Source: https://www.spreaker.com/user/fraynelson/retiro-sacerdotal-14-de-20-la-oracion-de 14. La oración de Cristo * Cuatro cualidades suele destacar nuestro pueblo cuando habla bien de un sacerdote: (1) "Es un hombre de Dios" (piedad, oración); (2) "Es buen predicador; se le entiende" (predicación); (3) "Es un hombre caritativo, comprometido con la gete necesitada" (caridad, amor a la justicia); (4) "Está disponible para la misa y la confesión; está cuando se le necesita" (dimensión sacramental). Es bueno preguntarnos cómo vivió Cristo estas mismas cuatro dimensiones. Empezamos por la oración. * En el ministerio de Cristo, la oración ocupa un lugar discreto pero muy claro e importante. La expresión: "se retiró a orar" está con frecuencia en los Evangelios, sobre todo en Lucas. * Lucas destaca la oración en momentos claves; el bautismo; la madrugada, en lugares desiertos; la elección de los discípulos; en la multiplicación de los panes; al retorno de los setenta y dos; cuando enseña el Padrenuestro; en la transfiguración; en la Última Cena; en la oración en el Huerto; en la Cruz. * En los Evangelios, Cristo enseña a orar con confianza de hijos, con una gran fe y con perseverancia, sobre todo cuando se trata de vencer al demonio. Nuestra oración debe ser humilde como la del publicano. QCristo acude a las sinagogas, que eran lugares de oración y predicación. Quiere además que el templo sea respetado como "casa de oración." Advierte a todos que hay que velar y orar para no caer en la tentación, y que sobre todo es preciso orar en los últimos tiempos para poder resistir lo que ha de venir. * ¿Qué es la oración para Cristo? Podemos entender que es descanso y restauración; luz que le permite discernir los signos de los tiempos y la voluntad del Padre; fuente de fortaleza. Pero sobre todo: es la expresión, en esta tierra, de su perfecta unión con el Padre. * Nota sobre la fe y la oración: la convicción perfecta, sin sombra de dudas, hace que las cosas sucedan; pero esa convicción no es el fruto de sugestión o repetición sino de la unión consciente y creciente con Dios mismo.
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