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, y ustedes sean arrojados afuera. Y vendrán muchos de Oriente y de Occidente, del Norte y del Sur, a ocupar su lugar en el banquete del Reino de Dios. Hay algunos que son los últimos y serán los primeros, y hay otros que son los primeros y serán los últimos".

10:47 a.m.
Prestad atención, hermanos muy amados: las santas Escrituras se nos han transmitido, por decirlo de alguna manera, como si fueran cartas venidas de nuestra patria. En efecto, nuestra patria es el paraíso; nuestros padres son los patriarcas, los profetas, los apóstoles y los mártires; nuestros conciudadanos son los ángeles; nuestro rey, Cristo. Cuando Adán pecó, nosotros, por así decir, fuimos echados al exilio de este mundo. Pero, puesto que nuestro rey es fiel y misericordioso mucho más de lo que se puede pensar o decir, se dignó enviarnos, por mediación de los patriarcas y profetas, las santas Escrituras, como si fueran cartas de invitación mediante las que nos invitaba a nuestra eterna y primera patria… Por su inefable bondad nos ha invitado a reinar con él. En estas condiciones ¿qué idea se hacen de ellos mismos los servidores que… no se dignan leer las cartas que nos invitan a la bienaventuranza del Reino?... “El que ignora será ignorado” (1C 14,38). Ciertamente, el que, por la lectura de los textos sagrados descuida negligentemente buscar a Dios en este mundo, Dios, a su vez, rehusará admitirlo en la bienaventuranza eterna. Con razón debe temer que se le cierren las puertas, que se le deje fuera con las vírgenes necias (Mt 25,10) y que merezca escuchar: “No sé quienes sois; no os conozco, alejaos de mí, todos los que habéis hecho el mal”… El que quiere ser favorablemente escuchado por Dios, debe comenzar por escuchar a Dios. ¿Cómo tendrá cara para querer que Dios le escuche favorablemente, si le hace tan poco caso y descuida leer sus preceptos?

Hermanos Franciscanos

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