
Enséñame la discreción y la sabiduría, porque confío en tus mandamientos. Me hizo bien sufrir la humillación, porque así aprendí tus preceptos. Yo sé que tus juicios son justos, Señor, y que me has humillado con razón. Todo subsiste hasta hoy conforme a tus decretos, porque todas las cosas te están sometidas. Yo soy tu servidor: instrúyeme, y así conoceré tus prescripciones. La explicación de tu palabra ilumina y da inteligencia al ignorante.
Publicar un comentario